Capítulo 11

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Levi escuchó a Hange levantarle la voz a Erwin, a veces era tan intensa que se olvidaba que hablaba con su comandante y aunque Erwin siempre los había tratado como sus iguales y como amigos, obviamente tenía sus límites, la había frenado en seco, volviendo a negarse a su idea de capturar a un titán.

Ya habían tenido una conversación al respecto, poco después de que Hange le hablara sobre su "maravillosa idea" había hablado con Erwin, quién estaba preocupado porque conocían a Hange, sabían que nada la detendría si un titán era lo que quería, así que les preocupaba su integridad y la de sus soldados, pues por seguir a su líder podrían terminar lastimados o en el peor de los casos muertos.

Se había explayado demás hablando con Erwin, le hizo saber su molestia por lo descuidada que era Hange, por su poco juicio antes de lanzarse tras de un titán y lo poco que se preocupaba por su bienestar cuando se trataba de esas cosas, Erwin lo había dejado liberarse, mientras sacaba sus propias conclusiones, por lo que si este antes tenía sospechas, ahora sabía hasta donde Hange influía en su vida, pues se le hizo evidente la excesiva preocupación que había demostrado, además insinuó que muchas veces encontraba a Levi mirándola de una manera peculiar, no lo regañó, tampoco le dijo que se olvide del tema, después de todo es imposible mandarle a los sentimientos y Levi sentía algo por Hange, solo le dijo que estaba bajo su propio riesgo y nadie más que él mismo podía hacer algo al respecto.

La conversación con su amigo y comandante lo dejó pensando, sin darse cuenta como mecanismo de defensa se fue alejando de Hange, le ponía excusas para evitar sus conversaciones largas, evitaba encontrársela en las noches, aunque sí le daba una corta visita para asegurarse de que estuviera comiendo y se hubiera olvidado de la estupidez de capturar un titán, ella ya no lo mencionaba, así que supuso que lo estaba dejando, con ese tiempo se dio cuenta de que la extrañaba, ella en algún momento le había dicho que era su constante, a lo que no supo cómo responder, pero se dio cuenta que ella era lo mismo para él, era una luz en su vida, que aliviaba todos los fantasmas que pudo traer del pasado, incluso dormía mejor cada que la cuatro ojos se quedaba de casualidad en su habitación, Hange había llegado para hacerse importante en su vida y sacarlo de su oscuridad, pues gracias a ella se había abierto con los demás, ella era la que mejor lo entendía y jamás lo había juzgado, le había mostrado una nueva forma de querer a alguien, diferente al amor fraternal que sentía por Isabel y Farlan, ¿amor? ¿ese era el sentimiento?, si era sincero, no lo sabía, era algo tan nuevo, solo estaba seguro de que no quería perderla, no quería una vida sin ella.

Había tomado valor para hablar con Hange la noche antes a la expedición, pero ella lo había arruinado todo al sacar el tema de capturar titanes otra vez, su impotencia pudo más y en un momento ya estaba levantado la voz, vio el enojo en sus ojos y como se había ido ignorándolo, pensó en disculparse, pero su actitud infantil ese día en la salida lo había hecho retractarse, solo esperaba que no hiciera estupideces.

Habló muy pronto, al primer titán que vio Hange se subió sobre su caballo y fue tras él, sin pensarlo Levi ya estaba sobre su caballo también.

— Levi.— lo llamó Erwin.

— Que idiota.— dijo entre dientes y fue tras ella junto a su escuadrón.

Vio con cierto temor cómo hizo que el titán la siguiera, mientras esquivaba los intentos de este de atraparla. Avanzó más rápido haciendo que el titán se fijara en su grupo, pero no funcionó, el maldito gigante seguía detrás de Hange, cuando en un momento se detuvo, mirando a su alrededor, como si buscara algo, vio a Hange tratar de llamar su atención, pero no lo consiguió, él titán comenzó a correr sin rumbo, dejándolos atrás, pero a ella no podía importarle menos y lo siguió, estaba furioso, se apresuraría en matar ese maldito titán para ponerla a salvo.

Cuando estuvieron cerca del titán ordenó a su equipo distribuirse por el terreno y así poder atacar, vio cómo el titán se lanzaba sobre ella, se contuvo cuando vio cómo Hange lo esquivó, lo menos podía agradecer que fuera una buena soldado. Vio a Auruo listo para atacar y cuando iba a matar al titán Hange le gritó que esperara, haciendo que el joven se distrajera y fuera atrapado por el titán, no lo pensó dos veces y se lanzó a ayudar a su soldado, matando al titán.

— ¿Estás bien?— le preguntó a Auruo después de su caída.

— Gracias capitán, pensé que era mi fin.— el pobre se había asustado hasta las lágrimas.

— Mi sujeto de prueba... pobrecito me lo mataron, si lo hubiera capturado la humanidad pudo estar un paso más cerca de ...

No pudo más, se acercó a ella y la tomó por el cuello.

— Maldita cuatro ojos, no me importa si quieres ser mierda de titán, muérete si quieres, pero no arrastres a los demás en el proceso.— no había medido sus palabras, diciendo cosas muy hirientes.

— Los titanes no defecan, no tienen sistema digestivo.

Estaba jodidamente frustrado con ella, así que la dejó caer. Petra llamó la atención de todos cuando vio un agujero en un árbol, preguntando si eso era obra del titán, Hange se trepó para poder ver qué era eso.

— Es el cuerpo de un soldado, con el brazalete de la expedición número 34, su nombre es Ilse... Langnar.

Pisó algo en el suelo y cuando lo vio lo levantó era un diario, lo abrió para ver su contenido.

— Es el diario de Ilse Langnar.

...

Hange... Hange... Hange... Levi odiaba admitirlo pero su imprudencia tenía resultados, ese diario había resultado demostrar que un humano pudo interactuar con un titán.

Definitivamente odiaba que se pusiera en riesgo, odiaba la sensación en su pecho cada que ella se encontraba ante cualquier peligro, odiaba que lo hiciera perder la cabeza porque ella perdía la cabeza, odiaba que fuera tan descuidada consigo misma y por supuesto que odiaba que ella pudiera entender casi todo de él, a excepción de algo que incluso él no podía entender, odiaba muchas cosas con respecto a ella, pero no podía odiarla a ella, jamás podría, la quería, mucho, demasiado, era algo muy diferente a lo que alguna vez había sentido y no hay nada que ella hiciera que pudiera cambiar eso.

Mira que lejos hemos llegado (LEVIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora