"Para el hermano pequeño"

305 42 0
                                    

— ¡Ya llegó, ya está aquí!— repite una vez más mientras se acerca al cumpleañero—, ¡Vámonos ya, hermano!

— Ya voy...— suena cansado, tanto que hasta sus ojitos se ven perezosos sin querer ver nada.

— ¿Aún tienes sueño?— pasa su mano de arriba a abajo enfrente del otro, que parece no reaccionar ante eso.

— Solo un poco...— responde antes de soltar un bostezo, cosa que contagió a un amigo de Tenjiku que iba pasando a su lado.

Continúan su camino a la entrada principal de la guardería, donde se encontrarán con su rubio favorito.

— ¿En serio no pudiste dormir aunque sea un poco?— cuestiona extrañado, pues su hermanito es de los que suelen dormir temprano.

— Estaba tan ansioso que solo dormí como cinco horas— responde sin soltar la mano de Ran para que no se caiga o pierda por tener los ojos cerrados.

— Pero eso no es bueno— escuchan una tercera voz acercarse—. Tenemos que dormir entre nueve y diez horas, es necesario para nuestro crecimiento— anuncia con preocupación en su voz mientras va al encuentro con los hermanos Haitani.

— Hola, Hanagaki— el primero en saludar fue Ran, por eso está tan contento, por ver al héroe llorón de ToMan.

— Hola...— Takemichi detuvo su saludo a la mitad por escuchar tal vez el bostezo número 10 de Rindō ese día—, ¿Tan mal durmió?— vuele a sonar preocupado.

— Bueno, no puedo culparlo— habla en tono comprensivo—, yo también estaría emocionado de pasar tiempo contigo toda una tarde y no podría dormir, Hanagaki— vuelve a dedicarle una pequeña pero bonita sonrisa al nombrado. Si Rindō bosteza tanto, entonces Ran parece sonreír más bonito.

— Tengo una idea— guarda en su bolsillo el foco imaginario que apareció encima su cabeza después de decir eso—, ¿Qué tal si vamos a su casa a dormir una pequeña siesta y después vamos a dónde tengamos que ir?

Ante la propuesta, el Haitani mayor mostró una pequeña sonrisa en acuerdo y el menor una cara molesta en desacuerdo.

— Pero no llegaremos a la inauguración a tiempo— refuta el cumpleañero tratando de mantenerse despierto.

— Oye, tienes que descansar un poco o será malo para tu salud después, ¿No crees?— insiste el blondo porque sabe que puede ser necio a veces.

— Él tiene razón, hermano— lo apoya el hermano mayor casi de inmediato—. Además, ¿De qué serviría ir allá si estás cansado? Así no podrás disfrutarlo— su lógica es innegable.

Ahora esos dos lo están persuadiendo con la mirada más tierna que pueden tener y ante esa presión a Rindō no le queda de otra más que acceder, además de que sí está algo cansado.

El peque suelta un suspiro resignado antes de aceptar.

— Está bien.

— ¡Siii!— ambos se atreven a expresar triunfantes.

— Pero solo serán un par de horas, ¿Ok?— añade cómo condición definitiva.

— Ok.

— Claro.

Sin más, fueron directamente al auto de la madre de Takemichi, quien los llevará al pequeño refugio de los Haitani.

El blondo en cierto modo está emocionado por eso, ya que nunca a ido a su casa y ver dónde viven será interesante. Sabe que sus padres a menudo no están ahí, por eso se quedan solos la mayor parte del tiempo y solo tienen a alguien que los supervisa un par de veces al día; por eso prefieren estar en la guardería.

La "Guardería"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora