Eruri.
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Levi Ackerman & Erwin Smith.
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—Pequeño estorbo. —Levi Ackerman suspira mientras acaricia de arriba abajo su enorme barriga de ocho meses. Se encontraba acostado en la cama que compartía con Erwin Smith, quien aún no llegaba a casa. Aunque no sabía si lo haría, ya que ser el comandante del Cuerpo de Exploración era un trabajo de tiempo completo. Sabía cómo funcionaban las cosas, lo ocupado que siempre estaban, era parte del grupo después de todo. O al menos hasta hace unos meses, antes de que le recluyeran a permanecer en cama hasta el nacimiento del bebé dentro de él. Eran tan malditamente irritantes.
Los primeros meses no fueron la gran cosa, aún podía salir de las murallas y caminar por el cuartel general, incluso permanecer hasta tarde en la oficina de Erwin revisando todos los documentos que debía leer, o nada más escuchándolo hablar sobre teorías y planes; a veces quejándose.
Pero cuando la barriga fue lo suficientemente grande para complicarle algunas cosas, Erwin le prohibido salir de la casa, prácticamente atandolo allí. Claramente al principio no le hizo caso ¿Qué se creía? Pero luego se rindió. Ni siquiera podía limpiar sin cansarse, lo cual para alguien como él era más que frustrante. Estaba tan irritado con la situación, quería que el pequeño monstruo dentro de él naciera de una vez para que dejara de romperle la espalda.
No se sentía él mismo estando en la cama todo el día, necesitaba saber qué estaban haciendo los inútiles de su escuadrón, si los mocosos estaban bien y si Erwin tenía todo bajo control sin él a su lado. Extrañaba tener completa movilidad, usar su equipo de maniobras tridimensional y asesinar algunos titanes.
—Levi. —alguien interrumpe sus pensamientos, reconociendo que era Erwin. Además de él, sólo Hange iba allí. Era la casa del rubio, estaba apartada en las colinas, era agradable y tranquila, pero Levi no estaba acostumbrado a eso. Estaba acostumbrado a la acción, a estar cubierto de sangre aunque detestaba mancharse con ella, y a estar rodeado por tontos ruidosos que le temían, respetaban y obedecían.
Erwin Smith se había escabullido del trabajo por ese día, estaba cansado de lidiar con los problemas de los demás, sólo quería ir a casa con Levi. Era extraño no tenerlo a su lado todo el tiempo, gruñendo por algún desacuerdo cuando mencionaba lo que los superiores habían estado haciendo últimamente, insultando y maldiciendo mientras también daba ideas y le ayudaba. Hange le ayudó a escapar de las reuniones.
Desde que Levi había llegado a los últimos meses de embarazo su barriga realmente había crecido, era un tamaño totalmente normal, pero era grande y le dificultaba hacer varias cosas. Sabía que estaba molesto por eso, aún con su estatura siempre se las arreglaba para hacer todo lo que quería, podía incluso derribarlo a él. Pero ahora apenas podía levantarse de la cama o una silla sin ayuda.
Sonriendo ante eso, Erwin se divierte con el recuerdo de Levi intentando levantarse de la cama, amargado por pedir ayuda. Era tan terco, le irritaba cuando no podía hacer algo por su cuenta y estar embarazado le limitó de muchas cosas. Por supuesto que sería temporal, pero eso no aliviaba su mal humor.
Realmente hubo una mirada asesina en sus ojos cuando descubrió que no podía limpiar como antes, era más lento y se le dificultaba estar agachándose o subiéndose en banquitos para llegar a lo más alto de las ventanas.
Erwin quería reír ante eso y la terquedad de Levi, quien se veía gracioso siendo tan bajito cargando con una barriga de casi nueve meses de aquí para allá, deteniéndose de vez en cuando para enconvarse y respirar, para luego seguir con sus labores. La manera en la que tenía que sostener la barriga con una mano y sostenerse de algo con la otra para poder agacharse y agarrar algo del suelo. Erwin intentó ayudarlo en esas ocasiones, pero el pequeño hombre le miraba como si fuera a romperle un brazo cada que se acercaba. Entonces le dejó tranquilo hasta que se rindió por su cuenta.
—¿Qué haces aquí? —Levi pregunta en su típico tono de mal humor, girando la cabeza para verle, pero sin dejar de acariciar su barriga. Podía ser rudo para hablar con otros, incluso sonar desinteresado, pero sus acciones siempre demostraban lo que realmente sentía. Y eso era algo que a Erwin extrañamente le gustaba, la forma en la que le insultaba o amenazaba pero luego le besaba con cariño y le permitía abrazarlo. Sus sentimientos siempre se reflejaban en sus ojos si mirabas más allá de la clásica frialdad.
—Quería verte. —Smith sonríe desde la puerta de la habitación, subiendo la mirada de la barriga de embarazado de Levi, a sus ojos ariscos que se suavizan un poco para él.
—¿No tenías unas reuniones hoy?
—Hange se encargará de eso. —el rubio sonríe de lado, pensando en las disculpas que deberá dar a los superiores por haber mandado a Hange. Era más que capaz de poner a todos esos hombres en su lugar si era necesario, pero también era demasiado exagerada y ruidosa cuando se iba por las ramas. Esperaba que todo saliera bien y nadie la provocara.
—Vas a tener problemas. —Levi dice chasqueando la lengua. Sin embargo, debía admitir que estaba agradecido con ella. Se estaba aburriendo allí solo. —¿Qué haces allí? —luego pregunta dándole una mirada de ceño fruncido al hombre aún en uniforme.
Tomando aquello como invitación, Erwin se acerca a la cama y se sube a ella hasta quedar acostado a un lado de Levi, quien se gira con lentitud y cuidado hasta quedar frente a él.
—¿Me extrañaste? —Smith pregunta alzando una mano que acaricia el cabello de Levi hasta llegar a su mejilla.
—No. —responde Ackerman, pero cierra los ojos y se acerca al rubio todo lo que su barriga le permite, buscando más contacto. Y Erwin se lo da, inclinándose con cuidado para besar los labios de Levi.
—¿Has comido?
—Podemos hacerlo luego. —Levi atrapa la mano de Erwin aún en su mejilla, y los anillos en sus dedos hacen un pequeño ruido al chocar.
Smith acepta.