La mirada de Sovieshu se mostro confundida ante mi declaración, al igual que Rashta cuyo rostro se deformo en una mueca de preocupación con leves destellos de curiosidad, en verdad no me siento en la mejor actitud como para responder alguna pregunta, así que solo baje mi cabeza en una vaga reverencia y abandone el despacho, aunque una sonrisa leve se formo en mis labios mientras me alejaba. Esto es todo lo que necesitaba.
El día paso rápidamente sin que pasará algo que valga la pena resaltar, me dedique el resto de la tarde a vagar en mis pensamientos, soy consciente de que tengo el deber de hablar con Elgy y Heinrey, si bien el plan que se había realizado en un principio seguía en pie, las últimas acciones que han sucedido alrededor del emperador, la emperatriz y la amante han resultado poner mis expectativas de cabeza. Se había convertido en una molestia constante que era imposible ignorar, pero por hoy me daré el lujo de mantener mi mente en blanco, las cosas empiezan a cambiar a mi favor ahora.
Miré de reojo las rosas negras que adornaban el tocador frente a mi cama, estaba a punto de salir hacía la sala de la Rosa Roja, pero me detuve en seco fijando mis ojos en un pétalo marchito que comenzaba a desprenderse del tallo y caer en la madera de caoba, suspire y recogí la hoja caída y la guarde entre mi cabello, escondido entre las hebras oscuras era algo indistinguible, nadie lo notará, y si lo hacen nadie lo dirá en voz alta, tienen mejores cosas de las que cotillear entre ellos.
La música animada que llenó el ambiente me resultó molesta, aunque tuve que forzarme a sonreír e incluirme en alguno de los grupos que ya se habían formado. Observe a lo lejos a la emperatriz hablando con la princesa Soju por lo que mi única opción era ir junto a ellas, camine solo un par de pasos antes de ser abordada por el Gran Duque Kapmen, me detuve ante su intervención, poniendo mis manos en mi cadera y mirándolo de arriba abajo sin disimular la sorpresa por su aparente interés en mi. Su presencia era tan imponente y majestuosa como la recordaba en la escuela de magia. Sostenía una copa de champan, una gran estatua con una cesta de flores y una espada, y un sirviente que llevaba botellas de licor se erguían simétricamente a cada lado de él, dejando en el olvido la opción de intentar ignorarlo.
-¿Se esta divirtiendo, Princesa cuervo?
Suspire profundo y mi sonrisa tembló levemente, no entendía la necesidad de llamarme de esa forma, ni siquiera nos conocimos lo suficiente durante la época en la que solía ser apodada con ese sobrenombre. Darme la vuelta e irme no era una opción a estas alturas por lo que asentí y me incline para saludarlo, él nunca ha sido una persona a la que denominaría como sociable, por lo que asumí que su conversación tenía algún motivo oculto.
-Es una maravillosa velada, la emperatriz se esforzó demasiado y su trabajo dio frutos -Relamí mis labios inconscientemente, tal vez nunca me he sentido cómoda ante su existencia pero me resulta difícil ignorar sus ojos largos y feroces que no parecían tener intención de alejarse de mi cuerpo. Que molesto.
La presencia del Gran Duque es algo nuevo dentro del imperio de Oriente y aún mas en celebraciones públicas, a pesar de haber sido su compañera de estudios y haber visitado su país con anterioridad no conozco mucho sobre él, motivo por lo que debo andar con pies de plomo a su alrededor. Espere una respuesta de su parte, pero en su lugar solo conseguí una nueva pregunta.
-¿Es este el estatus de el imperio Occidental? -Puse los ojos en blanco ante sus palabras, ¿Cuál es la necesidad de llegar a este tema?- En Rwibt, las emociones de Imona e Imot son una sola.
-Las cosas no funcionan de la misma manera en mi imperio, la emperatriz no puede atentar contra la vida de la amante solo porque lo desea -Explique sin mucho ánimo, si bien en el país donde era originario el duque era posible que Imona asesinara con sus propias manos a la concubina de Imot, eso es algo impensable en el imperio de Occidente.
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QUEEN ~ La Emperatriz Divorciada
FanfictionEnio Keila Vikt es tan sanguinaria como se esperaría de una princesa bendecida por una Diosa guerrera, y tan mentirosa como lo puede ser la descendendiente de un emperador. Su decisión de quedar fuera de la linea de sucesión se ha visto interrumpid...