20. No Light, No Light (Parte 1)

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Vuelvo al jardín exterior y ella sigue ahí, como la dejé.

– Vamos – le digo al acercarme haciendo una seña con la cabeza.

– ¿A dónde?

– Menos pregunta Dios y más perdona – contesto sin más tomando su mano e ingresando de nuevo a la fiesta.

Solo cuando ve que me dirijo a la puerta de salida toma más fuertemente mi agarre y tira un poco de mí haciendo que me detenga.

– ¿Qué? – le pregunto, pero me mira con duda y vuelve a ver hacia adentro – Sí, nos estamos yendo.

– Ammm, no sé si debería. Jungkook y...

– Él se fue hace como un par de horas atrás – le contesto ahorrándole la mentira que sea que esté por lanzar – Tú te quedaste por... déjame adivinar. ¿Hacer nuevas amistades con directivos de la firma?

Le pregunto con sarcasmo porque sabemos la verdadera razón, aún así no me contesta.

– Oh, está bien. Quédate. Aún quedan algunos peces gordos – digo soltando su mano – Pero yo me voy.

Solo alcanzo a dar dos pasos cuando ya siento su mano tomando mi brazo y caminando a mi lado.

– Woojin está estacionado cerca, solo déjame mandarle un mensaje y pasará por nosotras.

– Mándale un mensaje – concuerdo – Dile que tiene lo que queda de la noche libre.

La escucho suspirar cuando nos detenemos en un semáforo rojo.

Deben ser como las 4 de la mañana ya. La oscura y húmeda noche nos deja ver las luches de la ciudad. En el parabrisas brillan algunas gotas gracias a ellas.

– Así que... – dice cortado el prolongado silencio en el que nos sumergimos desde que salimos del salón – ¿Sabes conducir, TzuTzu?

– No ¿Qué va? Por eso estoy conduciendo – digo a forma de broma mientras arranco de nuevo con la señal en verde.

Pensé que nos iba a tomar más trabajo salir del salón, temía por los paparazzi, pero al parecer la llovizna y las elevadas horas nos jugaron a favor.

Aparte, el auto nuevo de Tae tiene vidrios polarizados y debo admitirlo, está muy lindo. El chico de verdad se esfuerza por ser un Don Juan, bien por él. Sabe lo que quiere.

– ¿Tú no sabes conducir? – le pregunto.

– Sí. Sí sé, pero prefiero no hacerlo.

– ¿De verdad? – pregunto con marcada incredulidad y sarcasmo, mirándola de costado y ella fuerza una sonrisa. Me vuelvo a concretar al volante.

– ¿A dónde vamos, por cierto? ¿Sabes de algún buen bar que tenga la cocina abierta tan tarde?

– Pues, algo así.

– Quiero un combo Magnífica con papas y bebida grande.

– ¿McDonald's? ¿De verdad?

Vuelvo mi vista a Sana y esta aún parece no poder creerlo.

– Yo también prefiero más Burger King, pero McDonald's nos quedaba más cerca – aclaro mientras cercioro que mi pedido fue entendido – ¿Entonces? – pregunto para ordenar por ella, pero aún está de brazos cruzados y no me mira.

Me pregunto en que habría estado pensando cuando lo saqué de la fiesta. ¿En un bar elegante? ¿En que iba a cocinar para ella en el hotel?

– ¿No me vas a decir que quieres? – insisto – ¿Pido por ti? – nada – Okey... una ensalada con un poco...

𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐆𝐎 ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora