LLEGÓ TU HORA

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Había salido en la noche para poder pasar desapercibido ya que me dirigía hacia la Ciudad. Allí esperaria hasta el amanecer y compraría dos boletos de viaje sin regreso hacia Paris nuevamente. Empezaria una nueva vida al lado de la mujer que amaba, Daiana.

-Cuánto son?, -dije al Señor que me había permitido dormir aquella noche en un cuarto rentado.

-Son sesenta pesos. -dijo él mirándome algo curioso.

-Aqui tiene cien para que no diga nada, gracias por ayudar. -dije dándole el dinero al viejo, tapándome la cara nuevamente con la capucha.

-Espera joven -dijo el viejo deteniéndome de golpe.

Lo miré frunciendo el ceño y me volví hacia él.

-Que pasa? Cuál es el problema. Tengo mucha prisa. -dije mirando hacia todos lados.

-Sé quien eres, te he visto en las noticias. -dijo el viejo provocando que mis sentidos se alertaran.

-Mierda.... -dije sacando más dinero.
-Entonces si me ayudas del todo te daré todo esto. Por favor solo quiero irme. -dije algo desesperado.

-Del país? -dijo el viejo curioso.

Le afirmé con la cabeza mirando hacia atrás bastante desconfiado. Me sentia inquieto ya que aquel Señor me estaba desquiciando.

-Bien, te costara el doble si quieres que te ayude. Iré al pueblo por ti y te traeré los boletos. Cuántos son? -dijo el Señor estirando la mano.

-Dos boletos sin regreso hacia Paris. En menos de dos días el plazo. Me urge irme. Si es de noche mejor. -dije poniéndole el dinero en las manos.

-Vendré muy rápido, esperame aqui. -dijo el Señor cerrando un portón del otro lado.

Lo miré alejarse y por un momento me inquieté mucho más de lo que ya estaba. No me fiaba de nadie, mucho menos de quien no conocia. Que falta me hacia Jay en estos momentos. Me quité la capucha ya que hacía bastante calor aquella mañana y me senté.

Miraba el reloj vez tras vez y no veia la hora de irme, ya que había pasado mucho tiempo. Me levanté de un sillón donde me había sentado y habia decidido marcar el número de mi amigo cuando escuché una voz decir mi nombre.

-Keinan Mendietta...

-Mierda... -dije en voz baja.

Se me enchinó la piel y levanté la mirada lentamente

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Se me enchinó la piel y levanté la mirada lentamente. Tras darme la vuelta mi semblante cambió drasticamente.

-Estas detenido, vuelve y date la vuelta y levanta tus manos a la cabeza. -dijo un Oficial apuntándome con su revolver.

Me quedé sin reaccionar y el Oficial se alteró.

-Que te des la maldita vuelta y levantes las manos. -gritó sin dejar de apuntarme.

TERRIBLE OBSESION ( PARTE 3 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora