Prólogo

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"Érase una vez una mariposa a la que le rompieron las alas, sin embargo sabía cómo construirse unas más fuertes"


Dimitri


Solo existían tres cosas que Dimitri odiaba más que un día caluroso:

Las largas pausas antes de anunciar al ganador de un programa.

Que Jo no se haya quedado con Laurie en Mujercitas.

Y los conjuntos de ropa para jugar golf.

Pero por encima de todo, como si al infierno no le hubiera bastado con cancelar la cuarta temporada de Anne With an E —Dimitri aún se tomaba 5 segundos de su mañana para twittear #RenewAnneWithanE cuantas veces pudiera— dos de las cosas que más odiaba se habían fusionado para arruinar su precaria existencia en este mundo: Golf en un día caluroso.

Si Dimitri tuviera la oportunidad de elegir cómo pasar su tiempo un domingo por la mañana, es posible que estaría en pijama burlándose de las discusiones de ultra-religiosos contra ateos enardecidos en los comentarios de vídeos de sucesos paranormales. Y si quisiera realizar alguna actividad física tal vez nadaría o haría trail.

El golf en su opinión era una excusa barata utilizada por los viejos adinerados para justificar su sobrepeso aunque "hagan ejercicio" o encamarse con la amante de turno en el club.

Lo que les funcionara mejor o primero.

Sudar por una actividad tan insulsa como el golf, le parecía ridículo. El clima en Rossens de por sí era un bucle de eterno verano. Dimitri apenas lo soportó en su época universitaria, residir en esa ciudad estaba resultando una tarea titánica para él.

Tal vez era una especie de respuesta kármica, pensó.

Pero allí estaba: Enfundado en un traje que creía demasiado homosexual incluso para él. Podía oír la voz de Rini en su cabeza, susurrando entre risitas:

"Ya no es necesario que utilices una banderita arcoiris, con ese atuendo te basta"

Observó sus pintorescos spikeless por décima vez y examinó su entorno. Estaba rodeado de empresarios sudorosos con ropa deportiva extravagante, y no de una "mejor amiga con novio ardiente pero psicópata". Al menos no se estaba convirtiendo en un personaje gay cliché sacado de una novela romántica.

También bromeábamos con eso, pensó.

Dimitri la extrañaba y lo hacía demasiado seguido. No era como cuando anheló un pastel de chocolate luego de días de dieta blanda por una intoxicación; sino como cuando sintió que no pertenecía a ningún lado en los primeros días de la universidad y sus mensajes eran lo único que lo reconfortaba.

Él y Rini habían estado mucho tiempo juntos. Habían compartido bromas, salidas cubiertas, peleas por favoritismo y ahora solo eran dos extraños con un lazo de sangre de por medio.

Bueno, medio lazo.

De igual forma "Rini" no existía. Ella murió el día en que murió Dimitri Gallardo. Porque este "ser" que jugaba golf temprano por la mañana y se dejaba besar los pies para concertar tratos, no era él. Sin embargo, este Dimitri era más útil para ejecutar amenazas y recolectar secretos.

—Siempre es un placer compartir tiempo con usted, señor Valle-Rojo.

Después de bajarse del carrito de golf, los "negociadores" se despidieron de él uno por uno. Sus manos viscosas y sonrisas forzadas eran la señal de que su tajada por los proyectos en los países que laboraban llegaría con seguridad.

MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora