La "Guardería"

"Para el hijo único"

Ese día se había levantado temprano, incluso antes que su madre, a quien sorprendió cuando lo vió salir del baño listo para empezar el día, se siente emocionado, alegre y con mucha energía, no es para menos, su cumpleaños significa fiesta, regalos, pastel y juegos.

Él también se merece un día como esos, uno especial donde todo parece estar bien.

Acomodó mejor su uniforme en la entrada, tan brillante como siempre, se colocó sus zapatos y se encaminó con su madre hacia su segunda casa.

— Estás muy animado hoy, Keisuke— sujeta firmemente su mano mientras va dando pequeños saltos en el camino.

— Porque voy a jugar mucho con mis amigos— sonríe de oreja a oreja, en su mente pasó media ToMan y se detuvo en alguien especial, Takemichi.

Sus mejillas se colorearon un poco al recordarlo, ese día tenían planeado jugar con sus mini versiones de marionetas en el patio y recrear la segunda parte de su historia que dejaron pendiente la última vez.

Mientras imagina todos los escenarios en su cabeza, finalmente llegaron a la entrada de la guardería.

— Recuerda, vendré por ti y un par de amigos temprano, no se demoren— explica colocándole su mochila.

— ¿Pueden ser cuatro?— negocia con su mejor carita de súplica.

La mayor lo medita unos segundos, tal vez su casa alcance para recibir a un par más.

— Solo porque hoy es tu día, Keisuke— acepta finalmente, recibiendo un ¡Sí! victorioso de su pequeño—. Pero si quieres que se queden a dormir llamaré antes a sus madres y si no se puede, es que no se puede, ¿Entendido?

— Está bien— y salió corriendo en dirección a la entrada principal.

— ¡Ey, ¿No olvidaste algo?!— le reclama a la distancia.

El pelinegro tuvo que detenerse abruptamente, dar media vuelta y volver sobre sus pasos para darle un gran abrazo a su mamá.

Estaba por irse nuevamente pero la mayor lo sujetó y le dió un gran beso en la mejilla, poniéndolo un tanto incómodo.

— Ya me voy, má— se aleja para poder respirar un poco.

— Ay, tienes tanta prisa y somos de los primeros en llegar— expone apretando una de las mejillas del pequeño, quien se tuvo que sobar por el dolor.

Procedieron a despedirse y ambos emprendieron camino a sus destinos.

Baji llegó a su respectiva habitación tan animado y lo primero que hizo fue darle de comer a su mascota acuática, quien le alegró verlo tan feliz a su dueño.

De pronto, al pelinegro le cubrieron los ojos con unas manos pequeñas, dicha persona se encuentra detrás de él.

— ¿Quién soy?

No distingue el tono, esa persona finge la voz a una más aguda.

— Eh... Esto... ¿Me repites la pregunta?— fue lo que atinó a cuestionar para tener más pistas.

El desconocido contiene una risita pero recupera la compostura a tiempo antes de delatarse.

— ¿Que quién soy?

El pelinegro lo procesa un momento, por la risa anterior que logró percibir ya tiene un nombre en mente, sin embargo, no se arriesgará tan rápido.

Con ayuda de su tacto, tocó las manos que cubren sus ojos y percibió que no tiene una pulsera en su muñeca, así descarta a Chifuyu y al mismo tiempo a Kazutora, entonces solo pude ser...