Capítulo 4

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De inmediato, todo se volvió oscuro a mi alrededor, el miedo se apoderó de mi cuerpo, lo que me llevó a soltar mi plato de comida. Un sonido estruendoso se apoderó del lugar además de esas campanadas que sentía que en cualquier momento me volverían loco.

—Edward Munson —una voz sumamente gruesa me hizo temblar y retroceder con lentitud. Una criatura horrenda se posó en la puerta y me miró fijamente.

Era la cosa más espantosa que alguna vez pude ver. Su cuerpo estaba lleno de venas babosas y sucias, no tenía cabello ni naríz y sus ojos mostraban maldad pura. Era enorme y horroroso, podía apostar que medía unos dos metros.

Caminaba lentamente hacia mí, haciendo que retrocediera hasta la pared más cercana y mi respiración se agitara cada vez más gracias al miedo.

—Ya llegará tu hora, Edward.

—¿Q-qué q-quieres? ¡N-no te me acerq-ques!

—Ya nos volveremos a ver —se acercó lo suficiente como para que mi cuerpo chocara con una pared—. Cuida mucho al retoño, espero puedas —con su mano asquerosa, acarició mi mejilla, y yo cerré los ojos con fuerza, provocando que una lágrima se escapara de mis ojos.

—¡Eddie, por favor despierta!

Luego de soltar un alarido, mis ojos se abrieron de golpe y de repente todo volvió a la normalidad, mi respiración continuaba agitada, incluso el pecho me llegó a doler por el esfuerzo que hacía. Miré desorientado a mi alrededor y solo pude divisar las figuras borrosas de Dustin y Robin. Sentí unas manos acariciar mi rostro y de inmediato la paz llegó a mí, giré mi cabeza y vi a Steve mirarme preocupado, me sostenía con firmeza como si estuviese a punto de desmoronarme, y de verdad agradecía estar en sus brazos, pues no había lugar en el que me sentía más seguro que ahí. Rápidamente me incorporé para abrazarlo con fuerza y buscar consuelo en su pecho, entonces lloré despacio mientras intentaba regularizar mi respiración, pues todavía sentía miedo, no sabía lo que era esa cosa, pero era real, jamás fue un sueño y la verdad, aunque siempre digo que quiero morirme, temí morir en sus garras.

—Dios, estás bien —Steve enterró su mano en mi cabello y acarició mi cabeza—. Creí que te iba a perder.

—Yo creí que iba a morir y te perdería a ti —dije mirándolo a los ojos.

—¿Qué pasó?

—Yo... no lo sé... estaba en la cocina y de repente todo oscureció y apareció esa cosa tan horrible. Me dijo que ya llegará mi hora y luego me liberó y regresé.

—¿Y si es esa cosa que está asesinando personas? —interrogó Nancy.

—No, no, no, no. De ninguna manera lo pensemos —Steve me abrazó más fuerte contra su cuerpo—. Eddie no morirá, no lo permitiré.

—Eddie —todos miramos a Nancy—. Hablé con tu tío esta mañana.

—¿Cómo está él? ¿Le dijiste que estoy vivo y que no se preocupara?

—Sí, le dije que estás con Steve y se tranquilizó —ambos sonreímos ligeramente, amaba la confianza que le tenía Wayne—. Pero me habló de un hombre llamado Victor Creel, mató a toda su familia años atrás, de la misma forma que mataron a Chrissy y a Fred.

—¿Y si Victor es ese monstruo que vio Eddie? —interrogó mi novio.

—Debemos averiguarlo, por lo pronto debemos cuidar muy bien de Eddie para que no le ocurra nada.

—Veremos la forma de que no pase, pero por lo pronto creo que todos ya deberíamos descansar —mencionó Robin y todos estuvieron de acuerdo.

—No me dejes solo —pronuncié en cuanto el resto comenzó a tomar sus cosas para irse—. Quédate conmigo, por favor, tengo mucho miedo —me escondí en su cuello y él me devolvió el abrazo.

I can't feel you | Steddie M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora