𓂀 ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚𝟙 𓂀

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Y ahí estaba, permanecía en ese estado de inconsciencia donde solamente los pensamientos y sueños prevalecían, su mejor amigo estaba preocupado, llevaba horas así, ¿cuando planeaba despertar?

No se había separado para nada de él, ansiaba verlo despierto. Entendía a la perfección el por qué de su reacción.

Sus orejas se movieron ante el sonido de la puerta abriéndose con brusquedad, y ahí se topo a ambos hermanos. El azabache se acercó con rapidez a la cama en la que se encontraba postrado el cobalto, la preocupación era muy notable en su rostro.

Eso hizo sospechar a Silver.

—Silver.

Al escuchar su nombre salir de la boca del azabache grisáceo se levantó, sabiendo que era una señal de que debía dejar a Shadow con Sonic, antes de salir de la habitación se dio cuenta que el azabache recostó parte de su cuerpo junto al lado del cobalto.

Una sonrisa se formó en su interior y salió detrás del azabache grisáceo.

Al dejar a ambos erizos en aquella habitación, salió con Mephiles al jardín donde antes habían estado con la madre de ambos azabaches, se sentó en el pasto y a su lado, se sentó el azabache grisáceo.

Estuvieron varios minutos en silencio, admirando el paisaje que se encontraba frente a ellos, viendo a varios dragones volar de un lado a otro. Silver sentía tanta paz, sentía aquella paz que en su hogar no podía sentir.

Parecía como si estuviera en casa.

Casa... Hace mucho que no se sentía así.

El cambio de ánimo fue notado por el otro, quien no dudo en preguntar puesto que le interesaba el albino.

—¿Sucede algo?

El albino ante esa pregunta salió de sus pensamientos, volteando a ver a Mephiles algo curioso de que le hiciera aquella pregunta, Silver creía que podía confiar en él, ¿quién más le quedaba? Su mejor amigo seguía inconsciente, y fuera de Sonic no tenía ningún amigo más.

Eso era difícil de creer.

—Bueno, ¿qué le dices a alguien que estando en un lugar completamente desconocido y extraño, por así decirlo, se siente como en casa? —preguntó con ambas orejas abajo, esperando la respuesta del azabache grisáceo.

Mephiles no podía creer que el albino le hiciera esa pregunta, un lugar extraño y desconocido era como su casa, ¿por qué le hacía esa pregunta, tan mal estaban las cosas para que pensara eso?

—Tal vez y, éste lugar te da la tranquilidad que tu hogar no es capaz de darte —respondió seguro, puesto que así lo veía él.

Al escuchar esa respuesta las pupilas de Silver se hicieron pequeñas, aquellas palabras eran tan reales.

—Tal vez y es así.

—¿Por qué lo preguntas?

El albino volteó a ver al azabache grisáceo, confiaba ciegamente en él, algo en el azabache le transmitía confianza, esa confianza que difícilmente los demás podían ganar.

—Realmente es así.

—Y puedo saber, ¿por qué es así?

Silver lo volteo a ver, para después voltear al cielo, sonrió al ver a dos dragones, uno completamente negro y otro completamente blanco, ambos bailaban en el cielo, se divertían; estaban felices.

Se sentía tanta paz, tanta felicidad, aquellas de las que carecía en su propio hogar.

—Digamos que, en mi hogar, no lo siento como uno sinceramente. Desde niño siempre he estado al cuidado de niñeras, rara vez mis padres estaban conmigo, siempre llenaban ese vacío con regalos materiales, mi madre jamás me cocino mi postre favorito, y mi padre jamás levantó un juguete para jugar conmigo. Ninguno asistió a un festival de la escuela para ir a verme, ninguno me llevó a la escuela, parecía como si, no me quisieran —cerró sus ojos mientras recordaba todas esas veces en las que iba con su madre para abrazarla y siempre lo apartaba, le decía que no estuviera estorbando porque estaba ocupada con su trabajo, cuando iba con su padre para que jugarán a la pelota y simplemente lo ignoraba.

Pero eso sí, juguetes y aparatos electrónicos de última generación siempre estaban en su habitación.

Mephiles lo observaba consternado, Silver sufría en silencio, pero no lo demostraba, del poco tiempo que lo conocía siempre traía una sonrisa en sus labios. Como si nada estuviera mal.

—No miento, creo que si llegará a desaparecer, ellos no se darían cuenta ni les importaría.

El azabache grisáceo desvió su mirada, no sabía que decir, pero si sabía cómo actuar. Con mucho cuidado rodeo el cuerpo albino en un abrazo, quedando en su pecho peludo. Silver al sentir el abrazo se sorprendió, más no se quejo, en cambio a eso correspondió necesitado, se acurrucó en aquella pelusa y dejó salir uno que otro sollozo.

Realmente le dolía que sus padres no se dieran cuenta de su existencia.

Y Mephiles, de alguna forma, lograba llenar ese vacío con solo su presencia, y tal vez era algo rápido, pero así lo sentía.

Secreto ||Shadonic||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora