Capítulo 9

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Nancy, Robin, Eddie y yo nos encontrábamos en medio del lago donde el amigo de Jason fue asesinado. Aparentemente había un portal en cada lugar donde murieron las víctimas de Vecna, lo que quería decir que teníamos uno debajo de nosotros.

—Bien —me quité los zapatos y mis calcetines y me puse de pie—. Iré yo.

—Estás loco si dejaremos que vayas —Robin me detuvo tomando mi brazo—. Te puede pasar algo.

—Tranquila, que no se te olvide que fui el campeón de natación en la preparatoria, puedo con esto —me levanté de hombros—. Además, seamos sinceros, ninguno de ustedes podría contener tanto tiempo la respiración como yo.

—¡Steve, sabes bien por qué no puedes hacerlo!

—No me pasará nada, tranquila mujer —entonces me quité mi suéter, con suerte mi estómago no se veía muy abultado, así Eddie no notaría mi embarazo.

Y ahora que lo observé con detenimiento, me di cuenta que mi abdomen marcado había desaparecido, ahora se veía normal, como una diminuta lonjita que próximamente seguiría creciendo hasta llegar del tamaño de una sandía. 

Con que a eso conllevaba dar vida, perder todo mi trabajo en el gimnasio por un pequeño nugget... sí, creo que valía la pena.

—¡No hay remedio contigo, en serio! —exclamó Nancy muy enojada, mientras yo volvía a la realidad.

—Ey, Steve —Eddie me alcanzó una linterna envuelta en una funda de plástico—. Cuídate mucho, por favor.

—Gracias —apenas pude sonreírle, pues la incomodidad que sentía podía más que cualquier cosa.

Me lancé al agua y nadé hasta las profundidades, con suerte, mi capacidad pulmonar era de las mejores, así que no me preocupaba por la falta de aire. Fruncí el rostro al ver una luz resplandeciente de color rojo, me acerqué lo suficiente y la teoría de Dustin fue comprobada, había un portal justo en el fondo del lago. Rápidamente regresé por si alguno de esos monstruos asquerosos del otro lado me hacía daño, estaba tomando un riesgo, pero tampoco sería tan idiota como para seguir ahí. Saqué mi cabeza del agua y en seguida mis amigos se asomaron para mirarme.

—Sí hay un portal —dije intentando recuperar el aire—. Ahora debem... —guardé silencio al sentir que algo tiró de mi pie.

—¿Steve? —la voz de Eddie me distrajo.

Justo antes de poder decir algo, esa cosa tiró con fuerza de mí y me llevó a lo profundo del lago, específicamente al portal. Por más que intenté soltarme, me fue imposible, lo que sea que me atrapó era el triple de fuerte que yo.

Logré salir a la superficie, de inmediato me incorporé y observé a mi alrededor aterrado, estaba... otra vez en esta pesadilla... el Upside Down.

Los chillidos de un montón de animales me distrajeron, giré mi cabeza y vi un montón de murciélagos volar hacia mí. Intenté correr y esconderme, pero ellos fueron más rápidos y lograron tumbarme al suelo para comenzar a morderme. Los golpeaba, pateaba o intentaba ahuyentar, pero nada de eso funcionó, era una pérdida de tiempo cuando ellos eran veinte y yo solo era uno. Gritaba de dolor, pues los desgraciados por poco y me comían vivo.

Uno de ellos enredó su larga cola en mi cuello y comenzó a asfixiarme, el miedo se apoderó de mi cuerpo al darme cuenta de que nuevamente estaba poniendo en peligro al bebé, pero que este en serio sería nuestro fin. Solo dejé caer algunas lágrimas y esperé mi muerte, porque casi no podía hacer nada con mi escasa fuerza.

De pronto, el murciélago que me ahorcaba, se alejó por completo de mí, giré mi cabeza y vi a Nancy, Robin y Eddie atacando a todas esas bestias, hasta que no quedó ninguna sobre mí. Eddie tomó mi mano para levantarme y me entregó un arma improvisada, nuestras espaldas chocaron y ambos nos pusimos en guardia para pelear, lo mismo hicieron Nancy y Robin. Solo quedaba un grupo de diez murciélagos hambrientos por asesinar, así que los cuatro no hicimos más que atacar a esos desagradables animales hasta que no quedó ni uno con rastro de vida.

I can't feel you | Steddie M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora