Capítulo seis - Laboratorio

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Al llegar al instituto antes de entrar, repasaron el plan que habían elaborado en el camino.

–Okey, tenemos –Bruno miró su reloj–, exactamente treinta y siete minutos mientras no hay nadie en el laboratorio. Repasemos el plan –Alexandra asintió a sus palabras mientras caminaba a su lado rumbo a la puerta de entrada–: Entraremos al laboratorio de química sin que nadie nos vea –movía sus manos a medida que explicaba–. Examinaré tu ADN, y al tener los resultados nos largamos.

–Luego vamos a los baños, y esperamos a que toque la campana para salir y actuar como si nada –agregó ella–. Pan comido.

Entraron a la institución, agachándose al pasar por alguno de los salones. Querían evitar a toda costa que los vieran ya que deberían estar en clase en ese momento; además utilizarían el laboratorio sin autorización y eso estaba prohibido por lo que podrían ser sancionados.

Apenas entraron en el laboratorio, cerraron la puerta asegurándose de que nadie los hubiera visto. Bruno colocó dos microscopios sobre una mesa, mientras que Alexandra se sentaba en uno de los taburetes y observaba cada movimiento de su amigo. Él se acercó a ella y tomó un cabello de su campera.

Lo levantó y mientras lo observaba dijo: –Necesito también una muestra de sangre... co-con una gota es suficiente.

Colocó el cabello en el microscopio antes de tomar un bisturí y dirigirse nuevamente a la chica, quien se estaba preparando mentalmente para que Bruno le hiciera un gran corte. Cerró los ojos extendiendo la mano derecha, esperando sentir como el frío instrumento la cortaba.

–¿Ya está? –preguntó sorprendida al abrir los ojos y ver al castaño observando la muestra–. ¡Ni siquiera lo sentí! –miró su dedo viendo un pequeño punto rojo.

Bruno no dijo palabra alguna. Estaba demasiado ocupado analizando las muestras. Los resultados obtenidos se le hacían levemente familiares y a la vez, diferentes a cualquier cosa que hubiera visto antes. Alexandra lo observaba con sumo interés. Por alguna razón, se le hacía fascinante lo brillante que era el joven y lo habilidoso con cualquier cosa que estuviera relacionada a la ciencia o tecnología. Y, aunque no sabía por qué exactamente, amaba el hecho de que Bruno se estuviera arriesgando de la manera en la que lo hacía al estar allí, solo para poder ayudarla a descubrir la razón de sus poderes, siendo él mismo quien propuso la idea.

–Esto es increíble –murmuró Bruno con una sonrisa, mientras enfocaba mejor la muestra en el microscopio. Alexandra se acercó a él para observar por el ocular del microscopio su propio ADN–. Tus células... tus genes tienen algo... diferente. Son diferentes –afirmó–, es algo que nunca antes había visto... una especie de mutación, pero distinta a las que he visto antes–decía el muchacho con cierta emoción y confusión en su voz.

–¿Una mutación? –preguntó ella mientras seguía observando.

–¡Si! Tus genes son muy diferentes a los de los demás... Me hacen acuerdo a los de Kamala –explicó el castaño, dándose cuenta de que lo último no había sido necesario. Su cara cambió al instante a una más seria. Pasó una mano por su nuca mientras la chica giraba su cabeza en su dirección lentamente.

–¿Kamala? –preguntó intrigada. Bruno desvió la mirada–. ¿Quién es Kamala? –preguntó ahora, intentando no sonar molesta.

–Ka-Kamala, ella es mi-mi mejor a-amiga –intentó no darle importancia, evitando hacer contacto visual–. Pe-pero eso no es lo que importa ahora...

–¡Claro que importa! –la castaña lo interrumpió y apoyó una mano sobre la mesa, recargándose sobre ella mirándolo con los ojos abiertos y cierta molestia. Bruno la miró nervioso–. Tu mejor amiga, de la cual yo no tenía idea, también tiene poderes –dijo con obviedad.

–Si, mhm... algo así –se sentó acariciando su mentón, pensando seriamente en salir corriendo.

–¡¿Y no pensabas decírmelo?!

Entonces, escucharon dos voces acercarse al laboratorio. El muchacho se levantó lentamente mientras miraban la puerta. Se miraron ahora preocupados, sabiendo que si los encontraban allí, estarían metidos en un gran problema.




















Este capítulo es cortito, pero bastante importante para la trama.

Súper fuerte | Bruno CarrelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora