Capítulo XIX - Parte 2

436 32 65
                                    


🦋🦋🦋


Ronan


Ahora entendía porque mencionan que los gatos eran los guardianes del inframundo. Maldita bola de pelo tuerta destruye muebles lanza cosas salida del infierno. ¿No se supone que son independientes y suaves?

Entonces : ¿POR QUÉ CARAJOS NO ME DEJABA TENER LAS PUERTAS CERRADAS?

Podía escuchar resonar los arañazos que me estuvieron atormentando durante toda la madrugada hasta que lo deje entrar y se quedó a dormir ahí ¡En la puta entrada! Recordaba con claridad su penetrante ojo amarillo, juzgandome a lo lejos.

Estoy seguro que ese gato me guarda rencor desde antes que nos conociéramos, o sabía que hice llorar a quien lo rescató y buscaba venganza. Creo que ese pensamiento me atormentó más que los maullidos por comida de Al a las tres de la madrugada.

El recuerdo de Ekaterina llorando de furia, descargando su ira hacía mí, su voz resquebrajada; era un tormento que me negaba a disfrutar. La asquerosa imagen de ver como ese maldito tibio de mierda la envolvía con su cuerpo, suplicante, hambriento, necesitado...

Justo como yo.

Luego de resistir durante cinco años, como un ayuno de su esencia, creía que me había acostumbrado a carecer de ella, y sobrevivir a base de migajas. Pero al ver que otro tomaba lo que ansiaba con tanta fuerza, sólo había despertado con más fuerza mi apetito.

Necesitaba verla.

Necesitaba que su mirada se encontrara con la mía.

Y luego podría seguir adelante aceptando que ella y yo no estaríamos juntos nunca más.

El auto se detuvo y traté de arreglar mi cabello lo más que podía en el camino hacia el ascensor. Sabía que lucía del asco, pero nadie más que yo podía saber eso. Todo aquel que me observara debería estar a punto de querer cagarse en los pantalones del miedo.

Aún tenía que cruzar por un enorme patio antes de llegar al aula, así que traté de relajarme en el camino hasta que ...

Zapatos enormes, prendas desproporcionadas, pelucas de colores y maquillaje arcoiris.

¿QUÉ.MIERDA.SIGNIFICABA.ESTO?

¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?

Me lance una bofetada esperando despertar de la pesadilla. Dos bofetadas. Me di una más solo porque necesitaba a llegar un múltiplo de tres.

¿Por qué no me despertaba?

Quise retroceder, pero mi pierna no lograba moverse del temblor que castigaba mi estabilidad. Sudor frío resbalaba por mi cuello, mis axilas chorreantes de líquido y una gran cantidad de saliva concentrada en mi boca.

—¡Jo-ven-ci-to! ¡Si firma en esta petición le daré una fabulosa jirafa!

Respiré como acumulando coraje y volteé.

¡Había un puto payaso de mierda sosteniendo una jodida figura de globo!

Tragué grueso. Contuve las ganas de vomitar.

—¡Hey sexy hombre! ¿Quieres pasar tiempo con esta preciosura? Tengo muuuucho para hacerte reir.

Reaccioné. Era una "payaso hembra". ¿Se estaban multiplicando?

MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora