Un juego con Rashta

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Me sentía confusa, aún con el papel de la noche anterior en mis manos, estoy confundida sobre como debo proseguir, apoyó mi mejilla contra mi palma a la vez que suspiro de forma exagerada, no puedo pensar en un final satisfactorio para esta situación, es decir, desmentir a Rashta frente a todos los nobles que parecen encantados con su imagen es mi plan inicial, ayudar a que nadie descubra que la emperatriz es la amiga por correspondencia de Heinrey solo será un extra adicional.

Es muy temprano en la mañana y me cuestiono sobre si mi decisión es la mejor, mas sin embargo no permito que mis pensamientos lleguen a hacerme dudar, me pongo un simple camisón blanco con un chal, que cubre mi cabeza, no tengo tiempo para arreglarme mejor ni mucho menos de esperar a mis damas para que lo solucionen. Salgo de mi recamara y corro por los pasillos del palacio hasta llegar al ala oeste donde duerme la emperatriz, toque la puerta con los nudillos de forma suave pero insistente, la condesa Eliza no tardo mucho en abrir la puerta y hacerse a un lado para dejarme pasar.

-Hermana Navier, me alegra volver a verte, lamento mucho mi interrupción tan temprano -Me excuso a forma de saludo apenas la rubia esta en mi campo de visión, la veo de reojo parece melancólica y yo ladeo la cabeza confundida, ¿Se siente mal por las actitudes de la amante?- ¿Sucede algo malo, hermana?

-Princesa Enio, bienvenida -Corresponde a mi saludo con la mirada parcialmente dirigida hacia la ventana, ella sonríe torpemente negando con la cabeza- No pasa nada, todo esta bien.

Sus ojos color esmeralda están fijos en el balcón, me acerco a ella a paso lento y dirijo mi mirada a ese punto que ella observa, el cielo vacío, ahora lo entiendo; Esta esperando al pájaro mensajero que envía sus cartas con Heinrey, poso mi mano sobre su hombro y ella gira a verme esta vez con una expresión un poco mas seria.

-Hermana Navier, me gustaría pedirte un favor- La emperatriz asiente de forma casi imperceptible dándome paso a seguir- Necesito saber el contenido de las cartas que has intercambiado con el príncipe Heinrey.

-¿Quieres humillar a Rashta frente a los invitados de la reunión de hoy? -Muerdo mi labio inferior, ella es demasiado directa, me encojo de hombros, esa no sería una buena idea, para nada, solo me haría quedar como la villana a ojos de todos- No puedo consentir que intervengas mas en este tema.

-Creo que no es posible que me adentre mas en esto, tampoco planeo "humillar" a esa concubina, solo deseo llevar las cosas hacia la verdad, tu, yo y el príncipe Heinrey lo saben, pero, me molesta que esa rata albina quede tan bien parada frente a los invitados.

-Ese no es el vocabulario digno de una princesa.

-No diré nada de forma pública, nadie se enterará, al menos no desde mi propia boca- Ella se levanta de su posición y camina hasta su tocador, abre uno de los cajones y de el extrae una pequeña caja de oro en forma redonda, la extiende a mi y sonrió de forma sincera mientras lo tomo, de inmediato quito la tapa y observo trozos de papel mal cortados, tome uno de ellos al azar y con una sonrisa reconocí la perfecta letra del príncipe de Oriente- Te lo agradezco mucho, hermana Navier. 

-No te metas en problemas, Enio, no te conviene intervenir -La rubia mayor habla con voz suave pero contundente, asiento con la cabeza repetidas veces, ella sonríe de medio lado y cambia la conversación de rumbo hacia un terreno ligeramente mas común- ¿Ya haz decidido que vestido usaras en la cena? Recuerda que no es un gran banquete, solo una cena previa, no seas irracional y no vayas a llamar mucho la atención.

Mañana es el último día de las celebraciones de año nuevo, así como el día del banquete especial. Sin embargo, dado a que los invitados suelen cambiar de un año a otro, hay una cena previa la noche anterior para que los comensales se conozcan mejor, entiendo a lo que se refiere la emperatriz, llevar un vestido extravagante a una reunión sencilla sería una exageración.

QUEEN ~ La Emperatriz DivorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora