Parte 1

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E-line, la aplicación social más usada en los últimos años, fácil de usar, habla con personas de todo el mundo, extiende tus relaciones e incluso domina nuevos idiomas con ayuda de las reuniones virtuales.

Anuncio que llamó la atención de Han Jisung, un adolescente de solo 16 años que sufre de ansiedad social.
Tal vez si empezaba en un medio virtual podría incrementar su forma de hablar para llegará a la Universidad, un lugar más seguro que la sociedad, obviamente si tenía cuidado, de todas formas encontrarse con alguien ya era un reto, definitivamente no seguiría con aquella fobia toda su vida, debía seguir adelante, aunque no sabía como.

La portada es interesante, eso pensó Lee Minho, un chico despreocupado de 17 años.
Esta por terminar otro año e iniciar otro, nada nuevo, solo dos años e intentar ingresar a una Universidad se volvería su camino, pero ahora no tenía nada interesante que hacer, las vacaciones de verano eran aburridas en Seúl, ¿Por qué no dedicar el tiempo a videojuegos?. Instaló una red social, no un videojuego, eso es nuevo, podría ser interesante ¿No?.

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Jisung entraba a aquel lugar que su madre lo llevó, una clínica donde tendría tutoría psicológica para superar su fobia, algo difícil de hacer para alguien que alguna vez fue la persona más social de todo el mundo, alguien de muchos amigos, y, como a muchos, esa confianza se debilitó, pero ahí estaba, esperando la hora.

Han Jisung no dejaba de estar nervioso, muchas veces movía sus piernas, peinaba su oscuro cabello o acomodaba sus lentes que se resbalaban por su nariz debido al poco sudor que caía de su frente, su madre notó eso, así que con cuidado, limpio a su hijo dedicándole una calida sonrisa, eso, calmo un poco los nervios del menor.

En esa clínica del tamaño de una guardería, era extraña, llena de fotografías de paisajes y pinturas del mar, decían era la más confiable de todo Daegu, por eso, su madre se había esforzado tanto en conseguir una cita para sacarlo del hoyo que no pudo evitar, se llevará a su hijo. La señora Han estaba ansiosa, no sabía si sus esfuerzos funcionarían, varias veces vio a su hijo sumergirse en la tristeza de ser alguien incapaz de socializar, tenía miedo que su hijo alguna vez considerara quitarse la vida, no se lo perdonaría.

Recién dieron las 4:00 p.m, la recepcionista pidió a los pacientes entrar, los Han. Jisung estaba nervioso, claramente jamás había pisado una clínica de ese tipo, difícilmente iba a una médica, además de las pinturas y fotografías, todo estaba extrañamente silencioso, no había ruido, solo susurros que provenian de las habitaciones donde más personas eran atendidas, tal vez si estaba arrepentido cuando aceptó tener una visita al psicólogo, pero ya estaba ahí, no podía hacer más que entrar y sobrevivir.

Su madre espero afuera, aunque Jisung le suplico a su mamá, ella lo rechazo, debía ir solo el, juntando valor, entró a la habitación, por dentro estaba arreglado, un escritorio muy bien ordenado para estar lleno de documentos, la silla estaba vacía, al extender su parámetro, Jisung noto unos sofás pequeños en medio del lugar con una mesa del mismo tamaño, centrada en los inmuebles, también, en las paredes había cuadros del mismo tipo que fuera de esa habitaciones, un escalofrío se sintió en su espalda.

La puerta se abrió, entró un hombre de aparentes 30 o 35 años, igual que su padre, unas canas en el cabello castaño, que se notaban si le dabas atención a cada detalle, el hombre solo se inclinó y saludo al menor, el más pequeño imitó la acción y observo como tomaba asiento en uno de los sillones.

- Ven a sentarte - pidió el mayor con voz amable -

Mentiría si decía que esa voz no lo ayudó a calmarse, trasmitía la emoción que quería, darle confianza, así fue como se sentó en el sillón frente a el, movía sus piernas por nervios, no sabía que decir, solo mantenía la cabeza baja sabiendo que el mayor lo veía atentamente, incómodo.

E-line ﻌ [Minsung] ☑︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora