— Esta es un retrato de mi madre —entraron a la antigua habitación del rey—. Ella misma se autorretrató, por lo que mi padre adoró por siempre ese cuadro.
— Es idéntica a ti —pasó su pulgar por los extremos del cuadro—. Aquí tiene nombre de mujer, es el nombre que el hijo de puta de mi padre le puso porque se llamaba igual a mí —paseó por la habitación—. Los antiguos sirvientes me contaron que el día que mi madre murió, murieron alrededor de cien esclavos, aldeanos y guardias por culpa de una mala práctica.
— ¿Cómo saben que fue una mala práctica? —siguió mirando la habitación—. ¿No se supone que el rey debía de tener todo a su disposición?
— Que no se te olvide en la época y año en la que estamos, tampoco sabemos qué sucederá en unos años o tal vez miles —abrió el cofre—. Este era su cuaderno, en donde anotaba su día a día estando con mi padre.
— ¿Quieres leerlo? —negó con la cabeza—. ¿Por qué no deseas leerlo?
— Porque no sé si me gustará descubrir por todo lo que pasó estando encerrada en estas paredes.
— Lo leeré por ti.
Estaba otra vez sentado en la misma ventana, mirando como mi vida pasaba en un abrir y cerrar de ojos. En estos meses, solamente he salido un par de veces y me he sentido feliz, incluso cuando sé que el rey no dejará que nada malo me pase.
Cuando estuvimos juntos la primera vez, no creí que volviera a tocar su cama nuevamente, que estaría en sus brazos. Esto no se parecía a nada de lo que antes había experimentado.
Poco a poco fue cambiando su manera de ser, el pueblo había florecido y yo ya contaba con la fuerza y voluntad de pedir cosas, siempre y cuando no saliera de la habitación. Me dejó pintar, escribir y hacer manualidades en mis tiempos libres, ya podía estar tranquilo y sin ninguna preocupación.
Una noche, en la fiesta de nuestro primer aniversario, surgió algo que no estaba previsto. Tuve náuseas durante el día que no me presté atención, porque el doctor me dijo que no era sobre un embarazo, sino de algo más serio. Me estaba muriendo lentamente... no podía decirle a mi esposo lo que ocurría conmigo y apagar su luz.
Dejé que todo sugiera normal hasta que descubrí meses más tarde que estaba esperando a nuestro primer hijo, al fruto de nuestro amor. No tenía idea de cómo llevaría el embarazo o que cosas podrían suceder, solo sé que ahora tenía algo bueno por lo que luchar.
Los regalos no tardaron en llegar, por lo que tuve la oportunidad de salir de la habitación el mismo día de nuestro anuncio. El rey estaba feliz, su sonrisa no tenía precio y yo no podía decirle que me estaba yendo de sus brazos poco a poco porque eso no mataría y acabaría con lo poco que teníamos construido.
Tuve a mi hijo en mis brazos, sin importar que estuviera muriéndome, no me importó morir en ese lugar, tampoco que podría dejar ese mundo en ese momento porque ya no tenía fuerzas. Le pedí al doctor que me matara, y que no le dijera nada a mi rey, porque no deseaba verlo llorar.
— Hasta aquí llega todo, Johann —Varick cerró el diario—. Hay más cosas, pero parecen escritas por tu padre.
— Nada que venga de ese sujeto me interesa —se limpió la nariz—. No sabes lo mucho que deseé que mi madre en verdad estuviera con vida, que todo fuera un sueño, pero es mentira, ella ya se marchó dejándome aquí con ese monstruo.
— Estás conmigo, y eso es lo que cuenta —lo abrazó—. Solamente debes de ser fuerte y seguir adelante. Verás que todo se va a solucionar.
— Eso espero, porque nuestro hijo necesita estar vivo para que esté con nosotros.
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La conquista del Rey (Gay)
LobisomemLos omegas hombres son criaturas que si las tocas estás muerto, que si los ves, estás muerto y que si respiras el mismo aire que ellos... estás muerto. Los omegas hombres se han extinguido desde hace cientos años o eso era lo que pensaba el rey del...