Capítulo XIII

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Furen, una de las cuatro principales ciudades de Arunas, un lugar tan desconocido como diferente, en el que, varios de ellos, se sumergían por primera vez.

Annelise, solo había salido de Cornebu para ir a Gricia y no le había salido como esperaba, por lo que, entrar en otro nuevo reino, despertaba unas mariposas que revoloteaban sin control en su interior.

⏤Hemos llegado ⏤avisó Alastair al ver un lujosos carruaje junto con varios grupos de guardias subidos o terminando de amarrar los arneses de sus serpientes.

⏤¿Y ahora? ⏤preguntó Astrid confusa.

⏤¿Ahora? ⏤volvió a preguntar Alastair, sonrió mientras se bajaba de un salto y miraba el carruaje⏤. Ahora toca descansar y llegar tranquilos. Nos merecemos un descanso.

El carruaje era espacioso, con una parte superior a la que te podías subir gracias a una escalerilla lateral. En el interior, dos bancos acolchados con respaldos que llegaban hasta el techo, de dos metros de largo y casi uno de ancho cada uno, se encontraban enfrentados, con una mesa baja entre ellos. Varias jarras de bebida y tablas de manjares reposaban en brillantes cuentos de oro y cristal sobre la gran mesa.

Las tripas de Annelise y Rhys rugieron al unísono provocando sutiles risas entre los demás.

Al subirse y sentarse, parecía incluso más amplio que el carro con el que huyeron de Etricane. Annelise pasó con delicadeza las yemas de sus dedos sobre la suave tapicería anaranjada que cubría elegamente las paredes, sintiendo un escalofrío que la hizo sonreír a la vez que su piel se erizaba.

Nunca había viajado con la realeza, ni subido a un carro de esa lujosidad... Había tantas cosas, que se había dado cuenta que nunca había hecho, que empezó a sentir que se perdería al enumerar todas las que tacharía tras su aventura.

⏤¿Qué pensáis? ⏤preguntó Alastair rompiendo el silencio que, desde hace rato, invadía la estancia.

Había amanecido y, aunque deseaba saber que pasaba por las mentes del resto, tenía una necesidad mayor de distraer su mente de sus propios pensamientos. Que le atormentaban con la constante y pesada duda de si en verdad todo era por culpa de su padre, quien engañó a todos, incluso a su propio hijo.

El recordar no haberle encontrado entre los petrificados le hacía aumentar sus dudas. Habían pasado casi ocho días desde que se embarcaron en esta aventura y, tras cada día que pasaba, más difícil les iba a ser descubrir la verdad y encontrar los tesoros.

⏤Estoy nerviosa ⏤confesó Annelsie sonriente⏤. Aún sigo asimilando... todo. Desde lo del castillo hasta que Thermont esté...

⏤¿Muerto? ⏤terminó Norina⏤. Creo que ninguno vamos a llorar por ese maldito traidor.

Todos rieron, sabiendo que las palabras de Norina eran duras pero ciertas, sintiendo que todo empezaba a mejorar, que empezaría a irles bien.

Confiaban en los demás, aunque aún no sabían que algunos de ellos seguían teniendo oscuros secretos camuflados bajo falsas historias.

⏤Estamos llegando ⏤proclamó Alastair sacando la cabeza por la ventanilla. El aire contra su rostro movía el rizado, castaño y corto pelo del príncipe quien parecía completamente feliz⏤. Espero que os sintáis como en casa. Si necesitáis algo, saber que estáis bajo mi protección y que, por lo tanto, nadie en mi reino osará siquiera mirar en la misma dirección en la que vais si me lo pedís.

⏤Con que no intenten matarnos a mi me vale ⏤bromeó Rhys⏤. Estoy deseando conocer de dónde era mi padre ⏤añadió con tono esperanzador tras unas risas, con una brillante sonrisa que mostraba sus blancos y perfectos dientes.

Augurio ✔️ (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora