—Bueno, ¿me invitarás a pasar o tengo que esperar aquí fuera? —preguntó aquel toro en espera de una respuesta, ya que el erizo se había quedado callado al verlo.
—Disculpe pero, ¿quién es usted? —respondió dudoso.
Ante aquella pregunta el toro se mostró confundido, puesto que era conocido en todo el pueblo, y parte del mundo. Por lo que se extrañó, trató de ver más a fondo de la casa y el erizo al ver sus intenciones salió con él y cerró la puerta.
Teros bufó y sacó una libreta junto a una pluma, la abrió a la mitad pasando página por página hasta llegar a una en específico.
—Te haré unas preguntas, las cuales espero que me respondas con sinceridad.
—¿Qué le hace suponer que quiero responderlas? Además, no me ha dicho quien es usted —se cruzó de brazos, reusandose a responder las preguntas que le fuera a hacer.
—Soy parte del gobierno, así que lo menos que puedes hacer, es obedecer, si es que no quieres problemas, o tu madre sufrirá las consecuencias por no querer apoyar al gobierno —dijo lo último con una seguridad tenebrosa.
Sonic abrió sus ojos y sus pupilas se hicieron pequeñas, mostrando el nerviosismo ante aquellas palabras. Apretó sus puños y abrió la puerta.
—Que sea rápido, me voy a mantener ocupado —lo dejó pasar.
Teros sonrió victorioso y entró en la morada del erizo cobalto.
◽◾◽
Apretó su cabeza con molestia, ese toro había vuelto, y ahora estaba con Sonic. Tenía que hacer algo antes de que ese toro lo hiciera.
Se maldijo y salió del cobertizo transformado, se acercó al hogar del cobalto, manejando puntos ciegos para que los que se encontraban en el interior no lo vieran.
Agradecía que la casa de Sonic estuviera algo alejada del pueblo principal.
—Muy bien joven-
—Sonic.
—Sonic, bien, serán unas preguntas muy sencillas.
El dragón se quedó observando en un ángulo donde no lo vieran pero que fuera lo suficiente como para poder ver el interior y a ambos mobians. Agudizó su oído para escuchar mejor.
—Este es un libro interesante —tenía el libro de su padre en sus manos, aquello no le agradaba para nada.
—Me haría un favor si lo dejara en su lugar, era de mi padre —dijo con simplicidad.
—Claro, muy bien Sonic, ¿has visto algo extraño en los últimos días?
—Nada señor, lo único extrañó que he visto, es la nota del periódico donde avisan sobre una nueva mercancía en la tienda de zapatos donde aseguran que si compras un par te darán otro completamente gratis, lo cual es una vil mentira.
Aquella respuesta no era para nada la que esperaba, hizo un ademán de que había escrito lo que el otro había respondido.
—¿Y qué me dices del bosque Sonic, algo extraño en él?
—No soy fan de introducirme en él, así que no sabría decirle.
Teros levantó una de sus cejas y volteó a ver una de las ventanas, donde casualmente se encontraba el dragón observandolos y logró ver una pequeña mancha negra.
—¿Y eso?
—Probablemente un ave o un gato, suelen pasarme mucho por mi casa, y más a estas horas que es cuando suelo alimentarlos —habló tranquilo, pero por dentro se estaba muriendo de nervios.
—Entiendo Sonic.
Ambos se quedaron en silencio hasta que el toro lo acorraló con rapidez en la pared, sacando de sus cabales al cobalto, el cual al ver eso trató de zafarse del agarre pero el toro lo tenía bien presionado contra la pared.
El dragón al ver eso solamente gruñó, quiso entrar a protegerlo pero sabía que eso los metería en problemas. Sentía impotencia de solamente ver y no poder hacer nada para ayudar a su erizo.
—Escucha muy bien Sonic —sujetó su rostro con una de sus manos, apretandolo y causándole un ligero dolor al cobalto — más te vale que cooperes y dejes de jugar, sé muy bien lo que escondes.
Sonic abrió sus ojos y comenzó a sentirse nervioso.
—No puedo comprobar que tú tienes que ver en todo esto, pero sé que ocultas al dragón, más te vale que me digas donde está si no quieres que tu madre corra con las consecuencias —sentenció seriamente mientras apretaba con más fuerza sus mejillas.
—N-No sé de qué habla —habló con dificultad — el único dragón que he visto fue en el periódico, sus restos —trató de mentir para proteger al dragón que se había vuelto su amigo.
—Sé que estas mintiendo, pero descuida, te daré unos cuantos días para que lo pienses, y si no dices nada del dragón, sufrirás —lo soltó y se retiró de la morada del cobalto.
Y ante esa advertencia, el cobalto comenzó a transpirar asustado y nervioso.
La situación se le estaba yendo de las manos.
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Secreto ||Shadonic||
Fiksi PenggemarEn una isla alejada de toda civilización, existía un pueblo donde se tiene la sospecha de que aún abundan criaturas mitológicas. Un erizo adolescente se encontrará con una de ellas sabiendo que son deseadas para matar, pero eso cambiara cuando desc...