Capítulo 23

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Irían a recuperar Shiganshina la tarde siguiente, era un día cargado de tensión, muchos estaban asustados, sería una larga noche, pero no tanto para Levi y Hange, sus cuerpos se habían unido en un encuentro pasional, donde el sonido de sus gemidos era lo único había inundado la habitación, era casi una necesidad para ellos estar juntos un día antes de salir de expedición, sea la forma que sea, solo se necesitaban el uno al otro, pero esta vez desde que cerraron la puerta y sus bocas se habían encontrado todo había sido excitante, las caricias que él le daba, los roces que ella provoca, se habían arrancado la ropa porque lo único que sabían era que se necesitaban. En el momento en el que se hundió en ella ambos alcanzaron algo parecido al cielo, el vaivén de las caderas se hacía más fuerte, ahogaban gemidos entre besos, ella lo acercaba más apretando su trasero, él aprovechaba su posición para dejar besos en el cuello de ella, exactamente en el punto que la hacía suspirar, con el tiempo juntos se conocían tanto que sabían cómo satisfacerse, si su química era obvia para los que los rodeaban, en la cama sobrepasaba hasta sus propias expectativas, era como si estuvieran hechos para estar juntos.

Las estocadas finales llegaron terminando ella primero y al poco tiempo él, con sus pieles húmedas se abrazaron durmiendo al instante, durante lo que quedaba de la noche no dejaron de sentirse, si uno despertaba se encargaba de despertar al otro, entre caricias y besos, pero no dejaron que se sintiera como una despedida, era una forma de darse fuerza mutuamente antes de volver a poner en riesgo sus vidas, querían regresar vivos y con la victoria.

— Hange tenemos que levantarnos.— había besado su espalda desnuda para despertarla.

— Solo un rato más, estuvimos bastante animados anoche.—  se removió para abrazarse a él y aspirar su aroma.

— De verdad me vuelves loco cuatro ojos.— podía sentir el aliento de ella en su piel.

— Eso me encanta.— le dijo con voz seductora.— ¿Sabes? Aún tengo energía para otra ronda ¿el hombre más fuerte de la humanidad puede seguirme el paso?

— ¿Lo dudas?

Rápido había atacado su cuello, para después levantarla en brazos hasta que pudiera apoyarse en una pared del baño, ella dio un respingo por el contacto frío contra su espalda, pero cuando él la penetró se olvidó de todo a su alrededor, solo se dejaba disfrutar. Una vez terminaron disfrutaron de una ducha juntos para poder ir a desayunar, vieron de lejos a Erwin, ninguno estaba de acuerdo con su participación en la misión, pero no tenían nada más que decir, él había tomado la decisión y nada haría que cambiara de opinión, seguían siendo sus subordinados, por lo tanto, acotaban sus órdenes.

— Oye ¿qué carajos le veías a Shadis?—  recordó que alguien lo había mencionado antes de su discusión con Erwin.

Ante lo mencionado Hange casi se atragantó y le dedicó una mirada asesina, para luego suspirar resignada ante unos ojos confusos del capitán.

— Eso no es lo que piensas.

— Explícame.

— Yo lo admiraba, desde que ingresé a la legión fue uno de los pocos que se interesó por mis ideales, al igual que Erwin, no era un amor platónico, era admiración.

— Pero...

— Sabes como soy.

— ¿Intensa? ¿Cabezota?—  habló con un tono burlón.

— Algo por el estilo, era bastante eufórica al expresar mi admiración y todos pensaron que estaba enamorada del comandante, incluso me llamó a su oficina para darme una larga charla sobre por qué no debía fijarme en él, no sabía dónde meter la cabeza de la vergüenza.

— ¿Por eso odias los chismes y rumores?

— Claro que sí, todo lo que me hicieron pasar por sus malditas habladurías, felizmente Erwin no ha escuchado los rumores sobre nosotros.

— Claro que los ha escuchado, hasta los mocosos los saben, pero solo los ignora.

—Lo suponía, pero no esperaba que tú también.—  lo veía incrédula.

— Estoy seguro de que él se dio cuenta de esto antes que nosotros, los sentimientos son difíciles de ver para los que están empezando a sentir.

— Pero yo siempre supe lo que sentí...— se interrumpió ruborizada.

— ¿Hm?

— No olvídalo, voy a ver a Eren, tú ve con los demás, tenemos que formarnos para ir a la muralla.—  tomó su té casi sin respirar, agarró un pan y se levantó.

— Está bien, te veo luego.

Se decía a sí mismo cobarde, Hange había titubeado al hablar de sus sentimientos, pero con eso tenía el camino abierto para seguir la conversación y aclarar las cosas, siempre que se trataba de eso se sentía imbécil, era tímido y torpe, ahí se veía por qué no se atrevía a ser directo con ella, bueno unas horas antes de salir a una expedición tan importante no era momento de sentarse a hablar, ya tendría tiempo después.

La vio de lejos con Eren, asegurándose que todo estuviera bien con él, se había ganado la confianza de esos mocosos muy rápido, bueno esa era una de las muchas cosas que le gustaban de ella, que siempre tuviera algo bueno que ver en los demás, fue lo primero que le atrajo, cuando todos lo miraban con asco a él y a sus hermanos ella apareció como un cálido rayo de sol, resaltando todas las cualidades que tenían y diciendo sin pena lo mucho que la habían sorprendido, ella era un ángel en persona, ese que necesitaba sin saberlo, recuerda sus ojos pegados en ella mientras hablaba con los demás, que no le importara lo que pensara el resto era algo digno de admirar.

Los llamaron para poder subir a la muralla, con sigilo tomó su mano y le dio un ligero apretón mientras el ascensor los llevaba, ella entrelazó sus dedos justo antes de soltarse cuando llegaron a la cima, estaban listos, solo sería una despedida momentánea, volverían a verse.

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Quise hacer este capítulo para dejar en claro que Hange lo que sentía por Shadis era admiración, el kanji que se utilizó para esa escena es usado cuando hay una admiración hacia otra persona, no amor, el haberse traducido como "crush" hizo que se creara el rumor del amor de Hange por Shadis, cuando no es cierto.

Mira que lejos hemos llegado (LEVIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora