QUEEN ~ La Emperatriz Divorciada

Regalo de la princesa a la amante del emperador

-"¡Su alteza real, el emperador tarde o temprano llevara a cabo todo lo necesario para convertir a esa mujer en una amante oficial!"

Ese día era una mañana como cualquier otra, un clima perfecto para mi gusto, no hacia demasiado calor pero tampoco mucho frio. Era un placer para mi decir que esta semana habia resultado provechosa en varios aspectos positivos, pero lo que destruyo mi tranquilidad fueron las inusuales noticias que se hicieron presentes al medio día mientras terminaba con parte de mi papeleo atrasado.

-Su majestad, la emperatriz ha estado tan ocupada con los preparativos de año nuevo, entrevistas y audiencias, y lo único que hace el emperador es tomar a una amante- Clarity hablaba tan molesta que sus palabras eran difícilmente comprensibles, la joven de cabellos negros se acerco al balcón y abrió las ventanas a lo máximo de su capacidad, poco a poco el enojo que se habia concentrado en su rostro comenzó a disminuir hasta ser prácticamente invisible, pero eso no pareció mermar para nada sus ganas de continuar hablando- Y la princesa Enio, ella solo trataba de evitar problemas con esa mujerzuela y ahora todos la ven como una hipócrita insensible. 

Suspire dejando caer mi cabeza en el respaldo de mi asiento, la forma en la que se expresaba Clarity; Con tal odio y rencor ante el mayor mandatario de nuestro imperio podrían fácilmente valerle la pena de muerte, pero ella no parecía pensar en eso en lo absoluto. Por otro lado, sus ultimas palabras comenzaron a rondar mi cabeza sin cuidado alguno "hipócrita insensible" llamar de tal forma a un miembro de la familia real era inconcebible por la falta de respeto que representaba, y aun así, soy consciente de que esa es la imagen que tanto nobles como plebeyos tienen de mi.

"La sanguinaria princesa Enio" Eso es lo que tanta ajena piensa de mi, y a mi no me interesa para nada.

-Es demasiado rápido, aun para su majestad- Susurro Aurora apoyando a su amiga- Tal vez debió de esperar a que pasara la fiesta.

Escuchaba su conversación a lo lejos, pero mi mente estaba mas ocupada en pensar en mi hermana mayor, la pobre Navier debía de estárselo pasando fatal, quizá en su matrimonio arreglado no existía la fantasiosa idea del amor real, pero de seguro le dolía. 

A este punto no me sorprendía para nada el hecho de que Rashta estuviera a punto de ser declarada amante imperial, lo note desde el primer segundo que nos reencontramos en la oficina de Soviechu, pero no creí que tomara una decisión tan apresurada. En todo caso, lo que sigue es el banquete real para dar la "bienvenida" a la nueva habitante de nuestro palacio, y para mal mío, ese trabajo solía ser responsabilidad de la emperatriz, y aun quedaba el cabo suelto de una pequeña posibilidad de que Navier enviara un regalo a Rashta, aunque esperaba estarme equivocando. 

Al percatarse de mi silencio, las dos damas que me acompañaban pararon de hablar, como si lamentaran haberme ofendido o hecho enfadar, negué con la cabeza mientras sonreía y con la mano les indicaba un gesto para que siguieran con su conversación. Si en algún punto llegan a mencionar sobre mi relación con las amantes del difunto emperador, saldré de la habitación.

¨̮ ༊ ꧁꧂ ‧⁺ ✎ ﹆•:◦✩ ✼　｡ﾟ･　☆　ㅤ→ ༄ ‧₊˚ 「 」 ⇢ ๑ ◞♡° ⸙͎ ˀˀ ♡⃕ ◡̈ ꒰ ⌦ ✗ ⌜ ⌝ ⌞ ⌟ ↳ ❝ ❞ ➤ 

-No lo hare- Suspire profundamente dejando escapar el aire que inconscientemente habia retenido, y no solo yo, todas las demás damas parecíamos aliviadas de escuchar tal respuesta.

-Afortunadamente, estaba tan preocupada de que decidieras enviar un regalo a Rashta- Comente con tono afligido mientras reposaba mi peso en la silla, llamando las indiscretas miradas a mi persona, es decir, yo misma habia analizado las razones por las que una emperatriz podría o estaría obligada a dar un presente a una amante, y se que ella también lo hizo. Aun para nuestra fortuna, Navier no cumplía con ninguna de esas características- Es una lastima que vaya a llevarse un banquete al estilo imperial para esa mujer- Todas las presentes me observaron confundidas por mi ultima declaración, ¿Acaso he sido demasiado cruel? Lo dudo demasiado.