Mira que lejos hemos llegado (LEVIHAN)

Capítulo 18

— Tomemos un descanso Eren, luego seguiré contándote todo lo que falta.— el pobre estaba cabeceando.

— Lo que usted diga sargento.

— Dame 5 minutos, regresaré enseguida, puedes ir al baño o preparar una taza de té.— el joven asintió y recostó su cabeza en la mesa.

Su emoción por conocer a ese niño que se convertía en titán la había hecho olvidarse por completo de ir a ver a Levi, viendo el cielo suponía que debía ser un poco más de las 5 de la madrugada, así que se tomaría unos minutos con él antes de regresar con Eren.

No sabía si estaba durmiendo por lo que entró sigilosamente, una vela estaba casi consumida en su mesa de noche, sí, seguramente estaba dormido. Cuando se acercó lo escuchó decir cosas sin sentido, su rostro estaba cubierto por la frazada, con cuidado lo destapó, Levi apretaba la mandíbula, su rostro estaba totalmente perlado por el sudor, estaba teniendo una pesadilla.

Nerviosa empezó a llamarlo despacio, sujetando una de sus manos y acariciando su cabello, Levi abrió los ojos de golpe, parecía que le costaba respirar.

— Tranquilo, solo fue un sueño, vamos exhala.
— No.. pue... no...
— Shhhh, no hables, vamos, si puedes, estoy aquí.

Unos minutos pasaron en lo que Levi pudo regular su respiración. Se abrazó a ella con fuerza, como si no quisiera dejarla ir, ella correspondió al abrazo deslizando las manos por su espalda, escuchó un sollozo, así que lo apretó más fuerte, nunca pensó que lo encontraría en una posición así, ella sabía de sus pesadillas, ya lo había visto en algunas, él le contaba acerca de algunas, sobre su madre, sus hermanos, incluso sobre él mismo, pero las dejaba como sueños, esta vez verlo así de vulnerable le estaba partiendo el corazón. Lo dejó llorar en sus brazos unos minutos, era la segunda vez que lo veía llorar, no le dijo nada, solo se dedicó a abrazarlo con fuerza hasta que él estuviera listo. Lo escuchó dar una respiración profunda antes de levantar la cara y frotarse los ojos.

— ¿Cómo estás?

— Los extraño Hange, nunca me di el tiempo de pensar en ello, de decir que me iban a hacer falta, Isabel y Farlan eran mi familia y los perdí.— otras lágrimas amargas empezaron a caer y Hange puso las manos en sus mejillas para secarlas.—  Ha pasado tanto tiempo, no sé porqué justo ahora estoy así.— se veía frustrado.— Detesto no poder conservar nada en mi vida, perdí a mi madre, el hombre que me crio me abandonó cuando pudo, luego ellos, no pude protegerlos.— estaba apretando los puños en su regazo.—  ¿Qué hago mal?— le escuchó decir con un hilo de voz.

— No haces nada mal, la vida puede tener cosas horribles, uno nunca va a poder prevenir nada, es difícil dejar el dolor atrás, no tienes que atormentarte con preguntas que no tienen respuesta, debemos seguir adelante, el tiempo nunca va a detenerse, en lugar de atormentarnos con fantasmas del pasado busquemos algo nuevo en el presente, ser felices en el futuro, el mundo puede ser muy cruel, pero tiene cosas maravillosas, mi mejor ejemplo es que te encontré.

— ¿Qué pasa si no puedo protegerte? ¿O a Erwin?— sus ojos azules reflejaban miedo.— ¿Qué pasa si no puedo darnos libertad?

— No tienes que cargar con ese peso tú solo, Levi tú no eres una máquina, es normal tener dudas y aunque no sepamos que nos tiene reservado el futuro, hoy estamos aquí, podemos disfrutar esto que tenemos y seguir pelando, pase lo que pase siempre voy a estar aquí.— colocó el puño sobre el corazón de Levi.— Erwin y yo tenemos la misma misión que tú, somos un buen trío, por lo menos uno conocerá la libertad, lo sé.

— Debo lucir patético por todo esto.— desvió la vista hacia la derecha para no enfrentarla.

— Está bien desahogarse, está bien llorar, nos hace humanos, no tienes que guardarte todo eso Levi.— Hange desordenó más su cabellera negra.

— Gracias cuatro ojos, por existir.— murmuró mirándola a los ojos.

Hange empezó a darle besos en el rostro, por su frente, sus párpados cerrados, mejillas, nariz, hasta que llegó a sus labios y se detuvo en un beso lento, lleno del cariño que le tenía, confortándolo con el roce de sus labios, calmando su dolor, era un beso salado por las lágrimas que él había derramado, pero dulce por el cariño que se tenían, un beso en donde él se encontraba totalmente vulnerable ante ella, porque sabía que Hange no lo juzgaría, todo lo contrario, era ella lo que le mostraba el lado bueno del horrible mundo en el que vivían.

— ¿Dormirás bien si me voy un momento? Le diré a Eren que se retire.

— ¿Lo dejaste solo idiota? Ve con el mocoso ahora mismo.—  la regañó.

— Es solo un niño, ¿estás seguro?— estaba indecisa.

— Voy a estar bien, sé que te pican las piernas por ir corriendo a atormentarlo con tus teorías, igual no volveré a dormir, ya está amaneciendo, iré a servirme un té.

— Oye yo no... Ush solo regresa a dormir.

— No lo...

Las palabras se vieron interrumpidas por un beso.

— Sigo siendo tu beso de buenas noches, así que prepara el té y descansa.

— Tú también duerme un poco, seguro vas a soñar con titanes.

— No exactamente, sueño que paseamos titanes.

— Es raro aun viniendo de ti.— una sonrisa acompañada de un suspiro apareció el rostro del pelinegro, Hange no pudo evitar detenerse a admirarlo.

— Eres apuesto enano.— le acarició el rostro y él cerró los ojos.— Felizmente no sonríes más seguido o tendría que estarte quitando admiradores por todos lados.

— Tendría que ser muy bueno para que suceda.

— Por lo menos no te cerraste, hay una posibilidad de que alguien más te vea sonreír.— juntó sus frentes y se levantó.—  Ya me voy, te veo en el desayuno.

Cuando regresó al comedor vio a un Eren dormido, le dio unos toques en la cabeza con el dedo para despertarlo, riendo cuando el joven muy avergonzado le pedía mil disculpas ofreciéndole una taza de té tibia, la aceptó y le pidió continuar, a lo que él sin dudar o poner mala cara aceptó, estaba emocionada por lo que ese niño podría hacer, confiaba en que sería de gran ayuda para la humanidad.
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Me costó un poco editar este capítulo, pero por fin lo conseguí, desde que inicié esta historia quise que hubiera un capítulo en el que se representara un poco más la confianza que le tiene Levi a Hange, pues es la única que canónicamente lo ha visto llorar.