-"Su alteza real, el archiduque Lilteang le envía este maravilloso bordado de tela como recuerdo de su viaje a tierras lejanas"
Habia sido una mañana realmente tranquila hasta ese momento, luego de que la reunión de los preparativos terminara antes de lo esperado me despedí de Navier y decidí tomar el te en compañía de mis damas, claro que mi calma se vio interrumpida gracias al sirviente que me notificaba del particular regalo.
-Déjame adivinar- Deje con cuidado la taza sobre el pequeño plato de porcelana y lleve mis manos a mi mentón, en un ademan que pareciera que en verdad estaba pensando- ¿La emperatriz no ha aceptado tan extravagante detalle por parte del archiduque?
Mire el regalo por unos pocos segundos con escepticismo, se trataba de una tela de seda azul que emitía un singular brillo de forma suave, aunque era bastante hermoso, dude sobre si debía aceptarlo. El archiduque Lilteang es mi tío, aunque de este titulo tiene poco, pues es solo dos años mayor que Soviechu y ocho mas que yo. Nunca se le ha visto con la intención de usurpar el puesto de emperador de mi hermano, pero tiene un gran deseo de poder, que espera obtener gracias a estos presentes, los envía a la emperatriz con la intención de cobrarlos por favores posteriormente, cuando ella los rechaza estos vienen a parar a mis manos, tal vez con el mismo objetivo, aunque a sabiendas de que su jugada no funcionara del todo bien por mi "estatus inferior" al de los emperadores. Finalmente decidí aceptarlo, era un bordado tan bello que seria un desperdicio no recibirlo.
-Haz llegar al archiduque que la princesa Enio acepta con alegría su obsequio, pero que esta muestra de amor filial se quedara entre nosotros para no causar mal entendidos a ojos de otras personas, puedes retirarte.
Después de responder un simple: "Si, princesa" salió de la habitación tan rápido como entro, sumiendo mis aposentos en un incomodo silencio.
-Nunca se rinde- Mascullo entre dientes Aurora que recibió el objeto y comenzó a observarlo con cuidado, como si intentara analizar todos y cada uno de sus detalles- Enio, ¿Por que lo aceptaste? ¿El emperador y la emperatriz no se molestaran contigo?
-Su enfado me tiene sin cuidado, es una tela preciosa y si yo no la aceptaba existía la posibilidad de que esto llegara a Soviechu, por lo tanto, podría llegar a manos de Rashta- La rabia en mi voz debió ser demasiado notable, pues las cuatro mujeres dejaron salir pequeñas risas al escuchar mi respuesta.
-Nuestra princesa es muy inteligente- Señalo Clarity, quien también miraba fascinada mi reciente adquisición- Si Enio lo acepta, el archiduque no podrá pedir favores de tan grande talla como lo haría si fuera su majestad.
-Y no pedirá favores de ningún tipo, si intenta hacerlo lo acusare de intento de soborno a la familia real, el lo sabe, por eso es que pocos de sus sobornos vienen a mi- Chasquee la lengua mientras apoyaba mi rostro sobre mis palmas abiertas, suspire agotada al sentir el cansancio acumulado de todo el día, un segundo después Terra se levanto de su lugar y lleno nuevamente mi taza con te caliente, agradecí con la cabeza a la par que con mis manos hacia una señal para que mis acompañantes siguieran hablando- ¿Hay algo interesante que tengan que contarme?
-Aun no ha sucedido nada realmente destacable, princesa- Hablo Cressida sin dar demasiada importancia a mi pregunta, al contrario, ella parecía mas preocupada por razones externas, la observe confundida por un momento antes de que retomara sus palabras- Pero hay algo que quisiera preguntar
-¿De que se trata?
-¿El príncipe Heinrey ha respondido a tu carta?- Sonreí con alegría al ver su rostro aterrado, ese que solo se hacia presente cuando los dos estábamos juntos, habia pasado tanto tiempo desde la ultima vez que nos encontramos, creí que tal vez ella ya lo habría olvidado- ¿Es verdad el rumor de que vendrá para la celebración de año nuevo?
-Lastimosamente no, Heinrey no ha respondido a ninguna de mis cartas, pero Mckenna me escribió hace poco. Tal parece que Wharton esta demasiado enfermo... Existe la posibilidad de que perezca pronto y el príncipe tenga que tomar el puesto de rey. Las cosas parecen estar demasiado complicadas en el imperio de occidente.
-¿El rey Wharton sigue enfermo?- Cuestiono la castaña con tono afligido, y con todo el sentido del mundo, pese a sus treinta y cinco años y casi dos décadas sirviéndome en el palacio, Cressida seguía haciendo uso de su infinita empatía al sentir tristeza por un mandatario con el que no mantenía contacto hace casi un lustro- Es una pena, es demasiado joven.
-Una lastima bastante grande, tal parece que nunca mejoro, cuando éramos niños era algo superficial, ahora esta mas cerca del final de lo que creeríamos.
Observe de reojo los rostros ligeramente fríos y sombríos de mis damas, las entendía, aun cuando me acompañaron en contra de su voluntad al imperio de occidente, el tiempo que vivimos allí y la relación que se formo con la otra familia real, dejaba aquella espina en el corazón al enterarnos de lo que pasaría pronto, decidí cambiar el tema de forma simple, buscando talvez conocer un nuevo rumor que circulara por el pueblo, cosa que esperaba no involucrara a Rashta.
-Aurora, llama a Kayden y Areul, que alguien mas vigile las puertas, los necesito aquí- La rubia hizo caso a mis ordenes inmediatamente, por otro lado nosotras nos quedamos en silencio aun disfrutando de nuestras bebidas- ¿Sucede algo? ¿Qué les pasa a ustedes dos?- Interrogue al ver a los chicos entrar a la habitación, mantenían las miradas fijas en mi anatomía y sin expresión facial se sentaron frente a mi.
-Paso algo, Enio
-Me estas asustando, Kayden, ¿Qué sucedió?- Cuestione ligeramente exaltada mientras llevaba la taza a mis labios para evitar temblar, los escenarios mas horrible pasaron por mi cabeza al ver la seriedad que se habia apropiado repentinamente de la recamara.
-Se trata de la emperatriz y de la amante- Levante la cabeza sin sacar el utensilio de porcelana de mi boca, tenia toda mi atención y eso significaba que tenia que seguir hablando- Lady Rashta se presento en la habitación de su majestad la emperatriz Navier y, ella la llamo "hermana" alegando que ya que compartían marido eran familia.
Mi rostro se deformo lentamente a una mueca de horror, quería gritar todas las vulgaridades que en algún momento aprendí a escondidas de mis institutrices, ir a la habitación de la amante y reclamar; ¿Cómo se le habia ocurrido hacer algo tan estúpido?, pero en lugar de eso, la taza de porcelana resbalo de mis dedos y cayo a la alfombra del suelo, quedando de ella solo el recuerdo, junto a los trozos quebrados y la mancha de liquido azul. Mis acompañantes se levantaron rápidamente intentando limpiar el desastre que habia causado, los pare con una seña de cabeza, aunque yo mantenía mi mirada perdida en los ojos de Kayden, pero el ya no tenia mas información para mi. Me arrodille a un lado del charco recién formado y pose mis dedos sobre el, un segundo después la taza yacía completa en la palma de mi mano, la volví a dejar en la mesa y recobre mi lugar en mi asiento.
-Una maldita esclava llamo a la emperatriz "hermana" -Repetí apretando los dientes con rabia- ¿Cómo fue que pensó que hacer eso podría funcionar? ¿Soviechu le dijo que lo hiciera? No, el no seria tan infeliz- Sentí un pequeño apretón en mi hombro que detuvo mis palabras, al parecer eso ultimo no lo habia pensado como creí, por lo que mis dudas fueron publicas para mis amigos.
-Eso no es todo, princesa- El cabello plateado de Areul cubrió parcialmente su rostro causándome escalofríos, asentí dándole permiso para continuar hablando- El emperador desea encontrar un sequito para la amante, y aunque es un rumor; Se dice que su majestad envio un regalo a Rashta en nombre de la emperatriz
Suspire varias veces de forma lenta y pausada, intentando recuperar la compostura, lleve mi mano a mi frente apretando el puente de mi nariz respirando intranquila. ¿Por que parece que todo el castillo esta comportándose de esta forma tan extraña?
-Es una idea absurda, nadie va a querer servir de dama de compañía a una amante, o al menos eso espero.
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QUEEN ~ La Emperatriz Divorciada
FanfictionEnio Keila Vikt es tan sanguinaria como se esperaría de una princesa bendecida por una Diosa guerrera, y tan mentirosa como lo puede ser la descendendiente de un emperador. Su decisión de quedar fuera de la linea de sucesión se ha visto interrumpid...