Introducción

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Thomas miró a través de la ventana, mientras tomaba su café

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Thomas miró a través de la ventana, mientras tomaba su café.
Aún no había salido el sol, y los hombres, a los cuales él dirigía, estaban dando inicio, al día de trabajo en el rancho, preparando sus cosas.
Llevaba casi dos años, trabajando como capataz, en el Rancho Green.
Suspiró profundamente.
Ese día, era un aniversario, que no deseaba vivir.
Sin embargo, allí estaba. Intentaba sobrellevar la soledad, que su esposa Margorite, le había dejado al morir.
Notó la vieja camioneta verde de Abigail, llegar al Rancho. Dejó la taza de café sobre la mesa, y caminó, hacía la recámara rosa de la casa.

Allí en la cuna, cargada de juguetes, dormía Margoth. Su pequeña hija, que cumplía dos años, ese mismo día.
Así es. Margorite había muerto, dando a luz a la pequeña.
Sonrió. ¿Cómo podía estar enojado, con esa preciosidad? Luego se inclinó, a darle un beso, en la mejilla.
La pequeña, se removió, en esa cuna cálida, y continúo durmiendo.

-Te veré más tarde - Susurró.

-Creí, que ya estabas trabajando muchacho - dijo Abigail, entrando a la habitación.

Ella era una señora amorosa, que cuidaba de Margoth. Mientras él, dirigía el Rancho, junto a Daniels.

-Estaba en camino a ello - dijo, con una sonrisa apagada. Abigail sabía cuál era el motivo. Lamentablemente, la pequeña Margoth, se lo recordaría siempre a Thomas. Él tomó su sombrero de vaquero, y un abrigo liviano, para empezar su día - . Abigail. Daniels ha organizado una pequeña fiesta, para celebrar, los dos años de vida Margoth. He comprado, un pequeño vestido para ella. ¿Crees poder prepararla, para esta tarde?

-Por supuesto. Tu no te preocupes. Ahora ve, antes de que tus muchachos, vengan por ti, y despierten a la pequeña.

-Gracias - Thomas volvió a mirar a su hija, sonrió al verla dormir, como un pequeño ternero - . Las veré más tarde a ambas - mientras se dirigía, a la puerta de salida. Vió un paquete de regalo.
Se sintió agradecido.
Aunque le había pedido a Abigail, no ponerse en gastos, ella lo hizo, de todas formas.

-No te molestes Thom. No podía venir, sin un regalo para mí nieta.

-Gracias Abigail, valoro mucho tu obsequio - le dijo, y salió de la casa.

Si bien, Abigail no era abuela de Margoth, se comportaba como una, al igual que Daniels Green. Que en ese momento, cruzaba la distancia de la casa Mayor, a la suya. Con su amplia sonrisa, y un paquete enorme de regalo.

-Daniels - dijo él, en señal de saludo.

-Thom. Supongo que la princesa duerme ¿Verdad?

-Supones bien.

-Y la antipática de Abigail ¿Está allí dentro?

-Lo está - Thomas sonrió animado. Abigail, era la vecina de Daniels. Y al parecer, ese par se gustaban. Pero pasaban, mucho más tiempo peleando, que hablando.

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