Capítulo 17

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—Entonces Angela se burló de papá —le contaba Jane a Steve, quien la escuchaba con atención y preocupación—. Y se burló de mí frente a todos sus amigos

—Qué niña tan despreciable. ¿Y luego? ¿Mike o Will llegaron a salvarte?—preguntó acariciando sus manos.

—No, yo me defendí sola.

—Esoooo, ¿qué le dijiste?

—Le estrellé un patín en la cara —se levantó de hombros con una sonrisita mientras Steve abría los ojos muy grandes.

—Guau... eso... no me lo esperaba, pero ¿la chica está bien?

—Eso no importa, se lo merecía. 

Steve solo sonrió mientras negaba con la cabeza y escondía un largo mechón de cabello detrás de la oreja de Jane; la última vez que la vio tenía el cabello por los hombros y ahora lo tenía muy largo; ahí era donde se daba cuenta que el tiempo había pasado en sus niños.

—Eres tremenda, ven aquí —abrió sus brazos y ella se refugió en el muchacho—. Ya nadie te va a molestar, ¿sí? Y si a alguien se le ocurre hacerlo, ven hacia mí y yo mismo haré puré a ese mocoso o mocosa, ¿entendido? Tienes mi apoyo completamente, así que nunca tengas miedo de contarle estas cosas a Hopper, Joyce o a mí.

—Sí, gracias, Steve —le sonrió tiernamente, pues estaba feliz de volverlo a ver, en serio lo había extrañado muchísimo—. Vas a ser un gran padre.

—Es que ya aprendí con ustedes —sonrió melancólico—. Oh... se está moviendo justo ahora, ¿quieres sentirlo?

—Claro —entonces el mayor llevó la mano de la niña a su vientre, quien reía contenta al sentir las pataditas del pequeño o la pequeña Harrington.

—¿Y se mueve bastante? —le preguntó Joyce acercándose con curiosidad y una mirada llena de ternura.

—No mucho, cuando le hablo o lo acaricio por lo general.

—¿Y ya tienes estrías?

—Unas cuantas que me vi hace unos días, no sé cómo hacer para que desaparezcan.

—Yo tengo una crema muy efectiva que usaba cuando estaba embarazada de Will, mañana te la traigo con una sopa riquísima que te va a hacer bien a ti y al bebé.

—No es necesario, Joyce...

—No le niegues un plato de comida a mi mujer, Harrington —la fuerte voz de Hopper resonó en toda la habitación.

—Perdón...

—Oye, sé que estás atravesando por un momento duro, y te entiendo —Joyce comenzó una serie de caricias en el cabello de Steve—. La depresión es una cosa terrible, pero tienes que comer por tu pequeñito o pequeñita, recuerda que depende completamente de ti.

—Es que no puedo, Joyce, te lo juro —agachó la mirada—. Es algo que no puedo controlar.

—Te ayudaré en este proceso, ¿sí? No estás solo, cariño —le sonrió y Steve asintió.

—Ok, literalmente es ilegal lo que están haciendo con Munson —Hopper giró para ver al muchacho—. Por lo menos merecía tener un juicio con un abogado, no pueden culparlo por algo sobrenatural, qué mierda.

—El pueblo lo odia, y la voz de todos fue tan grande que llegó a esos extremos.

—Sí, pero el sheriff aquí soy yo —ajustó su gorra—. Debo volver a la comisaría y poner orden en esa mierda.

—¡Así se habla! —exclamó Joyce abrazándolo—. ¡Demuestra quién es el jefe!

—Regresaré en seguida con noticias —besó a su mujer—. Niños, ¿vienen conmigo?

I can't feel you | Steddie M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora