I can't feel you | Steddie M-PREG

Capítulo 21

---------------------------Dos meses después------------------------------- 

Dios mío, debo decir que estos han sido de los meses más duros de mi vida.

Déjenme les hago un resumen:

La primera semana fue la más desesperante, pues estuve siete días sin trabajo, ahorrando todo lo que ganaba de mi negocio ilegal, que al menos servía para comprar las inyecciones de Steve, que de por sí, el pobre ya no podía con ellas, todos los días se ponía de mal humor cuando la doctora se las ponía.

Steve y yo hemos tenido nuestros altos y bajos, sus cambios de humor han estado muy notorios, y mi estrés por la escuela, el bullying, el rechazo de la gente y el no encontrar trabajo, no eran una muy buena combinación. ¡Pero es que Steve era necio, por Dios!

Recuerdo claramente que fue un jueves que llegué de buscar trabajo, estaba cansado y estresado por todo el rechazo de la gente al no darme una oportunidad. Mi estrés aumentó de inmediato en cuanto vi a Steve probándose su uniforme de Family Video, que de por sí ya no le quedaba porque no tenía el mismo cuerpo que de hace seis meses.

—Cielo, todavía no es Halloween.

—Mi gerente me llamó, ¡dice que quiere contratarme de nuevo! ¡Tendré trabajo otra vez!

—Steve, ¿te olvidas del cucaracho? —señalé su vientre—. No puedes hacer mucho esfuerzo y lo sabes.

—Mi trabajo no es pesado, Edd. Además, el dinero no nos vendría mal.

—Cielo, el que debe encargarse de traerles comida a la mesa debo ser yo.

—Pero yo también te quiero ayudar, no es justo que solo tú trabajes.

—No puedes trabajar, Steve, por Dios, tu embarazo es de alto riesgo, ¡tienes que reposar!

—¡No me puedes obligar! ¡No quiero estar postrado en una cama todo el tiempo!

—¡¿Sabes qué?! ¡Haz lo que quieras! ¡A la final, cualquier cosa que te digo nunca es importante como para que me hagas caso! —caminé enojado a la puerta.

—¡¿A dónde vas?!

—¡A donde sea, no quiero estar con alguien que no se preocupa por nuestro hijo!

Luego de esas peleas, venía conmigo llorando para que le perdonara. Y yo lo hacía porque lo amaba, aunque sabía que todo lo que él hacía estaba mal y no lo culpaba, amaba que intentara asumir la responsabilidad también, pero era complicado que él trabajara, no quería que le pasara algo al bebé y luego tener que verlo deprimido y lidiar con la pérdida del bebé; definitivamente era algo que no quería experimentar.

Al final él tomó la decisión de trabajar, al menos porque el vientre aún no le pesaba tanto y podía hacer cualquier cosa.

Tres días después por fin conseguí trabajo de cajero en una dulcería, medio tiempo, pero la paga no era tan justa que digamos, pues me rebajaron el sueldo porque aparentemente soy un criminal que debió quedarse en la cárcel, maldita sea, estaba cansado de toda esa mierda, pero como dicen, trabajo es trabajo y debía aguantar.

Mis compañeros no se llevaban conmigo, es más, ni me miraban, y si lo hacían era para juzgarme o verme con miedo. Y ni se diga los clientes, definitivamente atención al cliente era la manera más horrible de trabajar, te pagaban por recibir críticas y quejas todos los días.

—¿Crees que voy a pagar tanto por una bolsa de galletas? ¿Por qué cobran tan caro?

—Señora, yo solo soy un empleado más en esta despreciable empresa —era lo que siempre les decía—. Yo no pongo los precios.