20. Las mentiras del consorte.

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La noticia de que el rey del Norte murió se corrió como pólvora. Nadie esperó que ese hombre tan fuerte siguiera los pasos de su esposa años después. Johann no lloró, tampoco lo hizo el día de su cumpleaños porque ese mismo día fue la muerte de su madre. Únicamente pidió estar solo, sin que nadie lo molestara durante el día o que le mencionara algo al respecto.

Varick respetó lo que dijo su consorte, no discutió con él y lo dejó ser todo lo que deseara durante ese día. Porque debían de partir hacia el norte para que él se hiciera cargo de dejar a alguien en el mandato, si no deseaba tenerlo él.

— Debemos irnos —Johann asintió, colocándose de pie—. ¿Estás seguro de que deseas ir?

— Por supuesto —no lo miró—. Después de todo soy el rey del Norte ahora.

— Si no deseas ese cargo, puedo ordenar que Simón se haga cargo del Norte mientras tú estés dispuesto.

— No quiero saber nada del norte —afirmó, tallando sus ojos—. Lo único que deseo de ese lugar son las cosas que mi madre hizo antes de morir.

— Haré todo lo que me digas, le pediré a Simón que nos acompañe, de esa manera cuando estés listo podrás firmar el decreto.

— Gracias por estar conmigo en un momento como este, no sé qué haría sin ti.

— No es nada, sabes que te quiero mucho, amor —secó sus mejillas—. Solamente deseo que seas feliz tal y como te mereces.

— Muchas gracias por todo —lo abrazó—. Si tú nunca hubieses llegado a mi vida, no sé qué haría sin ti.

— También fuiste una bendición para mí —besó su frente—. Vamos, el camino es muy largo hacia el norte y no iremos solos.

— ¿Quién más va con nosotros?

— Algunos sirvientes, también Simón, ahora que será un rey en ese país...

— De seguro tendrá muchos problemas con el concejo y con los aldeanos, pero supongo que podría ser bueno para él poner todo en orden en ese lugar.

— Lo sé, por esa razón he decidido que sea tu primera opción —le puso la corona, antes de salir de la habitación—. Me hubiese gustado que tu padre se muriera y no tu madre.

— Todos deseamos eso —se apoyó en su cuerpo—. Nunca imaginé que este día llegaría en algún momento. Que yo terminaría siendo el rey del Norte después de la muerte de mi padre.

— Todo tiene un fin y un principio —suspiró—. Ya nos están esperando.

Todo corría rápido, el camino fue calmado. Varick no le hizo ningún tipo de preguntas acerca de lo que ocurrió con su padre en el pasado, tampoco podía decirle todo lo que sucedió en el pasado.

En su mente llegó la idea de que el alfa estaba suponiendo que su padre abusó de él después de la muerte de su madre, pero era falso. Lo único que pedía el rey del Norte por las noches, era dormir con él porque era el vivo retrato de su madre fallecida.

Eran unos tiempos en los cuales la tecnología no era avanzada, que todos podían morir hasta por un simple golpe en el dedo meñique sin darse cuenta.

Las personas del norte estaban preparadas para recibir a los reyes, duques y demás personas de alto rango que iban a saber sobre la muerte del rey y a tomar el trono, pero no contaban con que el rey tenía a un hijo que no dejaría que nadie tomara lo que le pertenecía por derecho. Las pocas personas que conocían a Johann se pusieron de rodillas, llamando la atención de los presentes porque no tenían idea de quién era.

La conquista del Rey (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora