TERRIBLE OBSESION ( PARTE 3 SECUESTRADA)

NO LO ACEPTO

-Por favor entiéndelo. -dijo el abogado tirando el portafolio sobre la mesa.

-No voy a enteder una mierda de nada, los cargos se habian quitado, mi mujer es mi mujer y no la he obligado a nada, no lo acepto, no quiero estar aqui, no soy ningún asesino malditasea. -dije furioso ante la mirada del Oficial a mi cargo, el mismo que siempre me fastidiaba.

-Mira Mendietta te diré una cosa, si no estas satisfecho con la labor que he prestado puedes apelar si quieres, pero te diré algo, será a cargo de otro abogado. -dijo esta vez bastante molesto.

Lo miré incrédulo y sin decir mas nada quise salir de aquella sala, olvidando claro, que estaba encarcelado.

-A donde crees que vas? -dijo el Oficial interponiéndose en la puerta.
-Pon tus manos sobre la espalda reo, de aqui vas procesado.

-Que?, -dije mirando al abogado.

-No me dejastes explicarte Mendietta. -dijo el abogado mirándome.

-Como que procesado?, no es aquí que estaré este tiempo? -dije ya con las manos esposadas.

-Vas a permanecer aquí, pero en otro lado, todo esto depende de cada sentencia.

-Diescisies años, diesciseis años pérdidos. No por favor. -dije sentándome en el suelo dejándo caer la cabeza sobre mis rodillas.

-No serán diesciseis Mendietta. Cumplirás seis años en prisión. Luego diez bajo arresto domiciliario y con grillete. Si incumples probatoria, si incumples tus clases de conducta y tu seguimiento médico, irás para adentro los diez años restantes. -dijo el abogado como si lo que hubiera dicho hubiera sido cualquier cosa.

-Levántate reo. -dijo el Oficial para que lo siguiera.

-Vendré una vez entiendas lo que ha pasado, te dejaré saber cualquier cambio y hablaremos de las visitas. Ahora porfavor te pido que acompañes al Oficial González, el te llevará al centro de reclusión.

-Creí que estaba ya tras las rejas, no es así entonces? -dije sintiendo algo raro en el estómago.

-No Keinan, no te han reclutado aún, no antes de tu sentencia. Estabas detenido sin derecho a fianza. Estabas solo en la celda de espera. Ahora, ahora será diferente.
-dijo el abogado mirándome con cierta compasión.

Se me llenaron los ojos de lágrimas y me levante del suelo sin decir nada. El Oficial me dio órdenes de que caminara frente a él y me dijo que mirara al suelo. Porque razón?, no la sabía. Pero supuse que era allí donde empezaban los días mas grises de mi vida.

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Salimos a las afueras de aquel lugar, donde nos esperaba una camioneta negra, donde se abrió la puerta y salió otro Oficial dándome la orden de que entrara en la parte de atrás. Asi lo hice sin preguntar nada. Me acompañaba el Oficial González, el mismo de siempre y al cuál le tenía una gran desconfianza. Pensé que el camino sería largo, pero no fue así, solo se demoró unos veinte minutos. Ya al llegar el Oficial González me abrió la puerta y me dijo que caminara hasta el final de un pasillo. El venía atrás de mi. Me dolían las piernas por el peso de las cadenas y ni hablar de mis manos que ya estaban magulladas por estar en constante aprieto.

-Ya estamos llegando guapo. -dijo el con una sonrisa.

Ví que nos acercábamos a una fila donde habían mas hombres todos vestidos con el mismo uniforme pero de diferente color y fue alli donde deduje que ingresaban a los reos.

-Vente acá, hasta que nos toque pasar. -dijo señalándome la fila.

Hacia calor y tenia hambre, me dolian las manos y ni hablar de mis piernas. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, cuando al fin me tocó el turno. Vi que el Oficial González entregaba unos expedientes en una ventanilla y el Oficial de la puerta me dio una bolsa.