Llevaba cuatro días volviéndome loco. Pensando una y otravez donde y con quien estaba Daiana. Paris era enorme, asi que buscarla allí seria como buscar una agujeta en un pajal. Me la pasaba bebiendo y fumando sin control. Ya en cuatro días sentía que había bajado de peso ya que no me estaba alimentando. Estaba tan desesperado que había vuelto donde Melisa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Te ves muy mal amor. Esa mujer te está matando.
-No quiero pensar mas Melisa, no quiero seguir así.
-Estás mal Keinan, te has mirado en un espejo? -dijo ella tocándome la cara.
-No, -dije secamente
-Se nota Keinan. Toma, hazlo. -dijo trayéndome uno bastante grande. -Mirate Keinan, hay tienes un rostro reflejado de mucho dolor, desprecio contigo mismo, inseguridad, desamor.
-Melisa no empieces con tus cosas. -dije desanimado.
-No Keinan, mirate. Lo que hablo es la verdad. Te dije que fui sicologa antes que enfermera y tu semblante habla por si solo. Estas descuidado, eres un hombre precioso pero así no llegaras a ninguna parte. -dijo pasando sus manos por mi cabeza, besándome la mejilla.
-Que propones Melisa? -dije aturdido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Que te des un baño y te vistas bien. Que te cortes el cabello y te arregles esa barba. Que te levantes el ánimo tu mismo.
-No tengo ganas de nada. -dije abatido
-Yo te las daré Keinan, hazlo por ti. No por nadie. Hazlo para que te sientas bien. Quieres que te dé un cambio? -dijo levantándome la barbilla.
La miré sin ganas de nada. Aquella mujer lograba entenderme. Queria hacerme sentir bien aún a sabiendas de que yo me sentia mal por otra persona.
-Me pongo en tus manos entonces. -dije sin ganas de luchar.
-Te dejaras hacer lo que yo quiera? -dijo ansiosa
La miré con el ceño fruncido algo indeciso, pero no me importó.
-Haz conmigo lo que quieras. No me opondré a nada. -dije tragando con dificultad.
