Capítulo 13

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Eddie:

—Ey, rarito, se va a enfriar tu comida.

Levanté la mirada al escuchar la voz de alguien, a mi lado estaba un chico que aparentaba tener unos veinte y cinco años, su barba estaba algo crecida y descuidada, contrario a su cabello negro que era corto.

—¿Mmm?

El muchacho se sentó en la silla que estaba frente a mí y me miró atento.

—Oye, vete, te van a ver.

—Es que no comes, si no quieres... 

—No tengo hambre, cómetelo —dije extendiéndole el plato con la comida asquerosa.

—¿Tú eres el responsable de lo que estuvo pasando en Haw...? —guardó silencio en cuanto lo asesiné con mi mirada llena de enojo—. Ok, no diré nada.

—Son estupideces, amigo. Ni siquiera me creerías nada si te lo contara. Pero en resumidas cuentas me culparon por algo que no hice.

—¿Apoco sabes quién es el verdadero asesino?

—Sí...

—¿Y quién es?

—Ni siquiera sé tu nombre y quieres que te cuente sobre el asesino.

—Pedro Leonardo López de la Cruz —recitó extendiendo su mano hacia mí—. Mexicano, veinte y cinco años, arrestado por indocumentación. Pero llámame Leo por favor.

—¿Ok? —levanté una ceja—. Ya me conoces, soy Eddie "el asesino" Munson. Y bueno... supongo que puedo confiar en ti.

***

—Oye, Eddie, pst... ¡pst! —giré mi cabeza, Leo me miraba atento—. Ven.

—No puedo —le susurré enseñándole mi pierna encadenada a mi mesa.

Literalmente mi trato aquí en la cárcel era completamente diferente al de los otros reos, comenzando por el calabozo más oscuro y mugriento en el que me tenían, estaba solo en mi celda, no me permitían compartir habitación con nadie. Al momento de salir a comer me esposaban y me sentaban en la mesa más alejada del comedor, esposado a la misma para que "el criminal no escapara". De igual forma era si teníamos alguna actividad, siempre alejado de todos y esposado, pues tenían miedo de que mate a alguien con "mis poderes de brujo".

Leo caminó con sigilo a mi mesa y se sentó frente a mí nuevamente con la billetera que estaba a punto de terminar.

—Leo, en serio vas a hacer que te castiguen, no puedes estar conmigo y lo sabes.

—Sí, sí, pero me caes bien y tienes un excelente gusto musical —sonreí apenas—. Aparte me dejaste con ganas de chismesito.

—¿Sobre?

—Steve —mi corazón se ablandó de inmediato—. El niñero del que me hablaste. ¿Cómo lo conociste?

Solté un suspiro y miré hacia otro lado para contener mis lágrimas, intentaba no pensar en Steve para que no me doliera que no estuviera a mi lado, pero Leo tenía que cagarla.

—Oh... lo siento, no quise ponerte así, me voy a mi mesa mejor.

—No, no —lo detuve antes de que se fuera—. Siéntate, será una historia larga.

Era agosto del 85, un martes para ser exactos, no me preguntes qué día cayó, porque ni siquiera lo recuerdo. Ese día tenía presentación con mi banda, así que fui al bar donde trabajaba, luego de jugar algunas partidas de D&D como de costumbre.
Todo iba perfecto, era tan feliz haciendo covers, tocando mi guitarra y cantando para mi público que en ese entones eran grupos de cuatro borrachos, pero me gustaba a pesar de eso, porque era lo que me hacía feliz y a lo que quería dedicarme toda la vida. Recuerdo que cantaba Paranoid de Black Sabath cuando él entró al lugar con su amiga Robin. Steve Harrington, el bully y completo idiota de la preparatoria.

I can't feel you | Steddie M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora