1. Encuentro inesperado

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El gran salón estaba lleno de personas, todos estaban en el gran castillo de Ferdinand Fischer. Celebrando como cada año la celebración de un nuevo año.

Todos estaban allí... Incluso el Reino opuesto, el Reino de los Meyer's.

—Esta fiesta es un fraude, no sé por qué vine. Sabiendo que desde hace muchos años los Fischer han querido matarnos sin razón alguna —suspiró morocho, junto a su amigo.

—Tienes que pensar en positivo, sabes bien que estas fiestas solamente se hacen una vez al año y Ferdinand es muy difícil de entender —dijo Derek y se encogió de hombros.

—En eso tienes razón, aunque te tengo que decir que me tomó por sorpresa su invitación, cuando me llegó esa carta hace ocho días casi me da un infarto.

— Eres increíble, sabes, el viejo te lleva sobre sus hombros hasta que no acabe con la existencia de los Meyer's no dejará de atacarlos —Derek sonrió de lado—. Ahí viene Ferdinand — dijo Derek, señalando hacia la derecha del morocho.

Este solo rodó los ojos de manera que Ferdinand lo notoria.

— Me alegro de que hayas venido, Varick —sonrió, arrogante como siempre.

— La verdad es que no quería venir, solamente lo hice porque Derek me convenció de hacerlo y nada más —se encogió de hombros.

— Es muy sabio de tu parte aceptar la invitación que te hice. Pensé que te negarías al igual que las otras veces —el alfa mayor tenía otra vez esa sonrisa.

— Créeme que estaba a punto de hacerlo, pero como tengo buenos modales y decidí venir para saber que querías de mí —se colocó derecho para mirarlo a los ojos.

— Ya sabes, lo quiero. Quiero que te rindas de una vez por todas, así me harías las cosas más fáciles y tu derrota no sería tan humillante —lo miró serio.

— Otra vez con lo mismo —Varick rio sarcástico—. Ya te lo he dicho miles de veces, no me voy a rendir solamente porque a ti te sale del alma que lo haga. Si mi padre no lo hizo menos lo haré yo ahora que soy el rey de mi reino y de mi gente —dijo orgulloso de haber dicho eso.

— Eres igual que el inservible que tu padre, por eso yo mismo decidí matarlo hace años por no hacer lo que le dije por las buenas —Varick lo miró furioso.

— Él murió por defender a su gente de personas como tú, créeme que yo también lo haré si es necesario. Lo haría una y mil veces por mi gente —dijo con sinceridad.

— Eso te llevará a la tumba, muchacho, créeme, es mejor que hagamos las cosas por las buenas o todo se irá la mierda.

— Pues se puede ir a la tumba de los dioses, no voy a ceder a usted solo por el simple hecho de que le dé la gana —se cruzó de brazos.

— Por lo que veo no te podré convencer de lo contrario —el rey del norte sonrió, burlón.

— Sabe que mi respuesta siempre será un y punto.

— Todos tienen un precio, tú debes de tenerlo. Así que dímelo y terminamos con esto.

— Ya le dije que no me voy a rendir, mi padre murió luchando por su gente y yo lo haría una y mil veces —sonrió sin dientes.

— Te doy mujeres, oro, plata, diamantes, castillos y riquezas inimaginables —el rey del norte intentó hacerlo cambiar de opinión.

— Ya le dije que no y es mi última palabra —dijo decidido.

— Ya lo veremos, rey Meyer. Algún día ese reino será mío y yo mismo me encargaré de desaparecer a los de su especie para siempre —se dio la vuelta dejando a Varick con el corazón en la boca.

La conquista del Rey (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora