Capítulo 1: El comienzo la leyenda...

60 3 0
                                    

En la época donde los inmortales, tanto demonios como señores celestiales, luchaban entre ellos para conseguir dominar el mundo y con ello a los mortales.

Los primeros tenían fama de ser malvados, no respetar la vida, pasar de todo y ser tramposos, entre otras cosas.

Los segundos eran los más respetados. De ellos se esperaba la guía para el buen camino. Ser honesto, seguir las leyes divinas impuestas hace miles de años, entre otras cualidades.

Hablando de los mortales, ellos vivían tranquilos más o menos. Los humanos intentaban vivir lo más alejados posible de las disputas entre esas dos entidades sobrenaturales. Aunque no siempre era fácil escapar de los seres superiores.

Muchos reinos hacían pactos con los seres inmortales para traer prosperidad a sus tierras

Habían bastantes reinos que tenían acuerdos con los celestiales. Otros, en cambio, obedecían a las sectas demonio.

La guerra por tener el poder siempre ha estado presente entre estos seres. Pero hubo un evento que cambió todo y la persecución por la cabeza de los líderes demonios se hizo viral.

¿Qué fue lo que provocó esto? Bueno, el rey de la secta de los demonios de sur, Song Qi Yue, secuestró y desposó a una de las hijas del reino mortal, que estaba destinada a casarse con un ser celestial para llevar a su pueblo a la prosperidad.

La dama en cuestión era la única princesa del reino del sur, la inocente, pero de carácter decidido, Feng Yan Li.

Para ponernos en contexto, vayamos a la leyenda. Según se cuenta por ahí, Song Qi Yue se enamoró de ella apenas la conoció cuando era tan solo una niña de 8 años y decidió raptarla para hacerla suya.

¿La realidad? No fue como lo cuenta la leyenda. La verdad era la siguiente: ella se encontraba en peligro cuando él la salvó.

En aquel entonces, la pequeña niña era maltratada en el palacio real por su madrastra, aprovechando que el emperador de esas tierras había ido a una batalla que duraría 10 años. Feng Yan Li era hija de una de las concubinas reales que el emperador más amó en este mundo y por ese motivo, la reina la odiaba.

Tanto era ese odio, que la reina hizo un pacto con los seres celestiales. Otorgando la mano de la pequeña de 8 años a uno de esos seres. Feng Yan Li sería llevada hasta el reino celestial para ser educada ahí y al cumplir la edad para casarse, se desposaría con el príncipe elegido.

Una tarde, Fen Yan Li escuchó la conversación de la reina con un emisario de los cielos. Por lo que decidió huir del palacio real para escapar de su mala suerte. Pero había un problema, ella nunca había salido a las calles fuera de palacio. Era muy peligroso para una niña de su edad vagar sola por esos rumbos.

Cuando Song Qi Yue la salvó, no se la pudo quitar de encima y decidió llevársela con él al reino del inframundo.

Este lugar no era horrible, al contrario, era hermosa. A simple vista, parecía una cueva abandonada, pero en el interior rebosaba de vida.

En este lugar, el rey demonio se encargó de la educación exquisita de la pequeña Feng Yan Li desde que llegaron. Su intención inicial era devolverla con los suyos en un corto periodo de tiempo, pero la niña no quiso irse de su lado y como apenas conocía la procedencia de Feng Yan Li, decidió quedarse con ella. De la niña solo sabía su nombre: Yan Li. Song Qi Yue le dio su apellido, ya que ella aparentemente no tenía uno. Para él era su pequeña hermanita, o al menos eso pensaba al principio.

Así pasaron los años hasta que ella se convirtió en toda una señorita de buen ver.

-Pequeña Yan Li, ¿de verdad no quieres regresar a casa? -Le preguntó aquel hombre alto de ropajes blancos.

Ella jugaba con un pequeño gatito, lo dejó en el suelo y se levantó.

-No, no quiero irme. -Respondió sinceramente. -Pero... si mi dàgē me pide que me vaya, lo haré. -Dijo decidida.

Él sonrió amablemente con un tono de picardía y luego movió la cabeza negando las palabras de aquella insensata jovencita.

-Eres una pequeña muy extraña. -Comentó el demonio. -¿Te lo he dicho alguna vez?

Feng Yan Li asintió sonrientemente. Song Qi Yue le dio una sonrisa y fue a coger una flor de loto que flotaban en su estanque y se la dio.

-Muchos de tu raza huirían al verme.

-Lo harían sin dudar, pero nadie os conoce como yo. -Ella le devolvió la sonrisa y aceptó la flor de loto.

Feng Yan Li amaba esas flores, porque le recordaban a su madre. Ella siempre le regalaba las flores de loto y cuando su Yue gēge (hermano mayor Yue) se dio cuenta que ella las adoraba, decidió plantarlas en su estanque.

En el reino de los mortales meses más tarde...

El emperador Feng Jiang retornó victorioso. Sin embargo, su ánimo de satisfacción y alegría cambiaría en el momento que descubriera que su pequeña Yan Li había sido secuestrada hacía 10 años.

-Padre, por favor cálmese. -Dijo uno de sus hijos. -Hemos buscado por todos los rincones del reino, no hay rastro de ella.

-¿Por qué nadie me avisó antes? -Gritó el emperador.

-Porque estabas lejos, no quisimos preocuparte. -Fingió la reina.

Aunque se ella estuviera alegre por la desaparición de aquella cría, temía las represalias de los cielos en caso que llegaran a reclamar a Feng Yan Li.

Dicho y hecho, unos días más tarde de la llegada del emperador y su búsqueda incansable por la pequeña de sus ojos, los cielos estaban atentos a sus movimientos. Tan inquietos y curiosos estaban allá arriba que un guardia celestial bajó a saber qué era lo que pasaba.

Al enterarse de que uno de las facciones demoníacas había secuestrado a la prometida de uno de los príncipes celestiales, muchos guerreros del bando de arriba y terrestres, decidieron poner fin a los demonios de una vez por todas.

Nadie sabía del aspecto del rey de los demonios del sur, el apodado Song Qi Yue, el sanguinario. Todo el mundo se esperaba que fuera un hombre horrible, viejo y con mal carácter. Pero la realidad era distinta. Es más, ni siquiera las otras facciones conocían el aspecto del rey demoníaco del sur.

Cuando la luz conoce a la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora