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Era un hermoso día para no ir a terapia.

Kazutora pateaba una piedrita por todo su camino, había salido temprano de casa, listo para cumplir con sus horas de rehabilitación. Solo que ese día no deseaba asistir.

-Sé que no estoy bien, pero tampoco estoy tan mal...¿O sí?-dio la última patada.

El Sol estaba muy fuerte, le daba de lleno en la cara por lo que iba cabizbajo para mitigar la luz directa hacia sus ojos.

Últimamente, podía entregar su corazón a la serena idea de bienestar. Ya nada le atormentaba, sentía que estaba en una cima desconocida, le llenaba de júbilo, y sin embargo la frialdad seguía en su alma.

Faltaba su chispa matutina.

Era alrededor de las diez de la mañana, faltarían dos horas para que los niños de la primaria salieran.

-Quiero verlo.

Más de dos meses sin ver a su mejor amigo, seguramente ya habría nacido su hermanita.

A veces se preguntaba si su amigo lo odiaría por lo que había hecho, si le tendría miedo, desconfianza. Temía con perderlo.
Por alguna razón, conservaba una sensación placentera al imaginar que su amistad seguía intacta. Aún era creyente a la idea de que Chifuyu le tendría plena confianza.

Kazutora se había prometido a sí mismo proteger a sus amigos. Ahora ya sabía que el método que usó no fue el ideal, para nada.

La psicóloga siempre se comportaba comprensiva, muy amable tanto con él, como con los hermanos Shiba.
En ocasiones tomó la terapia con Taiju, y fueron "forzados" a disculparse.

Para sorpresa de todos, quedaron en "buenos terminos".

Taiju había cambiado de tanto piedrazo en la cabeza, porque ahora estaba teniendo un buen progreso. Solo que se le dificultaba mucho controlar sus emociones, tal vez ya no le pegaba bruscamente a sus hermanos, pero cuando estaba bajo estrés, les gritaba o les amenazaba con pegarles.
Bueno, por otra parte, asumió su culpa al ser él quien atacó primero a Kazutora, así como también aceptaba su venganza. Estaban a mano.

El niño solitario seguía en sus viajes astrales, vagaba por el parque, pensando en que rayos hacer durante todo el tiempo que faltaba para que Chifuyu saliera de clases.

No extrañaba la escuela, solo los recreos.

Le alegraba saber que Yuzuha seguía estudiando. Deseaba hablar con ella, para disculparse por haberla llamado idiota en el pasado, y por todo lo que la hizo pasar.

-¿Chifuyu seguirá con Emma?

En todo ese tiempo apenas recibió dos llamadas de su amigo. Joder, como le hacía falta.

"-Fuyu.- su amiguito atendió su llamado -Di picafresa.

-Picafesa.

-Picafresa.

-Por eso, picafesa.

-Dí fresa...

-Fesa.

Comenzó a reírse, el niño se enojó al saber que se burlaba.

-Osh, que malo.

-Lo siento, pero lo dices chistoso"

El muchacho de los ojos tristes, ha encontrado por fin una razón...para hacer que su mirada ría, con mis besos y mi gran amor.


E

scuchó la canción en alguna de las casas de alrededor, comenzó a cantarla sin darse cuenta, pensando en el rubio.

Pecositas(っ˘з(˘⌣˘ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora