Capítulo 34

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Pasaron unas semanas desde que empezó a llevar sus terapias con Ava, todo iba muy bien, desde que le habían colocado la prótesis se sentía mucho mejor por lo que podía caminar perfectamente, a veces se apoyaba en un bastón, esperaba pronto dejarlo. Aunque tenía que soportar que ella hablara demasiado haciendo algo tormentosas las sesiones valía la pena, por lo menos ya se estaba acostumbrando al parecido de esa mujer con Hange.

Estaba trabajando su pierna con ejercicios que Ava le había indicado, para un lado sentía unas ligeras punzadas, cosa de acostumbrarse al aparato pero estaba mucho mejor que antes.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Eso ya es una pregunta.— respondió Levi con obviedad.

— ¿Qué te pasó en la pierna?— la vio señalar su rodilla.

— Me mordió un titán.— habló con simpleza.

Ella se acercó e hizo que detuviera sus movimientos y lo miró estupefacta.

— ¿Estuviste cerca de uno? ¿Cómo así? ¿Qué tan grandes son?— había preguntado de golpe.— Espera, espera, espera, ¿eres de la Isla Paradise?— prácticamente lo había gritado.

— Hablas demasiado, baja la voz.

— No has respondido mi pregunta.— le hizo un puchero.

— ¿Para qué quieres saber eso? ¿No serás de los que piensan que los de la Isla son demonios?

— Para nada, he investigado acerca de esos sucesos, comprendo todo lo que hicieron, no lo justifico, pero si aquí no hubieran sido tan prejuiciosos se pudieron arreglar las cosas mucho más rápido.

— Pelee muchas veces contra esas cosas.

— Yo quiero saber al respecto.

Durante toda la sesión Ava no dejaba de preguntarle cómo, cuándo, lo que había sentido, lo más memorable de sus expediciones, por sus compañeros, no había querido mencionar nombres, pero si le había contado un poco de todo lo que había vivido cuando era capitán de la Legión de Reconocimiento y de lo que pasó después con su pierna durante el retumbar.

No decía nombres, pero le contó de cómo fue la primera vez que habían capturado un titán para experimentos, de lo asombroso y atemorizante que fue, además de halagar la astucia de cierta líder de escuadrón que había diseñado una estrategia perfecta que había evitado pérdidas humanas y de los valientes jóvenes que los acompañaron en la captura y sus destrezas. Mencionó su título y algunas hazañas que lo habían hecho merecedor de tales palabras, además de ciertos rubios, uno con una capacidad de liderazgo que le había dado esperanzas a la humanidad y a otro que tenía una nariz tan poderosa que les había salvado la espalda en más de una ocasión además de su increíble fuerza.

— Así que el soldado más fuerte de la humanidad, lo que daría por ver eso.

— No lo creo.— no era una vida que alguien quisiera, solo agradecía por la libertad de la familia que ahora tenía.

— Se escucha asombroso y esa mujer a la que le gustaban los titanes me representa totalmente, sin conocimiento no hay nada, apuesto que la hubiera ayudado con sus investigaciones.

— Hubiera sido un dolor de cabeza tener que cuidar su trasero y el tuyo también.

La escuchó reír y él seguió con su trabajo, ahora se había quedado callada. Pensó en que sí se llevarían bien, hasta en personalidad se parecía a su cuatro ojos, pero a Ava no podía imaginarla en el campo de batalla, le faltaba esa actitud que lo había hecho dudar si Hange realmente era una mujer la primera vez que la vio, por lo menos en eso encontraba una diferencia, su cuatro ojos era diferente, no volvería a encontrar a alguien como ella, esa actitud audaz que podía enfrentar al mundo con tal de cumplir sus ideales, además de esa amabilidad que la había caracterizado desde que se vieron por primera vez y lo había impresionado, Hange siempre había sido transparente, para todo el mundo, algo que decía que Ava no tenía eso, sentía una vibra de inseguridad proveniente de ella, no quería compararlas, pero bueno el parecido físico no le ponía las cosas fáciles.

— Levi, si tu vida estaba en constante peligro, ¿por qué elegiste ese camino?

Solo dos personas habían sabido la respuesta a esa pregunta y no era algo de lo que quisiera hablar en ese momento.

— Solo dejémoslo como que no tuve opción.

— Vaya respuesta, pero está bien, ya me lo dirás más adelante.— dijo con firmeza levantando un pulgar.

— Eso no puedes afirmarlo.

— Ya verás que sí, ahora arriba.— extendió su mano para que él la tomara.

Lo ayudó a incorporarse, él movió la pierna en el aire antes de dar unos cuantos pasos, dio dos golpes en el piso con la pierna antes de caminar con normalidad, no había comparación con los años anteriores, ahora sí estaba haciendo bien las cosas para dejar el bastón y la silla definitivamente había quedado fuera de su vida.

— ¡Demonios!— Ava se tambaleó y colocó una de sus manos en su cabeza.

— ¿Otro dolor de cabeza?

— Sí, dame un momento iré a tomar algo antes de llevarte, no quiero estrellar el auto.

Ella salió, sabía que no demoraría más de 10 minutos, esos dolores de cabeza eran constantes, desde que la conoció todos los días la veía quejarse, pero también era cierto que se le pasaban rápidamente y había comentado que no había nada por qué preocuparse.

Ahora que lo pensaba bien ella se había preocupado por conocerlo, siempre le preguntaba por su día, lo que le gustaba lo que no, acerca de la tienda de té, pero él nunca hacía nada parecido por ella, seguramente todo lo que sabía era su nombre, su edad y sus dolores de cabeza, nunca le había preguntado por dónde quedaba la plantación de sus padres o mejor dicho por nada. No entendía por qué ese sentimiento de culpa hacia eso, ella lo hacía porque quería saber, pero a él sinceramente no le interesaba, una vez que terminaran sus terapias dejaría de frecuentarla o por lo menos eso era lo que trataba de hacerse creer.

Ava regresó con una botella de agua que le entregó y le dijo que ya podían irse, esa vez en el auto estuvo callada, como ida, tal vez el dolor de cabeza había sido un poco más molesto esta vez y por eso quería silencio, por su parte no le molestaba, prefería que estuvieran en silencio.

Una vez en la puerta de su tienda de té estaba listo para bajar.

— Te veo mañana.— dijo antes de quitar el seguro de su puerta, sin esperar una respuesta de Ava.

Antes de que llegara a brie la puerta ella lo tomó del brazo deteniéndolo, él volteó a verla confundido y tuvo que retroceder el rostro porque la tenía demasiado cerca.

— ¿Quieres ir a cenar mañana conmigo?— estaba seguro que no había podido disimular la sorpresa.— ¿Como una especie de cita?

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No me odien, Ava fue la que le pidió la cita, yo no :) parece que nuestro capitán sí llamó su atención, ¿cuál será su respuesta? A ver díganme, quienes dicen que sí y quienes dicen que no.

Mira que lejos hemos llegado (LEVIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora