La furia de Heinrey

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Desde mi lugar podía escuchar perfectamente los comentarios que la princesa Soju compartía con la emperatriz, pero no eran las únicas que debatían sobre el interesante tema de las cartas, debido a que Heinrey habia adoptado una actitud sumamente dulce con Rashta desde que se "confirmo" que era ella la dama por correspondencia, todo el tema de el amigo secreto se habia convertido en la comidilla para los chismes de los nobles de alto rango.

Pero ahora las cosas habían cambiado y el príncipe de occidente no se veía tan abiertamente amable con la amante como se suponía lo haría, por un instante considere la idea de solo limitarme a comer la deliciosa comida que habia sido preparada, pero esto era imposible, en pocos minutos las preguntas y cuestiones iniciaron y yo solo pude suspirar visiblemente frustrada, al parecer esta situación se resolverá mas temprano que tarde, aunque estoy consciente de que no será mi culpa la forma en la que Rashta se vera expuesta en unos minutos, no puedo dejar de pensar en el hecho de que habia "prometido" a Navier no hacer nada de esto publico, pero Heinrey tiene planes diferentes, ¿y quien soy yo para ir en contracorriente a algo que parecer será sumamente entretenido?

La conversación inicio de una forma normal, Heinrey hacia preguntas sencillas sobre los mensajes que supuestamente habíamos recibido la albina y yo, fue sencillo para mi responder, como una mentirosa innata solo decía lo primero que cruzaba por mi mente, sin tener la presión de verme descubierta como una vil farsante, Rashta lo estaba pasando muy mal pues los nervios le jugaban en contra, y aun así logro mantener algunas respuestas consistentes en los primeros minutos, pero todo cambio cuando el tema se dirigió a las ultimas cartas, pude ver como su rostro generalmente pálido de una forma hermosa se volvía blanquecino por el miedo, y este era mi turno para intervenir, interrumpí su monologo sobre lo que ella decía haber escrito y cuales fueron las contestaciones del príncipe.

-Rashta y yo estuvimos hablando un poco antes sobre todo este tema -Mencione con voz clara agitando el vino caliente en mi copa y bebiendo un largo trago que me permitió meditar un poco mis próximas palabras- Tenemos la teoría de que tal vez alguien intercepto nuestras cartas, es la única respuesta lógica para la confusión, ya que ninguna de nosotras es una mentirosa, ¿Verdad, Rashta?

Recibí las miradas inconformes de Heinrey y de Sovieshu pero los ojos de borrego de Rashta fueron los que mas resaltaron provocándome algo de repulsión, ¿Cómo podía seguir actuando de esa forma a pesar de que estaba prácticamente delatada? ¿Aun mantenía la esperanza de verse mágicamente librada de todas sus mentiras? 

-La princesa Enio tiene razón, ese es el motivo por el que Rashta no conoce todo el contenido de las cartas, su alteza, solo hay que encontrar a el culpable de impedir nuestra comunicación y castigarlo -La amante hablo con rapidez y asumo que quizás no lo pensó demasiado, una sonrisa escapo de mis labios, y aunque prometí no hacer de esto un evento casi como un show, me es inevitable no poner todas mis cartas sobre la mesa.

-En ese caso, Lady Rashta y yo podemos presentar ante el príncipe Heinrey las cartas que tenemos y él dirá cuales escribió y cuales fueron manipuladas -De nuevo la cara de miedo, esto se vuelve mucho mas fácil a cada minuto- ¿Podría Rashta traer sus misivas? -Pregunto de forma casi burlona al entender su expresión de confusión pura, si no hablo con palabras sencillas ella no entenderá la situación.

Llame rápidamente a Cressida y ella me entrego las cartas guardadas en el cofre de oro donde las habia dejado previamente, observe como Navier me veía con decepción a la par que negaba con la cabeza, "Es necesario" me repetía mentalmente, pronto la albina se excusó diciendo que las había tirado pues tenía miedo de que ese intercambio de cartas amistoso pudiera acarrearle problemas con el emperador.

Por mi parte decidí extenderme con nimiedades mientras ocultaba los trozos de papel, hablando sobre como era la majestuosa ave que me las entregaba, a que hora lo hacia, que estaba haciendo yo en el primer encuentro e incluso ampliándome en tonterías como el tipo de papel o la pluma que utilice a la hora de escribir, todas mentiras que lograron el cometido de ver a la concubina temblando un poco mientras se apoyaba de Sovieshu.

QUEEN ~ La Emperatriz DivorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora