Steve y Eddie se encontraban dentro del punto más dulce de su relación hasta que Vecna irrumpió.
Mientras Eddie trata de ocultarse del pueblo que lo culpa por la muerte de Chrissy, Steve intenta contarle un secreto muy pequeñito en medio del cao...
Solo bastó verlo para volver a sentir paz otra vez.
Ahí estaba frente a mí, con una expresión de terror y sorpresa; sucio, despeinado, sus manos y piernas temblaban, y sus ojos estaban rojos porque estaba conteniendo el llanto. Sollocé y corrí hacia él para abrazarlo con fuerza. Con mi mano derecha lo apretaba contra mi cuerpo y con la izquierda acariciaba su cabello. Mi corazón se partió por completo en cuanto lo escuché llorar contra mi cuello, no pude evitar unirme a su llanto, uno: porque estaba feliz de volverlo a ver y saber que estaba vivo, y dos: porque lloraba tan desesperado y con tanto miedo que me dolía verlo así.
—Eddie... —me separé un poco de él para besar su frente, en cuanto nuestras miradas entraron en contacto, él agachó la suya de inmediato—. Dime, ¿qué pasó? ¿Estás bien?
Se separó de mí y se sentó en el suelo, apegando su espalda a la pared. Recogió sus rodillas y las abrazó para comenzar a llorar sin control; su cuerpo se sacudía con cada sollozo y temblaba a causa de la ansiedad. Rápidamente me posicioné a su lado e intenté abrazarlo, sin embargo, él se hizo a un lado de inmediato.
—Eddie, por favor, ven aquí —traté de tomar sus manos temblorosas—. Necesito que me hables, que me digas algo.
—Yo no... hice nada, Steve, te lo juro —me miró con el rostro empapado en lágrimas, su respiración comenzó a agitarse—. ¡No soy un asesino, no fue mi culpa! —sollozó con fuerza.
Sin importarme, me acerqué lo suficiente a él para sentarlo sobre mi regazo y envolverlo en mis brazos, me sentía pésimo al verlo tan mal, porque si fuera por mí, me flagelaría con tal de que él estuviera bien.
—Stevie... no puedo... respirar... —decía mientras sus manos temblaban sin control.
—Tranquilo, tranquilo —le susurré mientras mecía su cuerpo de derecha a izquierda lentamente—. Ya estás a salvo conmigo, ¿sí? Voy a protegerte así sea lo último que haga. ¿Quieres agua? ¿Quieres espacio? ¿Quieres hablarlo?
—N-no... s-solo abrázame —y se apegó más a mí.
—Claro, cielo, pero intenta respirar, por favor —tomé sus manos y él las apretó con fuerza y sin dejar de temblar—. Inhala, exhala, vamos tú puedes, respira conmigo.
Eddie emitía ligeros sonidos de esfuerzo mezclados con sollozos y lamentos mientras respirábamos juntos, cada vez se abrazaba más a mi cuello y buscaba comodidad en mi pecho.
Ni siquiera quiero imaginarme qué vivió como para que estuviera así, pero no pienso dejar que nadie le hiciera daño, ya está lo suficientemente mal como para permitirlo.
Apegué su cabeza a la mía y comencé un sin fin de caricias en su cabello, mientras le tarareaba una de las canciones que tanto nos gustaba escuchar: Love of my life de Queen.
—Todo estará bien, voy a protegerte siempre, ¿sí?
Él asintió frenéticamente como respuesta mientras cerraba sus ojos con fuerza y dejaba escapar unas cuantas lágrimas.
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