Capítulo Ⅱ

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Intrusos

༻✧༺Intrusos, eso era lo que presenciaba en estos momentos

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Intrusos, eso era lo que presenciaba en estos momentos.

El sonido de algo haber sido roto escandalosamente me despertó. Seguido de eso, una patada se escuchó en la puerta.

Agarré mi cuchillo y guardé mi arma en mi cinto. Salí de aquel armario en el que descansaba sin hacer algún sonido que llame la atención. Al intentar abrir la puerta de aquel cuarto en el que me encontraba, la perilla cayó al suelo y por el aire la puerta se abrió, golpeando la pared. Maldecí en mis interiores y rápidamente salí de ese cuarto para pasar al baño que se encontraba cruzando el pasillo. Tapé la ventana del baño y me oculté detrás de la puerta. Escuché pasos provenientes de las escaleras. Cargué mi arma con cuidado y la agarré firmemente entre mis dos pequeñas manos.

Por mediante el espejo del baño observé un sombrero de sheriff pasar lentamente por el pasillo. Escuché el sonido de un arma cargarse y una patada en la puerta de la habitación de la que recién había salido. Con el arma en alto salí del baño, silenciosamente caminé hacia donde la silueta de sheriff recién había entrado.

Había colocado espejos, o pedazos de espejos, por mediante de las esquinas de cada habitación, así podía prevenir cualquier ataque por la espalda. La silueta se acercó a un pedazo de espejo que había puesto en un mueble. Me puse a un lado del marco de la puerta y me recargué a espaldas a esta. Seguía con mi arma entre mis manos, agarrándola fuertemente.

Agarró el pedazo de vidrio y lo observó .

—¿Que es esto?—preguntó para sí mismo y lo observó con más dedicación. Un espejo, idiota. Dije para mis adentros. Trazó su dedo alrededor del pedazo de espejo y escuché un quejido. Me asome un poco y vi su dedo con poca sangre.

Reí silenciosamente ante esto. Se fue hacia la esquina de la izquierda y observó el otro espejo. Lo observó por un buen rato. Mire el espejo y vi un ojo. El ojo más hermoso que haya visto en mi vida. Color azul. Un azul tan vivo y cristalino. Quedé embobada por el color de aquellos ojos, que no me di cuenta cuando el vio mi reflejo por mediante el pedazo que sostenía en su mano. Entrecerró los ojos y se alarmó.

Rápidamente me escondí detrás de la pared en la que me encontraba. Estupida, estupida, estupida. Me repetí internamente varias veces.

—¿Quien está ahí?— preguntó en un tono firme— Sal de ahí en este instante antes de que te vuele la cabeza.

Tragué en seco y sonreí para mi misma. Escuché sus pasos cada vez más cerca, y cuando supe que estaba lo suficientemente cerca salí corriendo hacia la habitación de enfrente.

—¡Oye! Alto ahí.—sus pisadas se escucharon más rápidas y fuertes. Escuché más pisadas acercarse, provenían de las escaleras.

Me pegué a la pared de detrás de la puerta, quedando entre ambas. El niño entró con el arma arriba y apuntando para todos lados. Al ver que no parecía haber nadie se quiso acercar al peinador que estaba en medio de la habitación. Parecía confundido al ver tantos espejos en todos lados. Se encaminó a estos pero frenó en seco al ver su reflejo. Detrás de el estaba yo, cubierta de sangre seca por todos lados, pero las manos con sangre fresca. Pues bien antes de que me despertarán había casado una ardilla y la había almorzado. No había podido dormir durante más de cinco minutos. Tenía mi arma metida en la parte de atrás del pantalón.

𝐍𝐨 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐄𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞- The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora