La Traición del Amor 33

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Mohamed, esperó impaciente a Desteny, en su alcoba

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Mohamed, esperó impaciente a Desteny, en su alcoba.
Era evidente, que esa muchacha, no había logrado escapar, de su guardia.
Se dispuso ir a verle, para ver qué harían. Pero al abrir la puerta, la vió aguardando, a unos pasos de allí. En tanto hablaba por teléfono.

-Debo cortar... Yo también te amo - Mohamed, la miró extrañado. Ella sonrió, y le miró de arriba abajo - . Lindo pantalón.

-Has dicho, que no quieres llamar la atención - era el turno de él, al mirarle de arriba a bajo - . Pero tu lo harás, y él también - se refirió, a su centinela personal.

-Mahed, no iba a dejarme ir sola. Por eso está aquí.

-Eso no explica, el porque están vestidos así.

-Mi madre, y la Reina, hicieron mí equipaje - ella blanqueo sus ojos, en señal de fastidio. Mohamed sonrió sin querer - . Él, es un Centinela. No trae más, que de esos uniformes.

-Entiendo.

-Necesito que nos prestes ropa -Él la miró, un tanto sorprendido - . Si tendría mí ropa, de no Princesa, no te lo pediría - Mohamed respiró profundo, y señaló su alcoba. Al cabo de unos minutos, Mahed, y Desteny. Estaban vestidos, de sport, con las ropas del príncipe - . Esto me deja ver, que sueles escaparte mucho, del palacio.

-Solo lo suficiente, para despejar mí mente - ella le miró preocupada - . ¿Por qué me miras así?

-Porque no entiendo, el porque quieres escapar, de tu hogar.

Él no dijo nada al respecto.

-Vamos. Nos aguardan...

-Creí que seríamos nosotros tres - dijo Mahed, él negó con su cabeza.

-Alguien nos llevará, a dónde deseamos ir - Desteny, miró detenidamente a la mujer, que se acercó al Príncipe. Era hermosa. De cabellos negros, poblados en canas. Tenía un rostro dulce, y aunque sus ropas, eran humildes. Se movía con aplomo. Toda digna de Realeza. ¿Acaso esa mujer era Helsa? - . Madre. Ella es Desteny. Princesa de Salem - Helsa, la miró con aprensión.

-Eres tan bella, y aún más, que tú madre.

-Gracias - ella le reverencio- . Es usted muy amable.

-No hagas eso, por favor.

-Una Reina, siempre es Reina. No importa, que no tenga un trono.

-Me agradas - dijo la Madre de Mohamed. Él miró intrigado, a su hermosa madre - . Bueno. Mejor vámonos de aquí. Kerdsha, nos está esperando.

Viajaron, en un auto pequeño. Bastante precario. A Desteny, le agradó, ver a madre e hijo, hablar con naturalidad, sobre los asuntos del pueblo.
Descubrió que él, cuidaba mucho de ella, y un grupo de personas, que eran del círculo íntimo de su madre.
Grupo que crecía, cada vez más. A causa, de la necesidad suscitada, por la situación económica, del Reino.

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