I can't feel you | Steddie M-PREG

Capítulo 19

Narrador Omnisciente:

—Tengo que contarte algo, ven aquí —tomó su mano y lo llevó afuera, a unas sillas ubicadas al lado de la piscina.

—¿Estás enfermo, mi amor? ¿Tienes un tumor? No me digas que es cáncer —la preocupación no se iba de su rostro—. ¿Por eso no fuiste a verme?

—No, cielo —suspiró temblando y llevó su mano a su vientre—. Siente.

Eddie frunció el ceño al sentir el estómago de Steve redondo, no podía dejar de acariciar su abdomen para descubrir qué tenía. Él no era doctor, pero sabía que eso no era normal y tenía miedo de que fuera algo malo. Separó su mano de golpe en cuanto sintió que algo se movió.

—¿Qué es? No entiendo, ¿tienes bichos?

Entonces el castaño sacó de su suéter la ecografía y se la entregó, Eddie miró con atención, pero no entendía nada.

—Ya dime que no es cáncer por favor, me está matando el miedo.

—No somos los únicos que estamos aquí, Eddie.

—Sí, lo noté, tu guardería nos está mirando allá —señaló la puerta de entrada, donde los niños los miraban emocionados.

—Sí, pero hay alguien aquí entre los dos —volvió a poner su mano en su vientre.

—¿Alguien...? —Eddie se mostró más confundido que de costumbre.

—Vas a ser papá —soltó con una sonrisita tierna en su rostro.

Los ojos de Eddie se abrieron más de lo normal y viajaban del vientre al rostro de Steve una y otra vez. Era obvio, su novio estaba esperando un bebé y él como idiota había pensado que estaba comiendo de más y por eso estaba engordando. Su respiración comenzó a agitarse, tuvo que agarrarse de la silla para no caer, pues comenzó a sentirse mal.

—¿Eddie? —en cuanto Steve pronunció su nombre, Eddie se desmayó.

Rápidamente se levantó de la silla para acercarse a su novio, se arrodilló en el suelo e intentó verificar si no se había hecho daño en la cabeza. 

—Eddie, Eddie, por Dios —comenzó a sacudirlo y dar palmaditas en sus mejillas—. Despierta.

—¡¿Ah?! —abrió los ojos y se incorporó de golpe para mirarlo asustado—. ¿Es verdad? —el miedo que Steve experimentó hace un momento se convirtió de inmediato en emoción.

—¡Sí! 

—¡No! —llevó su mano al vientre de Steve—. ¡¿Y es mío?!

—Obvio, ¿de quién más? —le sonrió.

Eddie solamente rio, se levantó del suelo y cargó con dificultad a su novio, pues ahora estaba más pesado que de costumbre.

—¿No es peligroso esto, ¿verdad? —le preguntó.

—No, claro que no, solo no me dejes caer.

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaah! —comenzó a correr a lo largo del patio con Steve en brazos—. ¡Voy a ser papá! ¡Vamos a ser padres! ¡Mi novio está embarazado! —les gritó a los niños y todos aplaudieron contentos.

—Eddie, ya bájame, me estoy mareando.

—Ay perdón —apenas lo bajó, Steve salió corriendo a vomitar al baño—. Dios, la cagué. ¡Espera Stevieeee!

El muchacho salió del baño con un semblante pésimo luego de haber vomitado el desayuno. Eddie lo encontró en la puerta y lo miró feliz, a continuación tomó sus manos para besar sus labios.