16. Parto.

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Ineffable Husbands.

Aziraphale & Crowley.

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   Crowley no lo había notado hasta que simplemente se volvió algo imposible de no notar, pero Aziraphale brillaba. Y no de una forma romántica como a veces lo hacía ante sus ojos, sino de forma totalmente literal.

Por ser un ángel, Aziraphale tenía naturalmente un brillo celestial que le rodeaba, pero era algo imperceptible al ojo humano. Crowley, por otro lado, lo veía todo el tiempo, era algo sutil. Sólo que... Desde que Aziraphale había quedado embarazado, aparentemente este brillo había aumentado con los meses.

Suponía que era algo de ángeles, quizás era el brillo de su bebé que se mezclaba con el de Aziraphale, no sabía, pero en los últimos meses se había vuelto exagerado. Aziraphale era un bombillo andante, prácticamente. Y al parecer él no lo notaba.

—Aziraphale... —Crowley se acerca esa tarde cuando el brillo ya es exagerado. —¿Te sientes bien?

—De maravilla, querido ¿Por qué preguntas? —Aziraphale responde sin levantar la vista del libro entre sus manos.

—¿Seguro? —el demonio en la puerta de la biblioteca en la casa pregunta con una mirada insegura. —Es que... Estás brillando, demasiado.

—¿A qué te- —Aziraphale entonces alza la mirada, dándose cuenta de su estado luminiscente. —¿Qué es esto? —ve sus manos girandolas frente a él. No se había dado cuenta de aquello, creyendo que era la luz natural que entraba por la ventana la responsable de iluminar la habitación.

—Pensé que era algo de ángeles. —Crowley mantiene su distancia, mirando con preocupación al ángel.

—Si, pero no así. —Aziraphale suena asustando mientras se levanta del sillón, mirando brillar su cuerpo.

—Aziraphale. —Crowley también se asusta, apuntando su barriga, la cual emitía la gran parte de la luz.

—Crowley. —el ángel le regresa la mirada. Nunca había visto aquella reacción, o bueno si, pero fue una vez antes de "explotar o morir" o como quieran verlo. Y no creía (esperaba que no) fuera la misma situación. ¡No había hecho nada! Y Dios parecía bastante contenta con su relación con Crowley, ya que en vez de intervenir, le concedió una bendición. ¿Aquello quizás era una intervención de los demás angeles? No podía ser, ahora que no tenía nada que ver con ellos, estaban contentos de no aparecerse ante él. Además, no sentía ninguna energía celestial además de la suya y la de su bebé.

—No vas a explotar ¿O si? —el demonio toma valor para dar un paso dentro de la habitación, acercándose lentamente al ángel.

—¡No! —Aziraphale se alarma ante aquella mención, no quería ni pensarlo. —No, querido. Esto debe tener una explicación. —pero no se le ocurría alguna en ese momento.

—Entonces, te escucho. —el pelirrojo dice, haciendo que el ángel mire a todos lados en busca de algo que pueda calmarlos, pero no encuentra nada. Y Crowley está por quejarse o hacer una broma, pero no puede porque la barriga de Aziraphale comienza a brillar más, al punto de dejarlos parcialmente ciegos a ambos. Ni siquiera Crowley con sus lentes oscuros puede mantener los ojos abiertos, pero sostiene los antebrazos de Aziraphale con fuerza. No sabía qué estaba pasando, pero no le soltaría y le perdería. —¡Aziraphale!

—¡Crowley! —ambos se gritan sin poder verse pero sin soltarse, aferrándose al otro mientras la luz les ciega. Tienen miedo, parece el comienzo de una gran explosión, incluso gritan un poco de manera exagerada, pero luego todo se calma.

Entonces el brillo de la luz disminuye gradualmente hasta que ambos hombres pueden volver a abrir los ojos. Y entonces hay sólo una luz celestial iluminando entre ellos, y Aziraphale no tiene su enorme barriga. Se asusta tocando su cuerpo, pero Crowley llama su atención a la luz que se mantiene entre ellos, y ambos se dan una mirada antes de extender las manos hacia la luz haciendo que se desvanezca por completo cuando sienten algo entre ella.

Y luego, Aziraphale y Crowley tienen a su bebé entre sus manos.

—No puede ser... —Aziraphale dice sin apartar la mirada del bebé, quien ahora está entre ambos, siendo sostenido por ambos. —Está aquí.

—Esto debió ser el parto más rápido e indoloro del mundo. —Crowley dice viendo al pequeño bebé que hace apenas unos segundos estaba aún dentro del ángel. —¿Así nacen todos los ángeles? Casi quedo ciego con toda esa luz celestial.

—Crowley. —Aziraphale le da una mirada. —Está aquí.

—Lo veo, ángel. —el demonio sonríe, por supuesto que veía a su bebé.

M-Preg. [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora