11. This Love

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Que algo tan lindo me haga tanto mal es una pena.

Luego de esas palabras me la quedé viendo, y algo me decía que lo que escuché era cierto. Después de todo, se notaba que había ido a buscarme.

La idea de pensar que se había preocupado por vestirse de una forma que a mí me gustara era agradable. Me hacía sentir importante, y no renegué de ese sentimiento.

– Tienes esa cara... – comentó con cierta felicidad.

– ¿Cuál cara? – pregunté sin comprender.

– La que me dice que te da gusto algo – camina dos pasos hacia mí – El que haya pensado en ti y me preocupé que me vieras bonita – otros pasos donde pone sus manos para atrás y me da una expresión inocente y simpática – Y está bien. Es la verdad, ¿sabes?

Ya la tengo en frente, y sonríe aún más complacida, supongo que al ver mi estado de embelesamiento.

– A mí también me da gusto saber que conseguí lo que quería – sigue hablando. Y creo que se terminaría por acercar más si no fuera porque una bocina la interrumpió.

Miró hacia un costado y luego volvió hacia mí.

– Parece que ya nos vinieron a buscar. Ahora, si me acompañas...

Y por respuesta le doy una corta sonrisa y un leve asentimiento. Eso le basta para darse la vuelta y comenzar a caminar a una pequeña limosina.

No es hasta que está algo lejos que todo el aire que estaba conteniendo es liberado en un pesado exhalar.

En estas condiciones en las que me encuentro, me es difícil mantener mis pensamientos al margen, pero se nota que lo que siente mi cuerpo ya está fuera de mis dominios.

"No" me digo mientras sacudo un poco mi cabeza y me niego a olvidar todo lo que pasó entre nosotras, como dolió y como malinterpreté las cosas. No estoy dispuesta a que pase de nuevo.

Cuando mi vista vuelve a Shiba veo que aún me espera en la puerta de la limo con una sonrisa de costado.

Me encamino hacia ella, lo más firme y tranquila que puedo. Que sepa que estoy en mis cabales y que no puede sacar provecho de eso.

– Entonces... – me dice luego de yo ya estoy acomodada en el asiento trasero y ella sube cerrando la puerta – ¿A dónde vamos?

Suspiro pesadamente e intento que mi frustración no se note... tanto.

– Tae aún no me ha contestado la dirección del hotel en donde estamos, y tampoco recuerdo el nombre.

– Oh... ¿Y por qué no le mandas un mensaje a tu manager para que te lo facilite?

– Porque todo esto fue idea de Tae, y la idea era alejarnos de todo lo referido al trabajo... de hecho, nos pareció a ambos no decirle a nadie para burlarnos de cómo se desesperan por encontrarnos – termino narrando al recordar como todo parecía una buena idea – El.Mejor.Plan.Ever.

La escucho reír pero ni siquiera me molesto en verla. Prefiero la ventana, en donde la limo ya está pasando por la entrada del club y en efecto puedo ver algunos camarógrafos y personas curiosas, no muchas, pero las suficientes como para que, con el alcohol que llevo encima, me desespere.

Los vidrios son polarizados, así que estoy a salvo, de hecho me sentiría muy a gusto si no fuera por la presencia de la chica que tengo al lado. La parte interior del coche es espaciosa y los asientos color crema son muy cómodos.

La primera pregunta cruza mi cabeza y siento como aprieto fuerte los labios para no exteriorizarla.

¿A cuántas chicas habrá traído aquí? ¿Qué habrá hecho con ellas aquí? ¿El tipo que conduce piensa que soy una de sus zorras? ¿Se divertirá escuchando los gemidos justo detrás de él? ¿Sabrá más que yo? Seguramente sabrá más que yo sobre todo esto...

𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐆𝐎 ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora