— Sí, claro. Ajá... Muy bien, estaremos ahí en 20 minutos— y la señorita Nomi termina la llamada con notable felicidad en su rostro, para después dirigirse a la sala general donde sus pequeños se están preparando para salir—. Bueno, niños, ¿Ya tienen todo lo necesario?
— ¡Sí!— responden la mayoría de ellos.
— Para los que aún no, tienen cinco minutos— sentencia alegre y se dirige a la cocina para repasar una vez más lo que tienen que llevar ellas.
— ¿Me ayudas a revisar mis cosas, Takemichi?
— Claro, Hina— afirma contento recibiendo una pequeña hoja de la castaña para leerla en voz alta—. Galletas hechas en casa.
— Listo— expresa mientras ve en el interior de su mochila.
— Papalotes de colores.
— Listo.
— Pañuelos.
— Listo— saca un par para quitarse de las manos el pegamento que se le quedó por hacer los papalotes.
— ¿Mantita protectora?— cuestiona confuso, pues le recordó a alguien.
— Ouh... No, no, no, no...— revisa al fondo de su mochila pero no hay nada—, ¡No está!
— Mmmh...— se lleva su dedo indice a su barbilla en señal de recordar algo común en esta situación—, de seguro él la volvió a tomar.
— ¡Jumh! ¡Vayamos a buscarlo de inmediato!— expresa comenzando a correr y Hanagaki lanza al aire la hoja para seguirle el paso.
Ambos llegan a la sala de descanso, donde ya todo está arreglado con excepción de un pequeño futón donde está un dormilón.
— Mikey— lo llaman al mismo tiempo, aunque Tachibana en tono de regaño y Takemichi con voz tranquila para despertarlo.
Al ver que no responde, la pequeña lo sacude un poco.
— Mikey, despierta, ya casi nos vamos y...— le quita un poco las sábanas para ver su cara y lo encuentra aferrado a su manta favorita—, tienes mi mantita otra vez— le regaña molesta; no tiene problema con que la tenga, pero sí con que la tome sin permiso.
— Mmmh... Cinco minutos más...— logra articular sin abrir los ojos y haciéndose aún más bolita, cosa que le pareció tierno a Hinata y chistoso a Hanagaki.
Entre los dos le quitaron todas las sábanas que lo cubrían, saben que en otoño hace frío, pero incluso todas esas telas encima se les hacía muy caluroso. Lo movieron para que se despertara, lo llamaban repetidas veces, e incluso lo sobornaron con comida pero no reaccionaba para nada, solo repetía cinco minutos más de manera perezosa.
— ¡Ya llegaron por nosotros, vámonos pequeños!
Las palabras de la mayor que escucharon en la otra habitación los sorprendió y asustó un poco.
— ¡Tenemos que irnos!— expresa el blondo viendo por el marco de la puerta cómo los demás ya se formaron y se marchan de ahí en fila.
— ¡Despierta ya, Mikey!— en un momento de desesperación, Tachibana lo toma del cuello de su chaqueta y lo sacude unas cuantas veces, pero solo escucha un ronquido del otro—. Como que ya me está preocupando— ahora suena temerosa, sabe que su amigo es dormilón pero esto ya es demasiado.
Ante esa situación, el de ojos azules se detiene a pensar una idea rápida para que los tres se vayan con los demás de una vez y finalmente un foco imaginario se ilumina sobre su cabeza.
— Tengo una idea, Hina— expresa sonriente mientras toma la manta favorita de Manjiro y la de ella.
Este es el tipo de cosas que solo se le puede dejar en manos del blondo y su creatividad para tratar con el rubio cenizo, confía que alcanzarán a los demás a tiempo.
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La "Guardería"
FanfictionSerie de One Shot's relatando diferentes situaciones en la vida diaria de los pequeños personajes, en las que nuestro héroe llorón se verá envuelto, conviviendo y ganándose la confianza y respeto de quiénes llegarán a conocerlo. - AU de recuentos de...