Adelantos de mís dos nuevas Novelas

40 13 2
                                    

ECOS

Uno, dos y tres...

Contó el pequeño niño, apoyado contra la pared, mientras todos se escondían.

Solo sería un simple juego, pero en esa tarde, la desgracia se hizo presente, en aquel lugar.

Un grito agudo, cargado de terror, resonó en el aire. 
Un niño, había hallado a otro, asesinado.

-¡Qué ocurre! - gritó Lilian asustada. Quién era, una de las niñeras, encargadas, de cuidar de ellos.
Miró hacia donde, indicaba el niño, con el dedo.
Otro gritó se escuchó, está vez, la de una muchacha más adulta. Estaba aterrada, por la imagen del niño estacado, con sus viceras fuera, derramadas en el suelo.

Lilian abrazo al pequeño, que gritaba junto a ella. Intentaba impedir, que siguiese gritando. Pero no le culpaba, porque ella, también gritaba.

Frente a sus ojos, estaba Mateo Díaz, muerto.

-¡Carla, Yenny, Sofía! ¡Cuiden a sus niños! ¡Qué no vengan aquí! - gritó Lilian, intentando tomar, el control de sus emociones.

-Anthony - ella se inclinó, para tener al pequeño de seis años, frente a sus ojos. Le tomó de los hombros - . Por favor Anthony, quiero que corras, directamente hacia Yenny, no te apartes de ella. Vete ya. No te detengas, y pídele a Sofía que venga - Del resto de las niñeras, ella era la más valiente. Pero cuando llego a su lado, toda valentía se fue al caño. Le ayudo a controlarse - . Sofía, necesito el teléfono. Hay que llamar a la policía - la muchacha le entregó el móvil, ella llamo a Emergencias. Luego pidió a Yenny, y a Carla. Llevar a los niños, con sus padres.
Las niñeras, sabían que algo pasaba. Pero al juzgar, por los rostros de sus amigas, que dijeron es un niño sin vida. Obedecieron de inmediato, llevando a cada niño a sus padres.
Por primera vez, ellas no cumplían, con el horario establecido, del cuidado de su club de niñeras.

Carla y Yenny de trece años,  Sofía de quince, y ella de catorce años. Llevaban un año, prestando servicios, de niñeras por horas.
Nunca habían creído, que algo como eso, les ocurría.

-¿Qué persona desalmada, haría algo como esto? - dijo Sofía, con lágrimas en los ojos. Mientras veía el movimiento, de los oficiales de policía, trabajar en el lugar, y trasladar el cuerpo del pequeño, en una ambulancia policial. Le habían pedido a ambas, esperar, junto a la patrulla del oficial  Roberts Finne. Un anciano amigable, quién en ese momento, las miraba, desde el otro lado del campo de juegos - . ¡Dios Lili! ¡Cuidamos de ese pequeño!

-Lo sé. Lo sé - ambas se abrazaron, y lloraron.

Mateo Díaz, era un pequeño de seis años. Lleno de alegría, y vida. Le gustaba comer galletas de chocolate, y jugo de naranja fresco. Tenía un pequeño auto de carrera, color rojo. Soñaba con ser, un corredor de carreras, algún día. Pero eso, ya no podría ser.
Estaba muerto, de una manera, sumamente salvaje.

-Muchachas - Roberts Finne, se acercó, al verlas muy conmocionadas - . Vayan a casa, con sus padres - ellas miraron a sus padres, que esperaban por ellas, a lo lejos. Detrás de la valla, creada por la cinta policial. Solo ellas, estaban cerca de los hechos  - . No hablen con nadie. Mañana a primera hora, vengan a verme a mis oficinas. Aún queda mucho trabajo, aquí. Vayan a descansar - el anciano miró a Susan, una joven oficial. Que ayudaba en el momento-. Por  favor, llévalas a sus padres. Pídele que la lleven, mañana a las setecientas horas, a mí despacho, para tomarles declaración - Susan asintió, e hizo un gesto a las niñas, de seguirle - . Diles a  sus padres, Que salgan de aquí. Que no esperen. Las personas querrán saber que ha ocurrido, y tenemos que guardar silencio, hasta averiguar que ha pasado, con ese pequeño... ¡¿Pero qué pasa allí?! ¡Mierda! - El viejo policía, camino hacia el tumulto de personas. Sus piernas cansadas, ya no respondían para correr. Llegó al lugar, mientras Abigail Linux gritaba, pidiendo ayuda a los presentes - . ¿Qué tienes?

-¡Mi hijo! - hablaba desesperada la mujer - . ¡Mí hijo Ethan, no aparece! ¡He escuchado, que tienen a Mateo aquí! ¡Él salió está mañana con él, a andar en bicicleta, junto al río! ¡No he sabido de él, creí que estaba con Mateo! ¡Dios mío! ¡Mí hijo!

-Ethan y Mateo, suelen ir en bicicleta, junto al puente de Avellanas - dijo Lilian, al llegar al lugar - . Siempre cuentan que sus padres, le dejan ir allí, por las mañanas.

Muchos de los presentes se quejaron. Miraron a Abigail Linux.

-¡Que clase de madres, dejan a sus hijos pequeños, alejarse por tantas horas! - habló Lorens. El viejo cerrajero del lugar.

-¡Siempre lo han hecho! ¡Jamás paso nada! - Abigail Linux, se sentía ofendida. Pero todos sabían, que ella lo hacía, para atender a sus clientes de paso.
Trabajaba en su casa, prestando "servicios esenciales" Osea, era una prostituta fina, que atendía a los maridos, y hombres, mal atendidos. Todas las mujeres del  lugar, las odiaban. Porque más de una sabía, que ella era amante de sus esposos.
La mujer se había establecido, un año antes, en el lugar. Trás la pérdida de su esposo, en un accidente de tránsito.

-¡Si andas de zorra, obviamente, lo dejas a la suerte de Dios!

-¡Cierra la boca Beatriz!

-¡Ya basta mujeres! - dijo Roberts Finne. Luego miró a Lilian - . ¿Sabes dónde queda ese lugar? - ella asintió.

-Oye Roberts - dijo Franklin. El padre de Lilian - . ¿No crees, que ella ha tenido suficiente, por hoy?

-Lo siento Franklin, tu hija sabe dónde buscar. Si ha pasado algo malo, eso nos ahorrara tiempo - Abigail Linux, gritó aterrada - . Oye Susan. Ayuda a Abigail, dale un poco de agua. Pequeña, tu ven conmigo.

-Yo iré con mí hija - dijo Franklin. Su esposa, asintió preocupada. El oficial dudo, un poco - . Vamos. Por favor. Es mí hija, la que llevas allí, y es menor.

-De acuerdo, pero mantente lejos.

Unos minutos más tarde, la misma escena, hallaron en aquel lugar. Lilian. Estaba muy afectada. Ver los ojos de Mateo y Ethan, fuera de sus orificios. La seguirían, por el resto de su vida.

No olvides de votar!




El Amor De EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora