12. Fugas de leche.

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Geraskier.

Geralt de Rivia & Jaskier.

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-¡No es divertido! -Jaskier le grita al brujo en la orilla del río, quien tenía una sonrisa bastante divertida en su rostro.

Quería ir hasta él y golpearle la cara, después de todo, estar allí era su culpa.

-Esto en realidad es tan molesto. -el bardo se queja estrujando su camisa en el agua. Era la segunda vez en el día que manchaba con leche una camisa. -Y es tu culpa. -señala a Geralt, quien gira los ojos con una sonrisa.

-¿Cómo es mi culpa? -de Rivia pregunta desde donde está con los brazos cruzados.

-Estoy embarazado por tu culpa. -el castaño parece que va a llorar mientras lanza la camisa con fuerza en el agua. -Me quedaré sin camisas a estas alturas. -Y no es como que pudiera comprar más. Debían ahorrar todas las monedas posibles. Cuando diera a luz no podría contribuir con las ganancias de sus presentaciones por un tiempo.

-Ya pasará. -el brujo destensa sus brazos para acercarse al agua.

-¿¡Cuándo!?

-No lo sé. -lo había dicho a la ligera, así que se encoje de hombros. Jaskier bufa ante esto mirando al peliblanco entrar en el agua hasta llegar a él. -Podemos encontrar una solución temporal. -piensa. Debía haber algo para evitar que las repentinas fugas de leche que Jaskier había comenzado a tener, siguieran manchando sus camisas.

-Quizás ayude si dejas de tocarlos. -Jaskier suspira cuando las manos de Geralt le toman la cadera. La camisa flota entre ellos completamente olvidada.

Eso era lo que lo había provocado desde un principio, no había pasado hasta que a Geralt le pareció buena idea comenzar a jugar con su pecho y pezones con más regularidad con la que lo hacía habitualmente.

El brujo no podía negarlo, no tenía alguna clase de fijación especial, pero desde que Jaskier había quedado embarazado su pecho se comenzó a hinchar. No llegaba a ser demasiado grande, pero se notaba el cambio, sobre todo al tacto. Y Geralt había descubierto que realmente le gustaba tocar y jugar con esta nueva área sensible en el bardo.

-Mmm -es lo único que responde a la sugerencia del bardo, ya que de Rivia estaba más entretenido en el lugar donde estaban apoyadas sus manos, las cuales subían suavemente por el costado de su pareja. Acaricia con gentileza y cuidado la barriga de seis meses, sonriendo ante el pensamiento de su hijo aún no nacido. Estaba emocionado por tenerlo pronto entre sus brazos, uniéndose a sus aventuras cuando estuviera listo.

-¿Qué haces? -Jaskier toma las muñecas del hombre frente a él para llamar su atención, ganándose una suave mirada dorada. Amaba esas miradas, sobre todo porque Geralt sólo se las permitía a él y a Roach, lo cual era especial.

El brujo no dice nada, nunca a sido bueno con las palabras aunque al lado de Jaskier a estado aprendiendo a expresar lo que siente. Sin embargo, en lugar de hablar, se acerca para besar suavemente al bardo sin soltar la barriga.

Jaskier sonríe enternecido, no era habitual ver al gran brujo Geralt de Rivia siendo tan cariñoso. Pero lo amaba y amaba más ser la causa de tal cambio.

-Estas actuando raro. -sin embargo no puede evitar molestar, riendo por las cosquillas que los besos de Geralt estaban causando. Ya no estaba molesto, se había olvidado por completo de ese sentimiento, llenando su corazón con uno completamente nuevo y agradable. -Geralt. -ríe cuando los labios del peliblanco descienden a su cuello. -¿Qué haces?

El brujo no responde, concentrado en disfrutar de Jaskier, siendo suave con sus besos mientras sus manos suben por su cuerpo en una obvia adoración hacia él.

-Geralt, no. -Jaskier suelta en un jadeo sin fuerza sintiendo a donde se dirigían las grandes manos de Geralt, quien sonríe contra su piel.

-Tranquilo. -de Rivia dice en un tono de voz suave que se acerca a un susurro.

-Vas a... -su queja queda interrumpida cuando el brujo aprieta gentilmente las manos en su pecho, comenzando a jugar con él. -Va a volver a salir. -Y era algo que le incomodaba tanto, pero era inútil detener a Geralt cuando estaba concentrado haciendo lo que le gustaba.

-No te preocupes. -el brujo muerde su cuello. Quería más cercanía, quería poder frotarse contra Jaskier de una manera agradable, pero con una barriga de seis meses en medio era complicado, así que por ahora debía conformarse con ese pequeño juego que estaba teniendo.

No había podido evitarlo, Jaskier era naturalmente atractivo, por lo que verlo sin camisa era una tentativa que no iba a ignorar. Ni siquiera estar embarazado le había hecho perder su encanto, sino lo contrario, de alguna manera.

-Geralt. -Jaskier se queja en un jadeo que sólo hace seguir al brujo con lo que hacía. -Para. -pide, pero aferra sus manos en los hombros del peliblanco y extiende de manera inconsciente el cuello para darle más espacio a sus besos y mordidas. -Ni siquiera es un buen lugar. -el agua fría llegaba a sus caderas, aunque ya no se sintiera así por estar tanto tiempo en ella.

-No pienses en eso.

-Pero... -un mordisco en su clavícula. -es incómodo. -quería estar al menos fuera del río, sin pantalones húmedos pegados a sus piernas. -Y aún más si sigues haciendo eso. -se refiere al trabajo de sus manos. -En serio, detente, si sale yo-

Y Jaskier se detiene abruptamente con un gemido debido a que Geralt había apretado con fuerza su pecho para hacerlo callar, lo que había conseguido. Sin embargo, también había logrado algo más.

-Ugh, Geralt. -el bardo lloriquea con una mueca cuando siente que algo se aproxima, sabiendo lo que era. Las fugas de leche se sentían aún demasiado extrañas, y aunque se había comenzado a acostumbrar a eso, también se sentía vergonzoso cuando ocurría en presencia de Geralt. O cuando este lo causaba.

-Calma. -de Rivia abandona los besos en el cuello y labios de Jaskier para descender a su pecho, donde sin previo aviso atrapa un pezón entre sus labios, comenzando a lamer y morder suavemente satisfecho con los ruidos que el bardo entre sus manos hace.

-Geralt. -Jaskier apenas puede pensar, pero se esfuerza todo lo que puede para hablar, con sus uñas clavadas fuertemente en la piel del brujo. -Es demasiado. -jadea sin poder creer que el brujo se atreviera a tanto.

Geralt no dice nada, completamente entretenido en su labor, pasando sus manos a la cadera de Jaskier para acariciar la zona en círculo con sus pulgares.

-Detente. -Jaskier ruega. -Por favor, Geralt, detente, vamos. -logra tomar fuerzas para empujar los hombros del brujo, quien se separa gruñendo. Cuando le ve, tiene una mirada fiera y brillante, pero está se suaviza cuando el bardo dice: -Salgamos de aquí, necesito que me quites los pantalones.

Y Geralt de Rivia no necesita de más palabras para tomar a Jaskier y llevarlos fuera del agua a la orilla del río, donde continúa con lo que había iniciado.

Jaskier pierde una camisa esa vez, pero está bien, había perdido total importancia a esas alturas.

M-Preg. [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora