✨ 9. Advertencias y amenazas

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Al terminar el turno, un transporte asignado por el casino me dejó en casa, sin embargo, yo no me sentí segura hasta que entre al departamento y estuve en la seguridad de mi hogar

Si en mi día a día era algo paranoica, desde que Geb llegó a mi vida lo he sido mil veces más. Sabía que algo iba mal con esos detectives y la actitud de Jaffer me lo confirmaba.

Al entrar, cerré la puerta y apoyé la espalda en esta dando un largo suspiro, Geb se encontraba concentrado leyendo en uno de mis libros en el sofá.

—¿Tú no duermes nunca? —cuestioné cerrando la puerta—. Pedí una habitación para ti y no la has ocupado.

—Sí, pero no dijiste que estaba obligado a usarla —respondió distraídamente cambiando de página—. Aunque si tuviera una buena motivación, podría pasar más tiempo en ella.

—Ni te atrevas a traer chicas a este departamento Geb —lo regañé mientras cruzaba el salón hasta mi habitación—. O chicos, da igual.

—No estaba pensando en traer a nadie —murmuró con una sonrisa traviesa mientras seguía mirando el libro, pero dudaba que de verdad estuviese leyendo.

—¿Por qué no duermes entonces? —quise saber—. No necesitas comer, pero te encanta.

—Prefiero no hacerlo —respondió serio, mirándome por sobre el libro—. Pasé mucho tiempo en letargo, así que dormir es lo último que quiero hacer.

Ahora que podía hablar sobre Vincent Parker, se notaba el resentimiento que escondía y lo mucho que le había afectado estar a su servicio durante quizás cuanto tiempo. Parecía sincero, pero entre las advertencias del propio Sr. Parker y ahora las de Jaffer, estaba empezando a cuestionarme la sinceridad de Geb.

—¿Qué ocurre? —preguntó. Bajó el libro y se incorporó en el sofá mirándome con atención—. ¿Algo en que te pueda ayudar?

—No, todo está bien —respondí de forma automática—. Buenas noches, Geb.

—Buenas noches —murmuró.

Caminé hasta el pasillo de las habitaciones, pero en lugar de entrar en la mía, abrí la puerta de Abby y me metí dentro.

Mi amiga estaba profundamente dormida. Me sentí mal por molestarla con mis tonterías, pero Abby era mucho más que mi mejor amiga. Era mi familia.

Me quité los zapatos y me metí en su cama intentando no despertarla, pero no dio resultado.

—¿Ali? —balbuceó sin abrir los ojos.

—Shh... Vuelve a dormir —susurré.

No dijo nada. No era la primera vez que hacíamos esto. Siempre buscábamos a la otra cuando lo necesitábamos, sea la hora que sea. Me envolvió en un abrazo y con el calor de su compañía me quedé dormida a su lado.

Al día siguiente, desperté con un molesto golpeteo en mi mejilla. Abby me picaba con su dedo índice de manera insistente hasta lograr despertarme.

—Ya basta —me quejé manoteando para quitármela de encima—. No molestes.

—Disculpa, pero eres tú quien vino a meterse a mi cama anoche.

Abrí los ojos y me la encontré con el codo apoyado en el colchón sosteniendo su cabeza.

—Buenos días —murmuré, frotándome los ojos—. Gracias por recibirme anoche, necesitaba algo de compañía.

—Por supuesto, cariño —susurró con una sonrisa—. ¿Quieres contarme qué te pasa?

Dudé un momento. No quería preocupar más de la cuenta a mi amiga con cosas que quizás solo eran parte de mi paranoia. La situación de Geb, los detectives y Vincent Parker ya era lo suficientemente confusa como para además involucrarla a ella.

[#1] La promesa de un deseo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora