Revelaciones. 28

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Hola Chiquis!

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Hola Chiquis!

Se me escapó y compartí esos capítulos 28 y 29.
Pero les dejo el 28.

La segunda extracción, no fue tan difícil de sobrellevar. Tanto ella, cómo el niño. Dialogaron de forma continua. Ya que Mabsen, llevaba tres días evitandola.

-¿Hada?

-¿Qué ocurre? - preguntó preocupada - . ¿Te sientes mal?

-No. Solo quiero hacerte, una pregunta. Pero no quiero, que pienses mal.

-Descuida. Solo dilo de una vez, y no será tan difícil.

-¿Crees que las segundas madres, son malas?

-Realmente no lo sé - respondió ella, con mucha sinceridad. Luego sonrió - . Pero creo que Margoth, podría hablarte de ello, al respecto.

-¡¿Tía Evangeline, no es su mamá?! - ¡Por Dios! ¡He metido la pata! Pensó ella- . Descuida. No te aterres. No le diré a nadie, que me lo has dicho - Hadasa, miró a la enfermera. Ella bajo la mirada, mientras le quitaba, la aguja de su brazo - ... Pero es extraño. Tía Eva, nunca hizo diferencia, entre Margoth, y los demás. ¡Oye! ¡¿Los demás si son sus hijos?!

-Si. Si lo son - respondió ella, y miró a la enfermera, que le ayudó a incorporarse - . Gracias Galeya. Eres muy amable.

-De nada - dijo con timidez la joven.

Hadasa pensó, que debía de solucionar, las cosas con ella.

-Entonces, no debe ser tan malo, tener una segunda madre, como lo es tía Evangeline.

-Supongo que no - le  respondió ella, y se tocó la cabeza. Sentía, un leve mareo.

-¿Esta usted bien?

-Es solo un pequeño mareo, ya se me pasará... Espera Galeya ¿A dónde vas?

-Hanesa. ¿Serías mí segunda madre? - ella quedó en blanco, al oír al niño, decir aquello.

Mabsen, corrió hacia ella, al verla pálida.

-Estoy bien - a él no le importó, lo que dijo ella. La cargo en sus brazos, para llevarla a la Recámara Real.

-Pronto vendré a verte Hasef - le dijo el Rey, a su hijo, antes de salir de la habitación.

-Debes dejar de cargarme en brazos - dijo ella. Él no habló - . ¿Si sabes que puedo caminar?

-Ayudas a mí hijo, esto es lo mínimo que puedo hacer - habló molesto, Dejándola con suavidad, sobre la cama - . No te levantes. Mandaré a alguien, que traiga algo para que comas.

-No es necesario.

-¡Por Dios Hadasa! ¡Deja de quejarte como una niña, y obedece!

-¡No soy una niña! - ella le arrojo, una almohada.

El Amor De EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora