Geraskier.
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Geralt de Rivia & Jaskier.
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—¡Ahg! —Geralt de Rivia no puede evitar quejarse cuando es aplastado contra la tierra.
Se estaba enfrentando con un monstruo más grande que él, lo que era realmente difícil cuando no tenía sus espadas. Las había perdido en el primer golpe sorpresa y no podía enfocarse en recuperarlas cuando estaba siendo presionado sin poder moverse. Y todo por culpa de Jaskier.
Bueno... En parte era culpa suya por permitirle tantas cosas, pero ¿Qué se podía hacer con una persona embarazada con antojos repentinos? Geralt no podía evitar consentirlo aunque intentaba que no se notara demasiado. Gruñía y hacía mala cara cuando Jaskier quería algo en específico, pero de igual manera se lo conseguía al segundo siguiente.
Por eso es que ahora estaba allí, siendo golpeado por un enorme monstruo del bosque oscuro.
Había regresado de una misión en el pueblo de turno cuando Jaskier le preparó una tina con agua tibia y esas sales que él utilizaba que olían realmente bien. Fue agradable cuando incluso le lavó el cabello, no se sentía cansado en absoluto.
Pero entonces...
—Geralt —Jaskier se movió hasta quedar frente a él, agachándose hasta apoyar los brazos en el borde de la tina. —Tengo un antojo. —inició con una mirada dócil que nadie que lo conociera se creería.
De Rivia suspiró. Entendía que al estar embarazado Jaskier tuviera antojos y a veces incluso comiera por cinco, lo que no le molestaría si pidiera cosas normales o de fácil conseguir. ¡Pero siempre pedía cosas tan difíciles de encontrar! O se hallaban demasiado lejos de donde estaban, o no estaban en temporada. Y si Jaskier ya era naturalmente dramático y escándaloso, embarazado y de mal humor era peor.
Igualmente Geralt haría lo que fuera por él y el bebé, pero a veces era tan irritante.
Por ejemplo, ese momento, donde tenía que pelear con un monstruo enorme por unas manzanas. Porque Jaskier no quería manzanas normales fáciles de encontrar, sino las manzanas más raras del continente.
Geralt se las había dado de probar durante un viaje, había encontrado algunas en una de sus misiones. Eran manzanas enormes, más grandes y dulces que las ordinarias, tenían un sabor tan exquisito que muchas personas se volvían locas por obtenerlas. Pero sólo crecían en lo más profundo del bosque, de donde sólo pocos salían vivos. Los bosques del Continente eran bastante especiales, Geralt los conocía bien, había luchado con bastantes de sus extrañas criaturas.
Y ahora lo estaba volviendo a hacer para conseguir algunas manzanas especiales para Jaskier, a quien embarazado evitaba decirle que no. Realmente amaba demasiado al bardo.
—¡Conseguiré esas manzanas! —Geralt grita con fuerza quitándose al monstruo de encima, logrando escapar de su agarre para correr a sus espadas y volver a gritar en dirección a la bestia. Sólo uno saldría vivo de allí, y por Jaskier y el bebé, sería él.
[...]
En la posada de turno, Jaskier suspira cuando se sienta en la cama. Se sentía agotado por la presentación en el bar cerca de allí, había conseguido suficientes monedas de oro para seguir con el viaje, pero Geralt aún no regresaba. Eso le hacía sentir culpable, porque había salido de viaje para complacerle un antojo.
Ya habían pasado tres días y aún no regresaba, se sentía preocupado. Confiaba en su fuerza y suerte que siempre le acompañaba, pero no podía evitarlo.
Quitándose las botas, el bardo se recuesta en la cama colocando una mano en su barriga, su bebé aún era demasiado pequeño para notarse. —Tu padre realmente es sorprendente, salió a buscar unas manzanas para nosotros sólo porque queríamos, aunque se quejó bastante. —se burla. —Pero está tardando demasiado. —se sentía tan triste.
Comenzando a dormirse, Jaskier salta asustado cuando la puerta es pateada con furia para ser abierta. Grita, pero luego se calma cuando se da cuenta de que la persona entrando en la habitación es el gran Geralt de Rivia.
—¿¡Estás demente!? —Jaskier se vuelve a sentar en la cama con el laud en las manos. Estaba listo para usarlo como arma si era necesario.
Geralt no dice nada, gruñe hasta llegar a la mesa, vertiendo el contenido del saco que tenía en su mano.
Varías manzanas caen en la mesa de madera y algunas hasta ruedan al piso. Luego, el brujo se deja caer en una silla.
Estaba tan cansado.Con una mirada sorprendida por la cantidad de manzanas, Jaskier se acerca a la mesa y toma una. El brujo a su lado tiene los ojos cerrados, su respiración es algo agitada aún y está cubierto en sangre de alguna criatura.
Con una sonrisa, Jaskier se mueve hasta quedar al lado de Geralt y arrodillarse en el piso de madera. Alza la mano que no sostiene la manzana y limpia la sangre en la mejilla del peliblanco, quien abre los ojos y baja la mirada hasta encontrar la del bardo.
—Gracias. —Jaskier sonríe brillante, y eso hace que todo lo vivido valga la pena. —¿Cómo conseguiste tantas?
—No importa. —Geralt había sido lanzado contra el árbol de manzanas, haciendo que muchas cayeran sobre él. —Son todas para ti y el bebé.
Levantándose, Jaskier muerde la manzana y hace una mueca de satisfacción. Realmente extrañaba ese dulce sabor.
—¿Sabes cómo sabrían mejor? —el brujo gruñe ante la posibilidad de otra petición. Pero, en vez de eso, Jaskier se sienta sobre su regazo y le besa. Geralt inmediatamente acepta el beso, alargandolo mientras abraza al castaño más cerca de él.
—Llevo sangre en mi ropa. —Geralt dice al separarse.
—Entonces debemos quitarla y bañarnos. —Jaskier se acerca para otro beso que se vuelve en varios cortos mientras caminan al baño de la habitación.
[...]
Durante todo el viaje, Jaskier come las manzanas... Hasta que se cansa de ellas y pasa por otro antojo que posiblemente va a hacer a Geralt meterse en problemas.