Cuando sabes que tu vida está en constante peligro tratas de evitar establecer lazos, pero lo único cierto es que nunca sabrás cómo o cuándo llegará alguien se irá colando en cada parte de ti, no sabes cómo empezarán a fluir nuevos sentimientos, sol...
No se guardó nada de lo que había pasado, contó cada detalle, como se había sentido, lo que fue el final. Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro, Moblit, Erwin, Mike, Nanaba, su escuadrón, Sasha, todos estaban ahí, los había extrañado tanto, pero su corazón dolía, de verdad le había dolido tanto dejarlo, no quería morir cuando estaban tan cerca de su propósito, pero no había opción, no estaba segura si la elección había sido deber por encima del amor, porque al final de cuentas, se había sacrificado por los que amaba, aunque eso significó dejar al que más amaba, jamás iba a olvidar como los ojos de él se habían apagado, nunca podría olvidar la última vez que lo vio.
...
Tosió con fuerza, sentía agua entrando a sus pulmones y una corriente arrastrándola, sus brazos no tenían fuerza, pero aun así intentaba sostenerse de algo, ¿qué había pasado? ¿había estado alucinando? Ni siquiera podía pensar.
...
Volvió a encontrarse frente a él, Levi los estaba mirando.
— ¿Vieron eso? Supongo que es el resultado por el que entregaron sus corazones.
Lo había logrado, derrotó a Zeke y con los demás habían detenido el Retumbar, su corazón dolió por verlo así, sus ojos llenos de emoción y tristeza, ¿esa sería la última vez que lo vería?, aunque quiso no pudo sonreír. Por más que quería correr a reconfortar no podía, así que como todos los demás también colocó la mano en su pecho. Levi colocó el puño sobre su corazón y una lágrima se deslizó por su mejilla.
Con un parpadeo se dio cuenta que él había desaparecido, había llegado el momento.
Se dio la vuelta, pero grande fue su sorpresa cuando no vio a sus amigos, estaba sola, ¿por qué? ¿a dónde se habían ido? Angustiada empezó a llamarlos y correr hacia donde sus piernas la llevaran. Su camino se detuvo por una fuerte punzada en la cabeza que la hizo caer de rodillas.
...
Escucho voces que no reconocía y una presión en su pecho, sus ojos se sentían pesados y su cabeza daba mil vueltas, no entendía nada de lo que pasaba a su alrededor.
— Sigue con vida, llévenla al área de quemados.
...
Abrió los ojos aturdida, el lugar estaba lleno de neblina, movió la cabeza hacia ambos lados, sus vista se sentía extraña, notó uno de sus brazos vendado.
—Despertaste.
Esa voz... pudo levantarse sin problemas, cuando pudo enfocar su visión vio una silueta muy familiar que la saludaba a lo lejos.
— ¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó dando unos pasos hacia su compañero sentándose a su lado.
— Necesito disculparme.
Esos ojos verdes se notaban afligidos, pero no entendía, se suponía que él...
— Tenía que verte en persona, yo de verdad no quise, estaba tan asustado y desahogué mi desesperación en tu contra, te lastimé.— recordó el golpe que se había dado en el mentón con los barrotes de la celda cuando él la había jalado con brusquedad.
— Eren...
— Siempre te comportaste como una madre para mí, eras mi comandante, no debías tener esas atenciones y aun así lo hiciste, con todos, nos hiciste una familia.— el joven empezó a llorar.— Yo te pagué lastimándote, los lastimé a todos, no quería nada de esto, perdón.
Acortó la distancia con él y lo abrazó, lloraron juntos, ella pensó que lo había perdido, pero no, ahí estaba el muchacho que conoció, el Eren de siempre, él hizo todo por mantenerlos a salvo, no tenía por qué juzgarlo, todo lo contrario, estaba tan feliz porque hubiera regresado a ser el mismo.
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— No hay nada que perdonar Eren, no tengo como agradecerte que les hayas dado su libertad, desde ahora los cuidaremos desde aquí.— le dijo pasando una mano por las mejillas de él.
— No.
— ¿Pero qué dices?
— Vas a estar bien, después de perder a Sasha me prometí que todos los demás lo conseguirían, todos se salvarían y aunque a ti te va a costar un poco, pero vas a estar bien, sino, no podrías estar hablando conmigo ahora.
— Ay mi querido Eren pero yo...— le dedicó una sonrisa triste, sabía que estaba muerta.
— Por favor Hange, confía en mí, volverás con ellos, te lo prometo.— Eren había agarrado sus manos.
— ¿De verdad es posible?
Las manos de Eren se dirigieron a su rostro y le quitó el parche, el joven le sonrió.
— Mírate. — Eren señaló el estanque que estaba su lado y Hange vio su reflejo, se quedó asombrada, su ojo estaba de vuelta, no entendía qué estaba pasando. — Es así como siempre te he recordado y es todo lo que pude devolverte, ¿recuerdas la primera vez que nos vimos?—Hange asintió y el lago les mostró ese momento en específico, Hange se vio a sí misma sacando de la celda a Eren, luego cuando descubrió que su diente había vuelto a crecer y finalmente cuando él había pasado casi toda una noche escuchándola.— Todos pensaban que yo era un monstruo, intentaron matarme y disecarme, para ser sincero no recuerdo que muchas otras cosas más, pero tú, fuiste quién me dio esa primera gota de esperanza en que no la pasaría tan mal, me miraste de una manera diferente, no me temías, fuiste amable, me hiciste sentir que tal vez había un lugar al que pertenecía, no solo hiciste eso conmigo, también con mis amigos, con todos siempre tuviste ese brillo en la mirada que nos hacía sentir que tal vez no todo estaba mal, qué tal vez éramos un hogar, siempre te dabas cuenta cuando algo nos afectaba, estuviste pendiente de todos, diste tu vida por todos.
— Eren...
— Yo tenía que devolverte eso, es de lo poco que puedo hacer para agradecerte por todo.— Hange le acarició con cariño el cabello.
— ¿Volveré a verte?— más que una pregunta, era una súplica.
— Me gustaría decir que sí, pero no lo creo, este es el adiós.— Eren besó las dos manos de Hange.— Cuídate y cuídalos, sean felices por favor.
Hange volvió a abrazarlo con fuerza, no quería soltarlo, odiaba que esa fuera una última vez, Eren también merecía regresar, cerró con fuerza los ojos y la calidez que tenía en sus brazos desapareció, cuando abrió los ojos Eren ya no estaba, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas y lloró amargamente por él.
...
— ¿Aún la amas?
— Más de lo que alguna vez imaginé que se podía amar a alguien.
Levi...
...
— ¿Con esa boquita sonreía?
— Sí y su sonrisa era lo mejor que tenía cada día, amaba verla sonreír.
Todo este tiempo...
...
— ... pero lo cierto ahora es que yo amo a Hange Zoe y planeo hacerlo en esta vida y en las que siguen, nunca fui tan feliz como en los años que estuve con esa mujer y aunque ella ya no esté aquí es la dueña de mis pensamientos, de mis sueños y todos mis deseos...