✨ 16. Como la magia fluye

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Actualización 1/2

Me desperté al escuchar golpes en mi puerta. Me incorporé de un sobresalto asustada de que me descubrieran durmiendo con Geb, pero él ya no estaba en la habitación

—¿Alana? ¿Estás despierta? —La voz de Mía se oyó desde fuera.

—Adelante —murmuré media dormida. La puerta se abrió y la alarma en la cara de mi hermana me despertó por completo—. ¿Qué pasó?

—Han llamado del hospital —susurró, nerviosa—. Necesitan hablar con nosotros antes de la operación.

No necesitó decir nada más. Me levanté de un salto y me vestí con lo primero que encontré de ropa.

Al bajar las escaleras, ya todos estaban listos para salir, incluso Geb, que acompañaba a mi hermano en la cocina mientras desayunaba.

Nos subimos todos al auto de Landon para ir al hospital. La preocupación me tenía nerviosa. Quizás algo salió mal. El deseo no había funcionado y mi madre seguía enferma.

—Deja de pensar tanto, me inquietas —murmuró Geb en mi oído. El brillo chispeante de sus ojos me sacó una ligera sonrisa.

—¿Es posible que no haya funcionado? —pregunté.

—Tranquila, Amira. Tu madre está bien. —Metió la mano a su bolsillo, y del interior, sacó un muffin de chocolate—. Come algo.

—¿De dónde lo sacaste?

—No hagas tantas preguntas y come —ordenó dejándolo en mis manos.

Una sonrisita curvó mis labios y él me la devolvió.

Al llegar al hospital, éramos demasiadas personas para entrar a la consulta de la doctora, por lo que ella salió a recibirnos y explicarnos por qué nos había llamado.

A pesar de las palabras de Geb, los nervios me carcomían. Sé que él podía sentirlo, tomó mi mano dando un ligero apretón como muestra de apoyo.

—Lamento hacerlos venir tan temprano —dijo la doctora luego de estrechar la mano de Landon en saludo—. Pero esto es algo que no podíamos dejar pasar. Está completamente fuera de alguna explicación lógica.

—¿Qué pasó? —Mi pregunta salió veloz por mi boca. La doctora me observó con curiosidad, nunca me había visto, pero no cuestionó mi presencia ahí.

—Esta mañana hemos preparado a su mujer para la operación Sr. Lewis. Exámenes de rutina, chequeo esas cosas y... nos hemos llevado una sorpresa.

—¿Sorpresa? —repitió Landon, confundido.

—Su esposa está mejorando por cuenta propia Sr. Lewis. No necesita operación. No sabemos cómo pasó, pero supongo que son buenas noticias. Todos exclamamos, aliviados. Landon se llevó las manos a la cara, emocionado, y mis hermanos se abrazaron contentos.

Yo aún temblaba nerviosa y asustada. Me apoyé en el pecho de Geb y dejé que este me reconfortara con su abrazo.

—Tranquila —susurró, pegando sus labios en mi pelo—. Todo está bien ahora.

Giré mi rostro y nuestras miradas quedaron a centímetros de distancia, lo suficiente para sentir la calidez de su boca junto a la mía. Su sonrisa era perfecta, me llenaba de un optimismo que estando sola jamás podría haber sentido.

—¿Podemos verla? —preguntó el novio de mi madre. La doctora asintió.

Nos guio por los pasillos del hospital hasta la habitación en la que estuve el día anterior. Landon y mis hermanos entraron en cuanto la doctora abrió la puerta. Mi madre los recibió con una enorme sonrisa, sentada en la camilla.

[#1] La promesa de un deseo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora