Capítulo 25

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-¡William, déjalo! ¡Lo estás matando! -gritaba Steve desde una esquina mirando sangre en el rostro de Eddie, pues temía acercarse y que lo golpeara a él también.

Pero Hargrove nunca lo escuchó, parecía una bestia salvaje que con cada golpe que daba, aumentaba la envidia que le tenía a Eddie porque se quedó con Steve. Porque su relación sí funcionó y la de él no. Porque ellos tendrían un hijo y él no llegó ni a un año con Harrington. Todo eso era una muy mala combinación para el muchacho que vivía con un vacío en su corazón que ni con Steve pudo llenar por sus problemas de ira.

Había perdido la cuenta de cuántos golpes le había dado a Munson, pero el rostro del pobre tenía tanta sangre que podía deducir que sobrepasaban los veinte. Tomó su playera con ambas manos y lo levantó unos centímetros del suelo para acercarlo más a él y mirarlo mal, listo para acabarlo.

-Te dije, Munson. Más inteligente y más fuerte -y justo cuando lo soltó con fuerza contra el suelo, sintió uno de los peores dolores en su cabeza que lo dejó completamente noqueado en el piso.

Eddie apenas pudo verlo con su único ojo abierto, pues el otro se había cerrado por los golpes, Steve permanecía a su lado con una escoba en sus manos, su cuerpo temblaba y su respiración se agitaba al ver el cuerpo inmóvil de Billy.

Rápidamente soltó el utensilio de limpieza y se acercó a Eddie para revisarlo.

-Eddie, Dios mío, ven aquí -lo ayudó a sentarse con dificultad.

-¿Estás bien? -preguntó débilmente y en seguida escupió sangre a un lado.

-El que debería preguntarte eso soy yo -dijo acariciando su rostro-. Dios, mira cómo te dejó, todo es mi culpa.

-Tranquilo -se levantó con dificultad, pero casi se cae en el intento, su cuerpo dolía como el infierno, Steve de inmediato fue a ayudarlo colocando su brazo sobre sus hombros-. Vámonos de este chiquero.

-Espera, esto no se puede quedar así -lo sentó en una silla que estaba cerca y Eddie se quejó del dolor-. Lo siento.

-¿Qué vas a hacer? No te metas en más problemas.

-Merece estar tras las rejas -sonrió levemente y fue al teléfono.

-Tiene razón -susurró el rizado mientras recostaba su cabeza en la pared, pues sentía que todo le daba vueltas.

La policía no tardó en llegar a la morada, afortunadamente Billy seguía desmayado, por lo que fue tarea fácil para los oficiales llevarse al muchacho. Mientras un par de paramédicos atendían a Eddie y lo curaban, Steve permanecía en silencio a un lado, pues se sentía completamente mal por lo que había ocurrido, pues todo era su culpa.

Cuando Munson ya estuvo listo, fue junto a Steve a su auto, este último acomodó muy bien a su novio en el asiento del copiloto y condujo de camino a casa en un completo silencio incómodo, solo se escuchaban los quejidos de Eddie de vez en cuando.

-Entonces no dirás nada -Munson lo miró sin quitar una bolsa de hielos de su rostro, Steve no pudo evitar sentirse avergonzado.

-Gracias por salvarnos, fue muy tonto lo que hice, lo acepto y perdóname.

-Steve, es Billy, acepto que te refugies en Nancy cuando te sientas mal, ¿pero él? ¿Después de todo lo que te hizo?

-Sí, lo sé, fui un idiota muy grande y lo siento -suspiró-. Pero la verdad es que me dijo que habló contigo y le dijiste que no querías saber nada de mí y el bebé.

La expresión de Eddie cambió de inmediato a confusión.

-¿Y en serio le creíste? -levantó las cejas-. ¿Qué más te dijo?

I can't feel you | Steddie M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora