Capítulo XVII parte 2

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Toda la plaza interior del castillo se había llenado, la multitud eufórica por la proclamación de un nuevo monarca que prometía el avance de su reino no calmaba los nervios de Alastair. Los aumentaba.

Los temblores en las manos habían sido disimulados con un leve encantamiento que desviaría la atención para que nadie se diera cuenta. Por otro lado, la conversación con Norina había despertado tantos sentimientos que se llegaban a contradecir unos con otros en su ajetreada mente.

Tres peldaños y una puerta le separaban del pueblo que esperaba ansioso sus palabras.

Al abrir el corazón se le paró, los gritos inundaron sus oídos hasta ensordecerle por completo y la visión comenzó a nublársele. Sintió que las fuerzas le abandonaban dejándole a su suerte y que el discurso, que tantas veces había leído, se había esfumado de su memoria como si nunca hubiera sido escrito.

Una fría, pero suave mano le agarró por el antebrazo provocando que los castaños ojos de Alastair se cruzaran con la consoladora mirada de Norina.

⏤Respira, tú puedes, sé que puedes ⏤murmuró en su oído.

Le dio un leve empujón en la espalda, entregándole a sus aldeanos, que esperaban ansiosos el discurso que tanto temor le causaba.

El consejero mayor le colocó la corona sobre la cabeza en menos de un segundo y el pueblo comenzó a vitorear a su nuevo rey. Cuando la multitud se calmó y volvió el silencio, este fue acompañado de la ansiedad hasta el cuerpo de Alastair.

⏤Querido pueblo de Arunas ⏤comenzó a decir con una voz más imponente de la que esperaba. Por el rabillo del ojo volvió a ver a Norina sintiendo una brisa de aire fresco que le ayudaría a continuar⏤. Hoy estoy aquí como vuestro nuevo rey...

Todos los aldeanos escucharon cada una de las palabras que salían de los labios de Alastair. Siendo en leves momentos interrumpido por aplausos y vítores.

La noticia de que Arunas cambiaría y ayudaría a recuperar las reliquias de los demás reinos fue recibida de maneras diferentes, no estando todos tan de acuerdo como el rey.

Cuando terminó llegó la ronda de preguntas desde el consejo y su temor volvió a dominarle.

⏤Rey Alastair, ¿cómo promete la cooperación con el resto de reinos? ⏤preguntó curioso un consejero superior⏤. Los demás reinos no tienen porqué estar de acuerdo con devolver el favor a Arunas. Podríamos aprovecharnos de la situación.

Los murmullos y comentarios comenzaron en la plaza y los nervios de Alastair crecieron enmudeciéndole.

⏤Arunas no puede pedir igualdad si vuelve a traicionar al resto de reinos ⏤proclamó Alastair.

⏤¿De qué vale ayudar si tampoco la obtendremos?

⏤Hay una alianza ya pactada ⏤intervino Norina avanzando hasta el lado de Alastair, le miró y asintió ante la confusa mirada de Alastair que le dejaba claro que no necesitaba que lo hiciera, pero ella quería⏤. Como princesa Norina Sinum, princesa del Reino de Itar, doy mi palabra en nombre de la Reina Regine de que ambos reinos cooperarán en igualdad cuando la situación vuelva a la normalidad. Es un pacto de muerte ⏤aclaró ante la juzgosa mirada del consejero.

El anciano se reclinó en su butaca sin hacer más preguntas pero manteniendo la cara de desagrado. Rascaba su larga y blanca barba mientras discutía en murmullos con los consejeros adyacentes.

Tras varias preguntas, que Alastair respondió con majestuosidad y elegancia, entró de nuevo a los salones en los que cambiaron sus ropajes para una ceremonia más íntima. El baile.

⏤Está listo para su inicio ⏤informó uno de los consejeros extendiendo el brazo para que pasase⏤. Su majestad.

Alastair asintió y caminó hacia el gran salón que le esperaba. Decorado con lujosas telas que caían desde el techo para la ceremonia especial.

Augurio ✔️ (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora